jueves, 7 de noviembre de 2019

Partidos políticos, peones y reyes en la democracia.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
          El doctor Eduardo Fernández acaba de escribir unas reflexiones sobre la importancia de Copei en la vida nacional, atribuyéndole porque en efecto así es, connotada importancia al hecho de tener como soporte la diuturna doctrina social de la Iglesia, fundada a su vez en el humanismo cristiano, la dignidad del hombre, el bien común, la solidaridad, la participación  y demás principios pregonados por el Hijo de Dios hace más de 2000 años.
          Expone como programa práctico cuya aplicación solicita a la dirigencia, la búsqueda de los elementos necesarios para superar la pobreza, mejorar la calidad de vida de los venezolanos y la defensa de valores básicos como la ética, la moral, la justicia social y el uso apropiado de la política. 
          Ojalá que las reflexiones tengan la merecida difusión  para que se generalicen los objetivos dentro de cada organización política, acorde con su idea programática, filosofía y fines teleológicos propios, porque son estas las entidades más importantes dentro de la sociedad establecida. Digo que los partidos son los peones y los reyes porque, como en el ajedrez, constituyen las estructuras más numerosas, con mayor masificación en el sentido de penetrar todos los sectores sociales y a la vez la columna vertebral del sistema, ya que sin ellos no existe la democracia o resulta imposible materializarla. Además, deben moverse en un tablero complejo, donde la estrategia es factor fundamental.
          Fueron los problemas internos de Acción Democrática y de Copei los que marcaron el inicio del derrumbe del sistema democrático, que ellos mismos habían protagonizado a partir de 1958. Don Rómulo Betancourt, seguramente para no debilitar con su presencia diaria, el mandato del Dr. Raúl Leoni, se ausentó del país durante todo el quinquenio (1964-1969) y de seguro logró el fin inmediato propuesto, pero abrió anticipadamente brechas que a la larga resultaron fatales para su partido aguas adentro, profundizando las escisiones ya producidas con ARS y el MIR y, produciendo la más significativa posteriormente cuando el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa funda el MEP.
          Por su parte, el Dr. Rafael Caldera en 1988 no aceptó la renovación de la dirigencia, con ella de Copei y, en cascada, la aplicación de nuevas políticas económicas para el país que combinarían las reglas del mercado, con las fundamentales de protección ambiental y la  ecología, matizando el rentismo. Si bien el primer ex Presidente social cristiano estaba llamado a   respaldar la candidatura de Eduardo Fernández, no lo hizo y posteriormente, en 1993 prefirió gobernar con un archipiélago de organizaciones políticas a las que en forma despectiva bautizó como el chiripero, restando fortaleza a un gobierno que  debía ser institucionalmente muy fuerte para resistir la embestida, ya programada, contra el sistema.
          Sin embargo, es necesario que los partidos políticos retomen la conducción de la sociedad como alternativa para la dirección del país, frente a un gobierno desastroso en todos los aspectos. Ellos deberán renovarse, aprobar nuevas formas organizativas; dictar y cumplir normas que reflejen una verdadera democracia interna; atraer a los ciudadanos mayoritariamente independientes, entre otras cosas porque se desdibujaron las líneas divisorias entre izquierdas y derechas; hay cansancio, desaliento, frustración en los venezolanos.  Los partidos grandes deben respetar a las organizaciones minoritarias, con quienes pueden suscribir pactos de gobernabilidad por el bien nacional.
          En este sentido, Copei tiene una papa caliente en las manos, circunstancia  que debe manejar apropiadamente para demostrar su talante democrático. Aun cuando en sentencia del mes de agosto del corriente año la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, validó su Asamblea  Socialcristiana y el cuerpo de Dirección Nacional, dejó claramente establecido que el verdadero  proceso de institucionalización escapa de las potestades del Estado venezolano, aún en sede jurisdiccional, puesto ello corresponde al órgano interno conforme a los propios Estatutos de la organización, por lo que deben en definitiva cumplir con lo allí establecido, siendo dicha institucionalización función exclusiva de la Comisión Electoral designada por la Sala. 
          El PSUV con el actual gobierno y en general, los partidos políticos tienen ineludible responsabilidad frente al país, por la distorsionada conducta de los gobernantes propuestos. Si bien podemos recordar como los Presidentes de la llamada Cuarta República quedaban exonerados de sus obligaciones como militantes, los partidos proponentes se constituían en  garantes de sus candidatos. Durante los ya cuatro períodos y dos Presidentes de la Quinta República, hemos sido testigos del inmenso daño causado por la práctica de confundir Estado – Gobierno - Partido en un solo ente.
          Sólo he hecho referencia a las instituciones políticas que hasta ahora han gobernado, pero existen una gama de partidos que deben asumir el necesario compromiso ante el futuro inmediato de la patria, actuando en forma cónsona con la situación que nos acogota, postergando aspiraciones, respaldando las mayorías y proponiendo ideas viables. Entre ellos debemos referir a Primero Justicia, Voluntad Popular, Unión Nuevo Tiempo, Vente Venezuela y Avanzada Progresista, sin que estén exonerados de responsabilidad el resto de organizaciones constituidas, inhabilitadas legal o arbitrariamente y otras que funcionan de hecho. Dios proteja a Venezuela!.
07/11/2019.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Amigo Jesus, Un saludo y mis respetos por tan EXCELENTE ARTICULO, sigue asi. Un abrazo y saludos.

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