domingo, 22 de abril de 2018

Campaña electoral: Amanecer con promesas, atardecer con frustraciones.

 
Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp 

          No es debido a la afanosa tarea en la cual está imbuida la población venezolana, buscando productos fundamentales para la dieta diaria, medicamentos, servicios, por lo que no ha manifestado mayor interés  en el acto electoral que culminará  su etapa procedimental propiamente dicha, el próximo 20 de mayo. Esta situación se extiende a aquellos ciudadanos que gozan de los beneficios conferidos por el gobierno, léase bolsas CLAP y no sé cuantas dádivas, denominadas pensiones, porque ellas son insuficientes para adquirir cualquier bien o asistencia. No creo que cambie el escepticismo de los votantes a partir de hoy, cuando se inicia oficialmente el segmento de promesas electorales, porque ya estamos saturados de ofertas acumuladas, inocuas unas e incumplidas otras, durante todos los días transcurridos del Siglo XXI. En todo caso, la dirigencia  política deberá prestar atención a cualquiera sea la reacción popular, porque creo es básico para la democracia venezolana tener intérpretes de la realidad nacional, formadores de opinión o conductores que gocen de credibilidad, de confianza del grueso poblacional.
          Ya he manifestado mi opinión en el sentido que es válida cualquiera sea la decisión que tomemos individualmente para el 20 de mayo, bien votando bien absteniéndose, pero respetándonos recíprocamente porque más temprano que tarde, tenemos la obligación de reencontrarnos en una intersección del camino para continuarlo juntos.
          El acto electoral del 20 de mayo no va a solucionar el problema de Venezuela ni a enrumbarla siquiera y eso lo percibe la población, simplemente porque el mal mayor es la desintitucionalización del Estado, cuyo bálsamo no es el voto. No existe un precedente en la historia de Venezuela comparable con la situación jurídica – política de hoy, por eso no son aplicables los antecedentes.
          Veamos cualquiera de las dos posibilidades:
1.- Resulta ganador el presidente Maduro, absolutamente todos tenemos ya sembrada la imborrable idea de la componenda, de la trampa, por lo cual descartaremos cualquier propósito de enmienda que es la oferta principal del gobierno, cuando dice sin rubor ni indicio probatorio, que después del 21 de mayo comenzará a sacar la cabeza el avestruz, para recomponer el país. Todos tenemos la seguridad que pudiera grabarse, sin necesidad de editar ninguna escena, que el 20 de mayo en la noche bajará el pleno del CNE unas escaleras sin escalones y en forma semi circular, para decirnos que por ser irreversibles las cifras ya pueden ser suministradas y seguidamente, lanzarán unos números, que no se qué patrón seguirá pero no coincidirá con la concurrencia a los centros y mesas electorales. También veo a los líderes opositores, con verbo encendido, jurar que recurrirán en sede administrativa o en la jurisdiccional, a impugnar las elecciones porque tienen plenas e indubitables pruebas de los vicios ocurridos. Seguramente cumplirán materializando   el derecho de petición, consagrado en el artículo 51 de la Constitución Nacional, sin ningún otro efecto que engrosar la gaveta donde reposan los recursos de Andrés Velásquez, sobre las pasadas elecciones de gobernadores en el Estado signado con el nombre de El Libertador de las Américas.
          2.- Triunfa el Dr. Henry Falcón. Quisiera que alguien me pudiera explicar las bondades de su triunfo, pasando por la agenda del presidente  que electo  el 21 de mayo del 2018, estará inerme y sin funciones propias   hasta el 10 de enero del 2019, cuando conforme al artículo 231 constitucional debe recibir la banda presidencial. Cuál será la conducta del presidente Maduro, quien seguirá en ejercicio durante ese mismo lapso, a pesar de haberse comprobado que es falso que tiene mayoría que lo sustente y deba culpar a sus partidarios porque no votaron. Qué pasará con la Asamblea Nacional Constituyente que, independientemente de los vicios de su irregular  iniciativa (artículo 248  CN), ausencia de  convocatoria (artículo 247 CN) y, consecuencialmente, de su írrita instalación y funcionamiento, está ejerciendo en la práctica funciones supra constitucionales y su Presidenta ya advirtió que no entregará el poder. 
          No sé la respuesta. La única que se me ocurre está dentro de la letra de una Constitución moribunda, pero aún así exige para que el inminente acto electoral pueda tener credibilidad y posibilidad de fortalecer las instituciones: 1.-  Se restablezcan la mayoría calificada y funciones plenas de la Asamblea Nacional, conforme al pronunciamiento popular del 06 de diciembre del 2015. 2.- Se reponga el proceso electoral actual, conforme a las bases y principios legales que lo regulan, fijándose el día del sufragio al término de los seis meses requeridos para su pureza. 3.- Se convoque para el mismo día  un referéndum a fin que el pueblo de Venezuela ratifique o no las actuaciones de la Asamblea Nacional Constituyente, cierto es que lo irrito ab initio no puede ser convalidado, pero algún charco habremos de saltar para el bien inestimable de la República.
          Claro, seguramente se puede argumentar que el gobierno no aceptará esas condiciones. Respondo: Son estrictamente legales y constitucionales, negarlas será sinónimo de admitir que no estamos regidos por una democracia plena, de manera que habremos ganado la admisión oficial del reconocimiento de nuestro estatus republicano y con ello, la aplicabilidad de la Carta de la Organización de Estados Americanos. Dios bendiga a Venezuela!.
22/04/2018

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