Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Ya he manifestado mi opinión en el
sentido que es válida cualquiera sea la decisión que tomemos individualmente
para el 20 de mayo, bien votando bien absteniéndose, pero respetándonos
recíprocamente porque más temprano que tarde, tenemos la obligación de
reencontrarnos en una intersección del camino para continuarlo juntos.
El acto electoral del 20 de mayo no va a solucionar el problema de Venezuela ni a enrumbarla siquiera y eso lo percibe la población, simplemente porque el mal mayor es la desintitucionalización del Estado, cuyo bálsamo no es el voto. No existe un precedente en la historia de Venezuela comparable con la situación jurídica – política de hoy, por eso no son aplicables los antecedentes.
El acto electoral del 20 de mayo no va a solucionar el problema de Venezuela ni a enrumbarla siquiera y eso lo percibe la población, simplemente porque el mal mayor es la desintitucionalización del Estado, cuyo bálsamo no es el voto. No existe un precedente en la historia de Venezuela comparable con la situación jurídica – política de hoy, por eso no son aplicables los antecedentes.
Veamos cualquiera de las dos
posibilidades:
1.- Resulta ganador el
presidente Maduro, absolutamente todos tenemos ya sembrada la imborrable idea
de la componenda, de la trampa, por lo cual descartaremos cualquier propósito
de enmienda que es la oferta principal del gobierno, cuando dice sin rubor ni
indicio probatorio, que después del 21 de mayo comenzará a sacar la cabeza el
avestruz, para recomponer el país. Todos tenemos la seguridad que pudiera
grabarse, sin necesidad de editar ninguna escena, que el 20 de mayo en la noche
bajará el pleno del CNE unas escaleras sin escalones y en forma semi circular,
para decirnos que por ser irreversibles las cifras ya pueden ser suministradas
y seguidamente, lanzarán unos números, que no se qué patrón seguirá pero no coincidirá
con la concurrencia a los centros y mesas electorales. También veo a los
líderes opositores, con verbo encendido, jurar que recurrirán en sede
administrativa o en la jurisdiccional, a impugnar las elecciones porque tienen
plenas e indubitables pruebas de los vicios ocurridos. Seguramente cumplirán
materializando el derecho de petición,
consagrado en el artículo 51 de la Constitución Nacional, sin ningún otro
efecto que engrosar la gaveta donde reposan los recursos de Andrés Velásquez,
sobre las pasadas elecciones de gobernadores en el Estado signado con el nombre
de El Libertador de las Américas.
2.- Triunfa el Dr. Henry Falcón.
Quisiera que alguien me pudiera explicar las bondades de su triunfo, pasando
por la agenda del presidente que electo el 21 de mayo del 2018, estará inerme y sin
funciones propias hasta el 10 de enero del 2019, cuando conforme
al artículo 231 constitucional debe recibir la banda presidencial. Cuál será la
conducta del presidente Maduro, quien seguirá en ejercicio durante ese mismo
lapso, a pesar de haberse comprobado que es falso que tiene mayoría que lo sustente
y deba culpar a sus partidarios porque no votaron. Qué pasará con la Asamblea
Nacional Constituyente que, independientemente de los vicios de su irregular iniciativa (artículo 248 CN), ausencia de convocatoria (artículo 247 CN) y,
consecuencialmente, de su írrita instalación y funcionamiento, está ejerciendo
en la práctica funciones supra constitucionales y su Presidenta ya advirtió que
no entregará el poder.
No sé la respuesta. La única que se me ocurre está dentro de la letra de una Constitución moribunda, pero aún así exige para que el inminente acto electoral pueda tener credibilidad y posibilidad de fortalecer las instituciones: 1.- Se restablezcan la mayoría calificada y funciones plenas de la Asamblea Nacional, conforme al pronunciamiento popular del 06 de diciembre del 2015. 2.- Se reponga el proceso electoral actual, conforme a las bases y principios legales que lo regulan, fijándose el día del sufragio al término de los seis meses requeridos para su pureza. 3.- Se convoque para el mismo día un referéndum a fin que el pueblo de Venezuela ratifique o no las actuaciones de la Asamblea Nacional Constituyente, cierto es que lo irrito ab initio no puede ser convalidado, pero algún charco habremos de saltar para el bien inestimable de la República.
Claro, seguramente se puede argumentar que el gobierno no aceptará esas condiciones. Respondo: Son estrictamente legales y constitucionales, negarlas será sinónimo de admitir que no estamos regidos por una democracia plena, de manera que habremos ganado la admisión oficial del reconocimiento de nuestro estatus republicano y con ello, la aplicabilidad de la Carta de la Organización de Estados Americanos. Dios bendiga a Venezuela!.
No sé la respuesta. La única que se me ocurre está dentro de la letra de una Constitución moribunda, pero aún así exige para que el inminente acto electoral pueda tener credibilidad y posibilidad de fortalecer las instituciones: 1.- Se restablezcan la mayoría calificada y funciones plenas de la Asamblea Nacional, conforme al pronunciamiento popular del 06 de diciembre del 2015. 2.- Se reponga el proceso electoral actual, conforme a las bases y principios legales que lo regulan, fijándose el día del sufragio al término de los seis meses requeridos para su pureza. 3.- Se convoque para el mismo día un referéndum a fin que el pueblo de Venezuela ratifique o no las actuaciones de la Asamblea Nacional Constituyente, cierto es que lo irrito ab initio no puede ser convalidado, pero algún charco habremos de saltar para el bien inestimable de la República.
Claro, seguramente se puede argumentar que el gobierno no aceptará esas condiciones. Respondo: Son estrictamente legales y constitucionales, negarlas será sinónimo de admitir que no estamos regidos por una democracia plena, de manera que habremos ganado la admisión oficial del reconocimiento de nuestro estatus republicano y con ello, la aplicabilidad de la Carta de la Organización de Estados Americanos. Dios bendiga a Venezuela!.
22/04/2018
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