sábado, 9 de diciembre de 2017

País al garete.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Resultado de imagen para eleccionesEstamos en víspera de elegir 335 alcaldes en Venezuela, un hecho político de mucha importancia porque es el funcionario más cercano a la gente, ya que al dirigir el gobierno municipal tiene competencia en ordenación territorial y urbanística, vialidad urbana, protección del ambiente, atención primaria de salud y salubridad, servicios públicos de agua, electricidad y seguridad a través de la policía municipal. No oí que los candidatos desarrollaran ofertas sobre justicia de paz, que deberían coordinar con las autoridades nacionales del Poder Judicial para prevenir y solucionar conflictos vecinales pequeños en apariencia, pero que para quien los sufre, son de extrema importancia. Tienen los municipios potestad tributaria lo que les permite ingresos propios que debidamente gerenciados, pudieran resolver muchos problemas locales.
             Nuestra obligación personal y por el país, es votar, pero realmente la campaña electoral ha sido un hecho triste, sin transcendencia, no generó ningún tipo de emociones porque los ciudadanos sentimos  que no podrán los alcaldes con toda y su buena intención, ni los Concejos Municipales resolver nuestras angustias, ni tan siquiera las que la Constitución Nacional y la Ley Orgánica del Poder Público Municipal les permite abordar, menos aún las graves que nos afectan la vida, producidas por la hiperinflación, desabastecimiento, presencia de enfermedades endémicas, delincuencia, crisis hospitalaria etc. Estamos en un país presidencialista y además contra la letra de los dispositivos legales, centralizado. A ello se une por supuesto, que la oposición está en desbandada, desplegada, después de los hechos que dieron origen a la apatía opositora el pasado mes de octubre y que sirvió de base para que el PSUV se hiciera de casi todas las gobernaciones del país, lo que nos afectó moralmente en colectivo. Un tercer factor fundido monolíticamente a los anteriores, quizás el determinante, es que el venezolano  ha perdido la fe en su dirigencia, no siente que los líderes políticos hayan interpretado sus requerimientos más inmediatos y se han dedicado a un diálogo estéril con  el gobierno, imposible de producir un resultado útil porque cual Torre de Babel, hablan idiomas diferentes y andan por caminos distintos. Los primeros quieren elecciones limpias y por ende cambios en el Poder Electoral, libertad de los presos políticos y que se permita la ayuda humanitaria, todas peticiones justas pero fueron rechazadas ab initio por el interlocutor, para quien no existen “privados de libertad” que califiquen como políticos y las necesidades perentorias de alimentos y medicinas están “resueltas con el carnet de la patria”. En cuanto al primer petitorio, según el diario El Impulso de Barquisimeto, edición del martes 05 de diciembre del 2017, el principal vocero oficialista y ministro de Información, el Dr. Jorge Rodríguez tiene el tupé de amenazar con "no ir a nuevas elecciones hasta que se suspendan las sanciones” que a petición de los dirigentes de la oposición venezolana supuestamente, han decretado Estados Unidos y España, entre otros. Nada se concretó a principios de mes en República Dominicana y se aprobó un primer diferimiento al 15 de diciembre donde, seguramente, sólo se acordarán las partes en una nueva prórroga que no puede ser por 15 días porque coincide con las festividades de fin de año. El mecanismo del diálogo en general es un medio básico para resolver litigios, pero éste en concreto, se ha tornado en inútil porque cualquier acuerdo requiere entendimiento en el diagnóstico, ejemplo, “el país tiene necesidad de alimentos y medicinas”, ese hecho necesita que sea  mutuamente aceptado como problema para que de pie a la búsqueda de salidas honorables a través de los mecanismos que cada uno exponga. Las vías de solución al conflicto es lo que puede someterse a la autocomposición por las partes. Pero si el problema existe para la oposición pero no para el gobierno, cómo se puede dialogar? También es fundamental que la decisión sea facultad legal de las partes. No podrían los representantes de la oposición pronunciarse sobre la legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, eso es materia de una consulta plebiscitaria especial.
           Esta realidad,  una crisis que se desborda y unas soluciones que se alargan mientras los actores principales se debaten en temas políticos más que de fondo, es lo que nos obliga a buscar un programa monolítico, bien diseñado y explicado al país que debe ser ejecutado por un dirigente con formación apropiada y sobre todo, que sea capaz de gerenciar un grupo de técnicos, de expertos en cada una de las materias comprometidas. Pienso  que ese líder debe ser escogido por un grupo creado a sugerencia de los sectores nacionales de mayor significación y de simples ciudadanos agrupados. Entre ellos mismos, asistidos por expertos en mediación debe surgir un candidato por aclamación. Igualmente me adelanté en plantear que el Dr. Eduardo Fernández, forme parte integrante del mismo porque ya ha expuesto en diferentes escenarios académicos y en los medios de comunicación social escritos y radio eléctricos, sobre lo que llama la penta crisis que nos acogota: política, moral, económica, social y cultural. Desde hace mucho tiempo ha venido llamando la atención y escribiendo sobre la necesidad de: 1. Entender que la corrupción es un asunto que nos afecta a todos y que todos debemos unirnos para combatirla como materia de consenso nacional. 2. Eliminar el control de cambio y el control de precios. Con eso estaríamos liquidando la fuente de la mayor y más grosera corrupción en el país. 3. Aprobar una ley de transparencia que facilite la fiscalización pública por todos los ciudadanos, del manejo de los recursos del Estado. Hay ejemplos, en otros países dice Fernández, sobre este tipo de legislación que ayudaría a combatir la corrupción y el gasto público indiscriminado. 4. Asumir un compromiso nacional de educación en valores. Es necesario masificar el conocimiento, con la ayuda de los medios de comunicación social, de un gran programa de educación moral y cívica, como anteriormente se le llamaba. 5. Trabajar por la autonomía, la independencia y la eficiencia de un poder judicial que merezca la confianza de todos los ciudadanos. 6. Hacer lo necesario para que Venezuela cuente con órganos de control adecuados a todos los niveles: nacional, regional y municipal. 7. Aprobar normas que faciliten la investigación de la riqueza aparente no justificada.
Esto lo aborda Eduardo Fernández a través de cinco vías para salir del círculo vicioso en que se encuentran gobierno y oposición, de manera que hace la propuesta directamente al país: A.- Reconstrucción de la Institucionalidad democrática. B.- Inmediato abordaje a la crisis económica, signada por la inflación y la recesión. C.- Atención inmediata a la crisis social, al  hambre, el desabastecimiento, la  pobreza y la salud. D.- Enfocar la Educación como prioridad nacional y, E.- Enfrentar la crisis moral, el tema de la corrupción es muy grave, porque es además causa eficiente en el problema económico.
Todo esto ha sido reiteradamente planteado por Eduardo Fernández a un país castigado por la diatriba estéril entre los actores políticos de ambos sectores. Pido que lo escuchemos con atención y a la dirigencia política que afronte sus deberes, que hablen de la crisis pero con sinceridad,  que también planteen las soluciones, sin esperar un escenario ideal permitido por el gobierno, porque entre otras cosas no lo va a aceptar cómodamente. Niño Jesús, que estás por nacer, ayúdanos!

09/12/2017.

1 comentario:

  1. Chubeto, la consulta que expones puede canalizarse a través de los llamados Colegios Electorales, de los que hay experiencia inclusive nacional

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