jueves, 12 de agosto de 2021

Del simple Plan a la Ley de la Patria, mientras debatimos si votamos o no.


Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp. 

Para su nonato período presidencial 2013 – 2019, el presidente Hugo Chávez presentó un Plan conductor en la búsqueda de dos objetivos supremos: “Independencia y Patria Socialista”. Daba por superado el estado de sumisión al capitalismo salvaje, de atraso y de diferencias sociales a los cuales, supuestamente, estuvimos sometidos durante los 40 años de la Cuarta República, lo que nos permitiría iniciar una nueva vida donde seríamos independientes,  en un mundo de felicidad e igualdad, cuyo ejemplo palpable es Cuba.

El deslastre de nuestros males “ya superados” nos permitiría según el Presidente – Candidato, convertir a Venezuela en una potencia social, económica y política, pieza fundamental en un mundo utópico mayor, que sería América Latina y el Caribe, constituida como zona de paz, contribuyendo con la “vida en el planeta y la salvación de la especie humana”. En realidad la idea era muy contradictoria porque a la vez señalaba la necesidad de deslindar a Venezuela de los mecanismos internacionales de dominación imperial y denunciar los diferentes tratados multilaterales, lo que obviamente sería un ingrediente para la disgregación.

Este realismo mágico propio de la novelística de Gabriel García Márquez, entraba en un peligroso terreno con la idea de transformar nuestro sistema económico transcendiendo el rentismo petrolero, lo que indudablemente era necesario pero con otro capitán comandando el buque. Todo ello acompañado con la consolidación y expansión del poder popular, mediante un nuevo Estado Social y Democrático, con centro gravitacional en la comuna, amparado en una batería de leyes propuestas mediante decretos ejecutivos y aprobados finalmente por la Asamblea Nacional en el 2010.

Todo este planteamiento integraba la concreción de la nueva geometría del poder, que le había sido negada en el año 2007 en la convocatoria popular para reformar la Constitución Nacional, hecho que pienso fue la más grande derrota sufrida por Hugo Chávez a lo largo de su vida, sólo  edulcorada con la enmienda del 2009 que le permitió la reelección eterna. Ya tendría tiempo para buscar como introducirnos otra vez en la constitución de un Estado Comunal, pero los problemas de salud y subsiguiente fallecimiento, decretaron otra cosa.

El sucesor no goza de las simpatías, popularidad y verbo del primer presidente socialista. El país entró desde inicios de su mandato en un torbellino  que arrastró el sistema económico en general y, en concreto, la  producción agro industrial, desató la hiperinflación, atomización de la moneda, división interna del partido gobernante, además el ambiente político negativo se acrecentó en el país con el triunfo de la oposición al designar con mayoría calificada a los diputados en el 2015, creándose una confrontación entre los diferentes Poderes, donde obviamente perdimos todos porque se debilitó el Estado. Las leyes comunales del 2010 perdieron fuerza, quedando sólo resabios dispersos, con órganos y funcionarios sin atribuciones específicas, sin liderazgo, preparación ni respaldo.

Sin embargo, el proyecto del Plan de la Patria y la implantación del Estado Comunal, consiguieron oxigeno con la Asamblea Nacional Constituyente del 2017, que no obstante la falta de convocatoria popular, logró funcionar y dictar una serie de leyes constituyentes, cuya naturaleza jurídica no está prevista en la Carta Magna pero de hecho sesionó e impuso políticas y leyes muy difundidas como la de Participación en procesos electorales; Fuerza armadas bolivarianas; Derogación del régimen de ilícitos cambiarios; Contra el odio, convivencia pacífica y tolerancia, entre otras.

Pero también fue promulgada una poco conocida, publicada en Gaceta Oficial N° 6.442 Extraordinaria del miércoles 03 de abril del 2019, la Ley Constituyente del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019 – 2025, inspirada en el Proyecto de Chávez del 2013, que sirve como marco para toda la instauración e imposición del Estado Comunal, sin necesidad de convocarnos para un referendo aprobatorio, no obstante que cambia la estructura de nuestro  sistema constitucional.  

En ella se prevé su aplicación en todo el proceso de planificación y acción de las distintas ramas integrantes del Poder Público, en los ámbitos nacional, estadal, municipal y comunal, aunque este último no está incluido en el artículo 136 CN1999. Expresamente enumera como objetivos la consolidación de la Independencia; la construcción del socialismo bolivariano;  la conversión del país en estado potencia en lo social, económico y político “como alternativa al modelo salvaje del capitalismo”; el desarrollo de una nueva geopolítica internacional y la salvación de la vida en el planeta y de la especie humana.

El socialismo bolivariano se orienta según la ley, hacia una sociedad igualitaria y justa, generando organización, bases materiales y organizativas atendiendo al principio de a cada quien según sus necesidades y  cada quien según sus capacidades. Todos los conceptos teóricos esbozados para la creación de las llamadas Misiones forman parte de la ley, como economía local, espacio público socialista, sistemas integrados para el uso del  transporte y de los suelos.

En el orden social y como elemento transversal del Plan se asume el bolivarianismo como doctrina principal, fundada en bases indigenista, feminista y afrodescendiente. Igualmente asume la transformación revolucionaria para la irrupción definitiva del Estado popular, participativo y comunal, garantizando el control popular y la transferencia de competencias con la gestión conjunta de pueblo-gobierno.

En el orden económico y financiero se focalizará en nuevo modelo productivo y el desarrollo sectorial de los llamados Motores de la Economía, de los que tanto se ha hablado sin resultados prácticos y tangibles.

También se prevé el desarrollo de políticas y leyes asociadas para el desarrollo de las ciudades socialistas, rompiendo los esquemas del capitalismo de segregación social y económica.

Evidentemente el espíritu, propósito y razón de esta ley, difiere del modelo de desarrollo humano integral, donde el Estado conjuntamente con la iniciativa privada promueve  la economía vernácula y está llamado a defender las actividades de las empresas nacionales públicas y privadas, permitiendo la inversión extranjera en las mismas condiciones de la inversión nacional.

El problema actual es que si nuestros líderes políticos no coordinan acciones y esfuerzos para enfrentar esta Ley Constituyente del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019 – 2025, se habrá implantado el socialismo o comunismo, el estado Comunal y las Ciudades Comunales, permeando nuestra actividad económica liberal, sin requerir ningún pronunciamiento popular o referendario.

El camino a seguir es un referendo abrogatorio contra la ley, el cual debería ser coordinado por el nuevo liderazgo que, por mayoría abrumadora, designemos en el próximo noviembre. Dios bendiga a Venezuela! 

jesusjimenezperaza@gmail.com

12/08/2021.

 

1 comentario:

  1. En la campaña hay que introducir tu propuesta. he comenzado a vocearlo. Un gran abrazo..!

    ResponderEliminar

El abogado, el juez y los robots.

  Jesús A. Jiménez Peraza @jesusajimenezp   En 1972 la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela, obtuvo la aprobación de una pe...