Jesús A. Jiménez Peraza
@jesusajimenezp
El domingo 02 de agosto del presente año, fue publicado en diferentes medios de comunicación social, un Comunicado firmado por 27 partidos de oposición, donde acuerdan no participar en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.
No utilizo comillas porque no tengo dudas en cuanto a la certeza sobre el origen del documento y sus otorgantes. Tampoco tengo nada por rebatir sobre el contenido, el cual me parece está muy bien redactado y fundamentado, en cuanto a los argumentos utilizados, pero es incompleto porque sólo indica las causas para proponer la abstención, aunque eufemísticamente dicen los signatarios en forma expresa, que no se trata de tal.
Es verdad que el actual gobierno ha destruido el estado de Derecho en Venezuela, al desconocer las funciones constitucionales de los diferentes Poderes Públicos, obligados a actuar conforme los requerimientos del Ejecutivo para consolidarse en el poder, sin reparar en las necesidades y sufrimientos del pueblo de Venezuela.
Es cierto que el máximo Tribunal de la República y el Consejo Nacional Electoral han diseñado un mecanismo absolutamente parcializado a los intereses del partido gobernante, cuyas directrices se hermanan con el Estado. Como resultado, es lógico que se haya creado gran escepticismo en la población, que lo aleja del cumplimiento del deber, a la vez, ejercicio del derecho de sufragar.
Las condiciones que exige el comunicado son irrefutables, la garantía del voto sin coacción e intimidación; el cese de las inhabilitaciones de organizaciones y dirigentes; además que en contracorriente, exige el restablecimiento pleno de los derechos electorales; solicita cronograma garantista y una campaña electoral equitativa; la adaptación del Plan República para garantizar un proceso limpio, sin alteraciones y sin influir en el mismo; la pureza del acto propiamente dicho y de las auditorías previas y posteriores al 6D Todos son pedimentos irrebatibles, porque se adaptan a los estándares internacionales en la materia.
Sólo difiero, por cierto, en la exigencia del voto de la inmensa diáspora venezolana. Este es un hándicap para el gobierno, pero que nada se puede hacer porque las elecciones son parlamentarias y no veo posible clasificar a los venezolanos, en el exterior, conforme al concepto de domicilio nacional. Pero al fin y al cabo, las preferencias del electorado son tan alucinantes, a favor de la oposición, que esos votos no alteran las resultas.
Comparto igualmente el comunicado en lo referente a la arbitraria e ilegal conducta oficialista, después del triunfo de la MUD en las parlamentarias del 2015. Es un recuento ajustado a la realidad el que hace, en cuanto a la inconstitucional designación de los Magistrados suplentes y titulares, acortando el procedimiento establecido en la CN1999 y la Ley del Tribunal Supremo de Justicia del 2010. Parece abusiva la Resolución del actual Consejo Nacional Electoral, en cuanto al incremento de los curules y la eliminación de la votación directa y secreta para los diputados indígenas, hecho que públicamente no pudo ser analizado por un avezado rector.
Pero lo que no entiendo es por qué no se ilustra, ni en ese ni en otros documentos similares, al ciudadano común en cuanto a la estrategia a seguir, como consecuencia de la abstención, o si prefieren llamarlo, “omisión por causas justificadas para no votar”, como al parecer se quiere denominar al mismo hecho. Estas secuelas tienen que debatirse públicamente, a sabiendas que el gobierno no va a retroceder en sus estrategias tejidas desde hace mucho tiempo, para crear el caldo de cultivo para para que se produzca la abstención. Siendo un Comunicado dictado por las principales organizaciones políticas del país, después de ese recuento contenido en siete páginas, absolutamente pertinente, debió ser indicada cuál es la alternativa, porque la abstención pura y simple o “la omisión justificada para no votar” no lo es. Ya tenemos el antecedente del 2005.
En efecto, en las Parlamentarias de ese año, siguiendo las instrucciones de los líderes opositores nos abstuvimos de sufragar, para supuestamente “deslegitimar al gobierno”, creándose el efecto contrario. En primer lugar, la falta de representación en las Mesas Electorales permitió que las Actas se llenaran en la forma que quisieron los oficialistas, integrantes únicos del órgano básico electoral. Denomino de esta manera a las Mesas porque son la base de la pirámide y donde se origina la voluntad del elector. De allí sale el número de votos válidos y su distribución entre las propuestas. El Acta que se origina en la Mesa es la prueba reina para cualquier recurso administrativo o contencioso electoral. De manera que en contracara, también estaríamos dejando a la Mesa, la determinación del porcentaje de abstencionistas.
En segundo lugar, permitió que el Parlamento monocolor, rojo rojito, interpusiera una moción para la enmienda constitucional del 2009 y con ella la posibilidad de reelección eterna, a pesar que la propuesta de reforma propiamente dicha, había sido negada en consulta referendaria, dos años antes. También aprobó convertir a Hugo Chávez en legislador y la producción de una serie de leyes, de contenido socialista y por ende centralista, en las postrimerías del período, contrariando la CN1999 de corte federal y descentralizada.
Algunos dirigentes políticos han señalado dos consecuencias, no alertadas en el comunicado bajo análisis:
1.- La relación porcentual del abstencionismo es muy importante para el conocimiento y acción subsecuente de la comunidad internacional. Falso. Ellos conocen tanto o más que el común de los venezolanos, las violaciones al estado de Derecho por parte del gobierno. Pero el porcentaje de abstención, no dice nada a los países desarrollados, donde esa categoría es muy alta. En Suiza por ejemplo, quizás el país de mayor respeto a los derechos individuales, si vota el treinta por ciento (30%) del electorado, es noticia de primera plana. Igual Canadá y EEUU, donde a pesar de la facilidad para sufragar, que incluso se puede cumplir a través de internet o por correo ordinario, es escandalosamente alto el número de “No votantes”. Al contrario, si no nos presentamos a votar facilitamos la tarea del PSUV – Gobierno – Mesita – Alacranes, quienes no tendrán que hacer trampas para un resultado favorable.
2.- La mayoría del pueblo venezolano no quiere votar. Este es un argumento seguramente cierto, pero lamentable que lo exponga un dirigente político, cuya función es mostrar caminos aunque no sean los más agradables. No es función del líder unirse a la mayoría “aunque no tenga razón”.
Sir Winston Churchill en 1940, en plena guerra mundial, sustituyó al Premier Neville Chamberlain, cuando EEUU aún no había decidido intervenir como parte en un conflicto que parecía a favor de Alemania. En ese momento la mayoría de los ingleses eran partidarios de la rendición, evitando así la inminente derrota. Sin embargo, se impuso la voz de Churchill quien no ofreció bienestar ni seguridad, sino sangre, sudor y lágrimas. Concluida la guerra debió tomar medidas liberales de mercado, que produjeron hambre y necesidades inmediatas, pero bienestar económico a largo plazo. Lo hizo así por fidelidad a su criterio político y a pesar de haber salido victorioso con los Aliados en el conflicto armado, perdió en la consulta política de 1945, como Primer Ministro, cargo que recuperó un período más tarde. Eso es liderazgo.
Ojalá fuera redactado un segundo Comunicado, donde los mismos 27 Partidos Políticos, expusieran cual será el destino de Venezuela según su criterio, después del 6D con un Parlamento constituido al estilo 2005 y una legión de venezolanos, cual José Luzardo, mirando la lanza clavada en la pared, hasta morir sin haber luchado contra su estado anímico. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com03/08/2020.
Juiciosa reflexión. Es impecable la justificación,pero incomprensible el quietismo. Me vinculo a tu sensato reclamo.
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