Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp.
El
hombre debe regir su actividad a través del cumplimiento de leyes cuando para su
aprobación, han seguido un procedimiento preestablecido. Esa escueta idea nos
traduce la existencia de dos actos, uno, el de fondo que es el contenido o supuesto
de hecho o normativo; el segundo, de
mera forma, son los trámites requeridos para su validez. Aunque existe una
tendencia generalizada a restar importancia a las formalidades, pienso son
igualmente fundamentales porque implican el dictamen por una autoridad
legítima, la discusión previa entre quienes están llamados a cumplirla y la
garantía que puedan ser conocidas, porque más allá que el desconocimiento de la ley no exonera su cumplimiento, al menos deben
divulgarse para que una persona normalmente diligente conozca sobre su contenido
y alcance.
Las
normas no se promueven de manera caprichosa, sino que deben tener unas bases
vinculadas con los valores que caracterizan a la sociedad, formados por sus
costumbres y auto controles históricos.
Para
cada ley incumplida se prevé una sanción, una consecuencia jurídica que varía
según la gravedad o se atenúa por circunstancias de tiempo, lugar o modo de
ejecución.
La
ley Divina está concentrada en el Decálogo, diez Mandamientos tallados en dos Tablas de
piedra por orden expresa de Dios, impartida a Moisés en el Monte Sinaí, como
reacción contra el pueblo que adoraba a un becerro de oro, lo que dio lugar al valor
más importante, basado en el amor: Amarás a Dios sobre todas las cosas. La
Biblia los registra en dos libros diferentes, el Éxodo y en el Deuteronomio.
Como
quiera que el Decálogo responde a una Alianza o Convenio como reconciliación o
perdón por la desobediencia, no tiene condicionamientos, solo la orden estricta:
- Amarás
a Dios sobre todas las cosas,
- No
tomarás su nombre en vano.
- Santificarás
las Fiestas,
- Honrarás
a tus padres,
- No matarás,
- No
cometerás actos impuros,
- No
robarás,
- No
darás falsos testimonios ni mentirás,
- No
consentirás pensamientos ni deseos impuros,
- No
codiciarás bienes ajenos.
No
hay posibilidad de interpretación restrictiva, extensiva ni liberatoria,
simplemente deben ser acatadas por mandato impartido por el Supremo. No
obstante la sencillez de su redacción, no son fáciles de cumplir precisamente porque son lineamientos
morales, dirigidos a un pueblo donde la formación interna ha sido desatendida.
Surgen
así los conceptos de ética y moral que obviamente han de estar conjugados
dentro de las leyes humanas y divinas. Su
cumplimiento es la mejor ofrenda que podemos ofrecer. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
03/01/2025.
Feliz Año 2025. Excelente lección para un comienzo de año que está lleno de esperanza fundamentado justamente en las leyes del hombre y la Divina
ResponderEliminar