Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Parto del
principio que todos los venezolanos dentro del territorio nacional y quienes se
encuentran, por cualquier circunstancia fuera de él porque es irrebatible su
derecho a emigrar, deben tener interés sobre el punto de la escogencia en una
primera etapa, del aspirante
opositor para enfrentar al presidente Maduro en la próxima consulta electoral,
bien por elecciones primarias puesto es una forma posible para materializarla, bien, como contracara, mediante la fórmula del consenso, el acuerdo, que es ideal y coherente.
Lo
prioritario para el próximo período no es, propiamente, la determinación del
candidato ni tan siquiera la elección del presidente, sino trazar desde ya la
posibilidad de diseñar la gobernabilidad
y recuperación integral pos socialista para la nación. Por eso me referí antes “a
una primera etapa” porque lo difícil de la transición vendrá después,
cuando las primeras reuniones del gabinete económico, determinen que los niveles de inflación,
producto interno bruto, reservas, índice nacional de precios, contracción del
sector comercial e industrial, incluidas las empresas del Estado, no son las
publicadas a regañadientes por el Banco Central de Venezuela, sino peores; o cuando el gabinete social
muestre la verdadera cara de la pobreza, integrada por quienes no pueden
acceder a la canasta básica, o de la pobreza extrema, por su situación de calle; o cuando los ministros
de Infraestructura comiencen a presentar sus planes para la reparación
inmediata e impostergable de calles, puentes y carreteras; servicios de electricidad,
agua potable, cloacas; refacción y construcción de edificios para el ejercicio de las funciones
básicas del Estado y su dotación, como escuelas y hospitales.
El tema es
que en esas circunstancias, el Presidente recién electo no puede ni debe estar atado a un grupo de sus
partidarios o colaboradores con quienes asumió algún compromiso para ser
candidato, a lo cual tiene derecho natural la organización o partido postulante.
Al contrario, el jefe del Estado y Gobierno ha de tener libertad suficiente
para buscar a los mejores, sin obligaciones grupales, obedeciendo a la técnica
y principios universalmente aceptados y no a lineamientos ideológicos.
Apropiado
ejemplo de las dificultades para la recuperación de un país o unión de naciones
después de ser asoladas por el comunismo, lo conseguimos en la reunificación de las Repúblicas Federal y la
Democrática Alemanas (RFA y la RDA), que se logró entre otros elementos y
personajes, gracias a la actuación del Dr. Helmut Joseph Kohl, primero canciller
de la parte occidental equivalente a jefe de Gobierno y posteriormente (a
partir de 1990) de ambas, gracias a un acuerdo conjunto de la Cámara de Bundeskanzler.
El pueblo
de Alemania Oriental por abrumadora mayoría quería zafarse del socialismo, pero
no resultaba fácil establecer la mancomunidad. Su parque industrial estaba en
ruinas, con equipos en desuso, deudas impagables con trabajadores y proveedores,
el promedio de talla y peso era inferior a sus paisanos occidentales, quienes
debieron soportar toda la carga social y económica producto del fracaso del
comunismo.
También
lo podemos apreciar en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
A pesar del tiempo transcurrido y de los acuerdos internos e internacionales,
aún Rusia ejerce grandes presiones políticas, económicas y militares para
desandar la disgregación del bloque socialista lograda por la Perestroika.
Cierto
que las previas, como toda elección, pareciera más democrática porque todos
opinan, pero eso no es garantía de apropiada escogencia, como si pudiera ser un
consenso bien planificado, orientado y ejecutado, donde un grupo que
normalmente representa al grueso del sector poblacional, plantea ideas, las
contrapone, las entrelaza para concluir en lo más apropiado. Incluso tengo
dudas que a estas votaciones concurra un
alto número de venezolanos. Históricamente la participación no es masiva ni
representativa, a pesar de la publicidad desbordante, el ambiente festivo e
ingentes gastos generales en los cuales
se incurre durante la campaña. Pienso, ya podremos determinarlo si se
suministra un resultado honesto, que en las elecciones primarias concurrirán
menos personas que cuantas pudieran ser consultadas en unas encuestas
realizadas dentro de los estándares apropiados, porque estas permiten
proyecciones exactas y masivas.
Entre los
candidatos en contención actualmente, se ven profundas diferencias más que de
mera forma, conceptuales, lo que presagia que no puede haber conciliación y
apoyo en las etapas pos electorales, tanto si nos referimos a las internas o a las definitivas donde se escoja al
Presidente de la República, o una vez en ejercicio para apuntalar la ansiada recuperación
nacional. Con la medición se profundizan diferencias mientras que con el
acuerdo se allanan asperezas.
Con el
consenso no corremos el riesgo de ser infiltrados ni por el gobierno, con gran
capacidad de movilización y recursos para ello, ni por organizaciones de ningún
tipo, sobre todo en la actual Venezuela donde campea la apatía y la
desconfianza, ambos fenómenos productores de abstención, por lo que una media o
baja participación pudiera producir una anémica candidatura.
Por otra
parte el consenso propicia la participación de personajes de experiencia y
capacitación para dirigir a Venezuela, pero que no tienen una costosa
plataforma ni la intención para debatir internamente.
La gran interrogante
es quienes conformarían la estructura apropiada para la aprobación consensuada.
No podemos pensar en el famoso “dedo” ni “en el gallo tapado mexicano”, en este
caso opositor. Tiene que ser un candidato plural, heterogéneo, conocedor del pasado y demostrar verdadero
interés en el presente y futuro del país, con piso firme y techo dúctil. Los
gremios, universidades, academias, sindicatos, iglesias, maestros, productores,
cámaras de comerciantes e industriales deberían
tener sus representantes dentro del organismo propulsor. Que la Divina Pastora
en su Visita 165, después de la interrupción por la pandemia, ilumine al pueblo
de Venezuela en la escogencia del mejor de los caminos para nuestro retorno
integral a la paz y el desarrollo. Dios bendiga a Venezuela!
12/01/2023.
Esto es lo correcto, cómo siempre das en el clavo, saludos
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