Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp.
Para su nonato período presidencial 2013 –
2019, el presidente Hugo Chávez presentó un Plan conductor en la búsqueda de
dos objetivos supremos: “Independencia y
Patria Socialista”. Daba por superado el estado de sumisión al capitalismo salvaje, de atraso y de
diferencias sociales a los cuales, supuestamente, estuvimos sometidos durante
los 40 años de la Cuarta República, lo
que nos permitiría iniciar una nueva vida donde seríamos independientes, en un mundo de felicidad e igualdad, cuyo
ejemplo palpable es Cuba.
El deslastre de nuestros males “ya superados”
nos permitiría según el Presidente – Candidato, convertir a Venezuela en una
potencia social, económica y política, pieza fundamental en un mundo utópico
mayor, que sería América Latina y el Caribe, constituida como zona de paz,
contribuyendo con la “vida en el planeta
y la salvación de la especie humana”. En realidad la idea era muy
contradictoria porque a la vez señalaba la necesidad de deslindar a Venezuela de los mecanismos internacionales de dominación
imperial y denunciar los diferentes tratados multilaterales, lo que
obviamente sería un ingrediente para la disgregación.
Este realismo mágico propio de la novelística
de Gabriel García Márquez, entraba en un peligroso terreno con la idea de transformar
nuestro sistema económico transcendiendo el rentismo petrolero, lo que
indudablemente era necesario pero con otro capitán comandando el buque. Todo
ello acompañado con la consolidación y expansión del poder popular, mediante un
nuevo Estado Social y Democrático, con centro gravitacional en la comuna, amparado en una batería de
leyes propuestas mediante decretos ejecutivos y aprobados finalmente por la
Asamblea Nacional en el 2010.
Todo este planteamiento integraba la
concreción de la nueva geometría del
poder, que le había sido negada en el año 2007 en la convocatoria popular
para reformar la Constitución Nacional, hecho que pienso fue la más grande
derrota sufrida por Hugo Chávez a lo largo de su vida, sólo edulcorada con la enmienda del 2009 que le
permitió la reelección eterna. Ya tendría tiempo para buscar como introducirnos
otra vez en la constitución de un Estado Comunal, pero los problemas de salud y
subsiguiente fallecimiento, decretaron otra cosa.
El sucesor no goza de las simpatías,
popularidad y verbo del primer presidente socialista. El país entró desde
inicios de su mandato en un torbellino que arrastró el sistema económico en general
y, en concreto, la producción agro
industrial, desató la hiperinflación, atomización de la moneda, división
interna del partido gobernante, además el ambiente político negativo se
acrecentó en el país con el triunfo de la oposición al designar con mayoría
calificada a los diputados en el 2015, creándose una confrontación entre los
diferentes Poderes, donde obviamente perdimos todos porque se debilitó el
Estado. Las leyes comunales del 2010 perdieron fuerza, quedando sólo resabios
dispersos, con órganos y funcionarios sin atribuciones específicas, sin
liderazgo, preparación ni respaldo.
Sin embargo, el proyecto del Plan de la
Patria y la implantación del Estado Comunal, consiguieron oxigeno con la
Asamblea Nacional Constituyente del 2017, que no obstante la falta de convocatoria
popular, logró funcionar y dictar una serie de leyes constituyentes, cuya naturaleza jurídica no está prevista en
la Carta Magna pero de hecho sesionó e impuso políticas y leyes muy difundidas
como la de Participación en procesos electorales; Fuerza armadas bolivarianas;
Derogación del régimen de ilícitos cambiarios; Contra el odio, convivencia
pacífica y tolerancia, entre otras.
Pero también fue promulgada una poco conocida,
publicada en Gaceta Oficial N° 6.442 Extraordinaria del miércoles 03 de abril
del 2019, la Ley Constituyente del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón
Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación
2019 – 2025, inspirada en el Proyecto de Chávez del 2013, que sirve como marco
para toda la instauración e imposición del Estado Comunal, sin necesidad de
convocarnos para un referendo aprobatorio, no obstante que cambia la estructura
de nuestro sistema constitucional.
En ella se prevé su aplicación en todo el
proceso de planificación y acción de las distintas ramas integrantes del Poder
Público, en los ámbitos nacional, estadal, municipal y comunal, aunque este
último no está incluido en el artículo 136 CN1999. Expresamente enumera como
objetivos la consolidación de la Independencia; la construcción del socialismo
bolivariano; la conversión del país en
estado potencia en lo social, económico y político “como alternativa al modelo salvaje del capitalismo”; el desarrollo
de una nueva geopolítica internacional y la salvación de la vida en el planeta
y de la especie humana.
El socialismo bolivariano se orienta según la
ley, hacia una sociedad igualitaria y justa, generando organización, bases
materiales y organizativas atendiendo al principio de a cada quien según sus necesidades y cada quien según sus capacidades. Todos
los conceptos teóricos esbozados para la creación de las llamadas Misiones
forman parte de la ley, como economía local, espacio público socialista,
sistemas integrados para el uso del transporte y de los suelos.
En el orden social y como elemento
transversal del Plan se asume el bolivarianismo
como doctrina principal, fundada en bases indigenista, feminista y
afrodescendiente. Igualmente asume la transformación revolucionaria para la irrupción
definitiva del Estado popular, participativo y comunal, garantizando el control
popular y la transferencia de competencias con la gestión conjunta de
pueblo-gobierno.
En el orden económico y financiero se
focalizará en nuevo modelo productivo y el desarrollo sectorial de los llamados
Motores de la Economía, de los que tanto se ha hablado sin resultados prácticos
y tangibles.
También se prevé el desarrollo de políticas y
leyes asociadas para el desarrollo de las ciudades
socialistas, rompiendo los esquemas del capitalismo de segregación social y
económica.
Evidentemente el espíritu, propósito y razón
de esta ley, difiere del modelo de desarrollo humano integral, donde el Estado
conjuntamente con la iniciativa privada promueve la economía vernácula y está llamado a
defender las actividades de las empresas nacionales públicas y privadas,
permitiendo la inversión extranjera en las mismas condiciones de la inversión
nacional.
El problema actual es que si nuestros líderes
políticos no coordinan acciones y esfuerzos para enfrentar esta Ley Constituyente
del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista
de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2019 – 2025, se habrá implantado
el socialismo o comunismo, el estado Comunal y las Ciudades Comunales,
permeando nuestra actividad económica liberal, sin requerir ningún
pronunciamiento popular o referendario.
El camino a seguir es un referendo abrogatorio contra la ley, el cual debería ser coordinado por el nuevo liderazgo que, por mayoría abrumadora, designemos en el próximo noviembre. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
12/08/2021.
En la campaña hay que introducir tu propuesta. he comenzado a vocearlo. Un gran abrazo..!
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