Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
El doctor Eduardo Fernández acaba de
escribir unas reflexiones sobre la importancia de Copei en la vida nacional,
atribuyéndole porque en efecto así es, connotada importancia al hecho de tener
como soporte la diuturna doctrina social de la Iglesia, fundada a su vez en el
humanismo cristiano, la dignidad del hombre, el bien común, la solidaridad, la
participación y demás principios
pregonados por el Hijo de Dios hace más de 2000 años.
Expone como programa práctico cuya
aplicación solicita a la dirigencia, la búsqueda de los elementos necesarios
para superar la pobreza, mejorar la calidad de vida de los venezolanos y la
defensa de valores básicos como la ética, la moral, la justicia social y el uso
apropiado de la política.
Ojalá que las reflexiones tengan la merecida
difusión para que se generalicen los
objetivos dentro de cada organización política, acorde con su idea
programática, filosofía y fines teleológicos propios, porque son estas las
entidades más importantes dentro de la sociedad establecida. Digo que los
partidos son los peones y los reyes porque, como en el ajedrez, constituyen las
estructuras más numerosas, con mayor masificación en el sentido de penetrar
todos los sectores sociales y a la vez la columna vertebral del sistema, ya que
sin ellos no existe la democracia o resulta imposible materializarla. Además,
deben moverse en un tablero complejo, donde la estrategia es factor
fundamental.
Fueron los problemas internos de
Acción Democrática y de Copei los que marcaron el inicio del derrumbe del
sistema democrático, que ellos mismos habían protagonizado a partir de 1958.
Don Rómulo Betancourt, seguramente para no debilitar con su presencia diaria,
el mandato del Dr. Raúl Leoni, se ausentó del país durante todo el quinquenio (1964-1969)
y de seguro logró el fin inmediato propuesto, pero abrió anticipadamente brechas
que a la larga resultaron fatales para su partido aguas adentro, profundizando
las escisiones ya producidas con ARS y el MIR y, produciendo la más
significativa posteriormente cuando el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa funda
el MEP.
Por su parte, el Dr. Rafael Caldera en
1988 no aceptó la renovación de la dirigencia, con ella de Copei y, en cascada,
la aplicación de nuevas políticas económicas para el país que combinarían las
reglas del mercado, con las fundamentales de protección ambiental y la ecología, matizando el rentismo. Si bien el
primer ex Presidente social cristiano estaba llamado a respaldar la candidatura de Eduardo Fernández,
no lo hizo y posteriormente, en 1993 prefirió gobernar con un archipiélago de organizaciones
políticas a las que en forma despectiva bautizó como el chiripero, restando fortaleza a un gobierno que debía ser institucionalmente muy fuerte para
resistir la embestida, ya programada, contra el sistema.
Sin embargo, es necesario que los
partidos políticos retomen la conducción de la sociedad como alternativa para
la dirección del país, frente a un gobierno desastroso en todos los aspectos.
Ellos deberán renovarse, aprobar nuevas formas organizativas; dictar y cumplir
normas que reflejen una verdadera democracia interna; atraer a los ciudadanos
mayoritariamente independientes, entre otras cosas porque se desdibujaron las
líneas divisorias entre izquierdas y derechas; hay cansancio, desaliento,
frustración en los venezolanos. Los partidos
grandes deben respetar a las organizaciones minoritarias, con quienes pueden
suscribir pactos de gobernabilidad por el bien nacional.
En este sentido, Copei tiene una papa
caliente en las manos, circunstancia que
debe manejar apropiadamente para demostrar su talante democrático. Aun cuando
en sentencia del mes de agosto del corriente año la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, validó su Asamblea Socialcristiana y el cuerpo de Dirección
Nacional, dejó claramente establecido que el verdadero proceso
de institucionalización escapa de las potestades del Estado venezolano, aún
en sede jurisdiccional, puesto ello corresponde al órgano interno conforme a
los propios Estatutos de la organización, por lo que deben en definitiva
cumplir con lo allí establecido, siendo dicha institucionalización función
exclusiva de la Comisión Electoral designada por la Sala.
El PSUV con el actual
gobierno y en general, los partidos políticos tienen ineludible responsabilidad
frente al país, por la distorsionada conducta de los gobernantes propuestos. Si
bien podemos recordar como los Presidentes de la llamada Cuarta República
quedaban exonerados de sus obligaciones como militantes, los partidos
proponentes se constituían en garantes
de sus candidatos. Durante los ya cuatro períodos y dos Presidentes de la
Quinta República, hemos sido testigos del inmenso daño causado por la práctica
de confundir Estado – Gobierno - Partido en un solo ente.
Sólo he hecho referencia a
las instituciones políticas que hasta ahora han gobernado, pero existen una
gama de partidos que deben asumir el necesario compromiso ante el futuro
inmediato de la patria, actuando en forma cónsona con la situación que nos
acogota, postergando aspiraciones, respaldando las mayorías y proponiendo ideas
viables. Entre ellos debemos referir a Primero Justicia, Voluntad Popular,
Unión Nuevo Tiempo, Vente Venezuela y Avanzada Progresista, sin que estén
exonerados de responsabilidad el resto de organizaciones constituidas,
inhabilitadas legal o arbitrariamente y otras que funcionan de hecho. Dios
proteja a Venezuela!.
07/11/2019.
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ResponderEliminarAmigo Jesus, Un saludo y mis respetos por tan EXCELENTE ARTICULO, sigue asi. Un abrazo y saludos.
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