Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Nuestra
obligación personal y por el país, es votar, pero realmente la campaña
electoral ha sido un hecho triste, sin transcendencia, no generó ningún tipo de
emociones porque los ciudadanos sentimos
que no podrán los alcaldes con toda y su buena intención, ni los
Concejos Municipales resolver nuestras angustias, ni tan siquiera las que la
Constitución Nacional y la Ley Orgánica del Poder Público Municipal les permite
abordar, menos aún las graves que nos afectan la vida, producidas por la
hiperinflación, desabastecimiento, presencia de enfermedades endémicas,
delincuencia, crisis hospitalaria etc. Estamos en un país presidencialista y
además contra la letra de los dispositivos legales, centralizado. A ello se une
por supuesto, que la oposición está en desbandada, desplegada, después de los
hechos que dieron origen a la apatía opositora el pasado mes de octubre y que
sirvió de base para que el PSUV se hiciera de casi todas las gobernaciones del
país, lo que nos afectó moralmente en colectivo. Un tercer factor fundido
monolíticamente a los anteriores, quizás el determinante, es que el
venezolano ha perdido la fe en su
dirigencia, no siente que los líderes políticos hayan interpretado sus
requerimientos más inmediatos y se han dedicado a un diálogo estéril con el gobierno, imposible de producir un
resultado útil porque cual Torre de Babel, hablan idiomas diferentes y andan
por caminos distintos. Los primeros quieren elecciones limpias y por ende
cambios en el Poder Electoral, libertad de los presos políticos y que se
permita la ayuda humanitaria, todas peticiones justas pero fueron rechazadas ab
initio por el interlocutor, para quien no existen “privados de libertad” que califiquen como políticos y las
necesidades perentorias de alimentos y medicinas están “resueltas con el carnet de la patria”. En cuanto al primer
petitorio, según el diario El Impulso de Barquisimeto, edición del martes 05 de
diciembre del 2017, el principal vocero oficialista y ministro de Información, el
Dr. Jorge Rodríguez tiene el tupé de amenazar con "no ir a nuevas elecciones hasta que se suspendan las sanciones” que a
petición de los dirigentes de la oposición venezolana supuestamente, han
decretado Estados Unidos y España, entre otros. Nada se concretó a principios
de mes en República Dominicana y se aprobó un primer diferimiento al 15 de
diciembre donde, seguramente, sólo se acordarán las partes en una nueva
prórroga que no puede ser por 15 días porque coincide con las festividades de
fin de año. El mecanismo del diálogo en general es un medio básico para
resolver litigios, pero éste en concreto, se ha tornado en inútil porque
cualquier acuerdo requiere entendimiento en el diagnóstico, ejemplo, “el país tiene necesidad de alimentos y
medicinas”, ese hecho necesita que sea mutuamente aceptado como problema para que de
pie a la búsqueda de salidas honorables a
través de los mecanismos que cada uno exponga. Las vías de solución al
conflicto es lo que puede someterse a la autocomposición por las partes. Pero
si el problema existe para la oposición pero no para el gobierno, cómo se puede
dialogar? También es fundamental que la decisión sea facultad legal de las
partes. No podrían los representantes de la oposición pronunciarse sobre la
legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, eso es materia de una
consulta plebiscitaria especial.
Esta
realidad, una crisis que se desborda y
unas soluciones que se alargan mientras los actores principales se debaten en
temas políticos más que de fondo, es lo que nos obliga a buscar un programa
monolítico, bien diseñado y explicado al país que debe ser ejecutado por un
dirigente con formación apropiada y sobre todo, que sea capaz de gerenciar un
grupo de técnicos, de expertos en cada una de las materias comprometidas.
Pienso que ese líder debe ser escogido
por un grupo creado a sugerencia de los sectores nacionales de mayor
significación y de simples ciudadanos agrupados. Entre ellos mismos, asistidos
por expertos en mediación debe surgir un candidato por aclamación. Igualmente
me adelanté en plantear que el Dr. Eduardo Fernández, forme parte integrante
del mismo porque ya ha expuesto en diferentes escenarios académicos y en los
medios de comunicación social escritos y radio eléctricos, sobre lo que llama
la penta crisis que nos acogota: política, moral, económica, social y cultural.
Desde hace mucho tiempo ha venido llamando la atención y escribiendo sobre la
necesidad de: 1. Entender
que la corrupción es un asunto que nos afecta a todos y que todos debemos
unirnos para combatirla como materia de consenso nacional. 2. Eliminar el control de cambio y el control de
precios. Con eso estaríamos liquidando la fuente de la mayor y más grosera
corrupción en el país. 3. Aprobar
una ley de transparencia que facilite la fiscalización pública por todos los
ciudadanos, del manejo de los recursos del Estado. Hay ejemplos, en otros
países dice Fernández, sobre este tipo de legislación que ayudaría a combatir
la corrupción y el gasto público indiscriminado. 4. Asumir un compromiso nacional de educación en
valores. Es necesario masificar el conocimiento, con la ayuda de los medios de
comunicación social, de un gran programa de educación moral y cívica, como
anteriormente se le llamaba. 5. Trabajar
por la autonomía, la independencia y la eficiencia de un poder judicial que
merezca la confianza de todos los ciudadanos. 6. Hacer lo necesario para que Venezuela cuente con
órganos de control adecuados a todos los niveles: nacional, regional y
municipal. 7. Aprobar
normas que faciliten la investigación de la riqueza aparente no justificada.
Esto lo aborda Eduardo Fernández a través de cinco vías para salir del círculo
vicioso en que se encuentran gobierno y oposición, de manera que hace la
propuesta directamente al país: A.- Reconstrucción de la Institucionalidad
democrática. B.- Inmediato abordaje a la crisis económica, signada por la inflación
y la recesión. C.- Atención inmediata a la crisis social, al hambre, el desabastecimiento, la pobreza y la salud. D.- Enfocar la Educación
como prioridad nacional y, E.- Enfrentar la crisis moral,
el tema de la corrupción es muy grave, porque es además causa eficiente en el
problema económico.
Todo esto ha sido
reiteradamente planteado por Eduardo Fernández a un país castigado por la
diatriba estéril entre los actores políticos de ambos sectores. Pido que lo
escuchemos con atención y a la dirigencia política que afronte sus deberes, que
hablen de la crisis pero con sinceridad,
que también planteen las soluciones, sin esperar un escenario ideal
permitido por el gobierno, porque entre otras cosas no lo va a aceptar
cómodamente. Niño Jesús, que estás por nacer, ayúdanos!
09/12/2017.
Chubeto, la consulta que expones puede canalizarse a través de los llamados Colegios Electorales, de los que hay experiencia inclusive nacional
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