jueves, 12 de enero de 2023

Mi visión sobre las primarias.

 

Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp

Del ejercicio de la profesión de abogado como litigante, aunque especialmente durante mi pasantía por la magistratura, he aprendido que nadie tiene la razón absoluta en cualquiera sea el tema abierto a un debate, menos aún en política que incluye defensa de derechos propios y colectivos. Creo queda claro en el título de este artículo, que solo quiero expresar mi opinión y no dar inicio a una controversia temática, que seguro estoy no llegaría a conclusiones uniformes.

Parto del principio que todos los venezolanos dentro del territorio nacional y quienes se encuentran, por cualquier circunstancia fuera de él porque es irrebatible su derecho a emigrar, deben tener interés  sobre el punto de la escogencia en una primera etapa,  del aspirante opositor para enfrentar al presidente Maduro en la próxima consulta electoral, bien por elecciones primarias puesto es una forma  posible  para materializarla,  bien, como contracara,  mediante la fórmula  del consenso, el acuerdo, que es  ideal y coherente.

Lo prioritario para el próximo período no es, propiamente, la determinación del candidato ni tan siquiera la elección del presidente, sino trazar desde ya la posibilidad de diseñar la  gobernabilidad y recuperación integral pos socialista para la nación. Por eso me referí  antes “a una primera etapa” porque lo difícil de la transición vendrá después, cuando las primeras reuniones del gabinete económico,  determinen que los niveles de inflación, producto interno bruto, reservas, índice nacional de precios, contracción del sector comercial e industrial, incluidas las empresas del Estado, no son las publicadas a regañadientes por el Banco Central de Venezuela,  sino peores; o cuando el gabinete social muestre la verdadera cara de la pobreza, integrada por quienes no pueden acceder a la canasta básica, o de la pobreza extrema, por  su situación de calle; o cuando los ministros de Infraestructura comiencen a presentar sus planes para la reparación inmediata e impostergable de calles, puentes y carreteras; servicios de electricidad, agua potable, cloacas; refacción y construcción de  edificios para el ejercicio de las funciones básicas del Estado y su dotación, como escuelas y hospitales.

El tema es que en esas circunstancias, el Presidente recién electo  no puede ni debe estar atado a un grupo de sus partidarios o colaboradores con quienes asumió algún compromiso para ser candidato, a lo cual tiene derecho natural la organización o partido postulante. Al contrario, el jefe del Estado y Gobierno ha de tener libertad suficiente para buscar a los mejores, sin obligaciones grupales, obedeciendo a la técnica y principios universalmente aceptados y no a lineamientos ideológicos.  

Apropiado ejemplo de las dificultades para la recuperación de un país o unión de naciones después de ser asoladas por el comunismo, lo conseguimos en la  reunificación de las Repúblicas Federal y la Democrática Alemanas (RFA y la RDA), que se logró entre otros elementos y personajes, gracias a la actuación del Dr. Helmut Joseph Kohl, primero canciller de la parte occidental equivalente a jefe de Gobierno y posteriormente (a partir de 1990) de ambas,   gracias a un acuerdo conjunto de  la Cámara de Bundeskanzler.

El pueblo de Alemania Oriental por abrumadora mayoría quería zafarse del socialismo, pero no resultaba fácil establecer la mancomunidad. Su parque industrial estaba en ruinas, con equipos en desuso, deudas impagables con trabajadores y proveedores, el promedio de talla y peso era inferior a sus paisanos occidentales, quienes debieron soportar toda la carga social y económica producto del fracaso del comunismo.

También lo podemos apreciar en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). A pesar del tiempo transcurrido y de los acuerdos internos e internacionales, aún Rusia ejerce grandes presiones políticas, económicas y militares para desandar la disgregación del bloque socialista lograda por la Perestroika.

Cierto que las previas, como toda elección, pareciera más democrática porque todos opinan, pero eso no es garantía de apropiada escogencia, como si pudiera ser un consenso bien planificado, orientado y ejecutado, donde un grupo que normalmente representa al grueso del sector poblacional, plantea ideas, las contrapone, las entrelaza para concluir en lo más apropiado. Incluso tengo dudas que a estas votaciones  concurra un alto número de venezolanos. Históricamente la participación no es masiva ni representativa, a pesar de la publicidad desbordante, el ambiente festivo e ingentes gastos generales  en los cuales se incurre durante la campaña. Pienso, ya podremos determinarlo si se suministra un resultado honesto, que en las elecciones primarias concurrirán menos personas que cuantas pudieran ser consultadas en unas encuestas realizadas dentro de los estándares apropiados, porque estas permiten proyecciones exactas y masivas.

Entre los candidatos en contención actualmente, se ven profundas diferencias más que de mera forma, conceptuales, lo que presagia que no puede haber conciliación y apoyo en las etapas pos electorales, tanto si nos referimos a las internas  o a las definitivas donde se escoja al Presidente de la República, o una vez en ejercicio para apuntalar la ansiada recuperación nacional. Con la medición se profundizan diferencias mientras que con el acuerdo se allanan asperezas.

Con el consenso no corremos el riesgo de ser infiltrados ni por el gobierno, con gran capacidad de movilización y recursos para ello, ni por organizaciones de ningún tipo, sobre todo en la actual Venezuela donde campea la apatía y la desconfianza, ambos fenómenos productores de abstención, por lo que una media o baja participación pudiera producir una anémica candidatura.

Por otra parte el consenso propicia la participación de personajes de experiencia y capacitación para dirigir a Venezuela, pero que no tienen una costosa plataforma ni la intención para debatir internamente.

La gran interrogante es quienes conformarían la estructura apropiada para la aprobación consensuada. No podemos pensar en el famoso “dedo” ni “en el gallo tapado mexicano”, en este caso opositor. Tiene que ser un candidato  plural, heterogéneo,  conocedor del pasado y demostrar verdadero interés en el presente y futuro del país, con piso firme y techo dúctil. Los gremios, universidades, academias, sindicatos, iglesias, maestros, productores, cámaras de comerciantes e industriales  deberían tener sus representantes dentro del organismo propulsor. Que la Divina Pastora en su Visita 165, después de la interrupción por la pandemia, ilumine al pueblo de Venezuela en la escogencia del mejor de los caminos para nuestro retorno integral a la paz y el desarrollo. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

12/01/2023.

1 comentario:

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