Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Hago
referencia a lo antes expuesto porque creo es responsabilidad del gobierno
nacional tratar que nuestro gentilicio, la venezolanidad, sea reconocida positivamente
más allá de nuestras fronteras. En mi opinión
corresponde a nuestra cancillería explicar en los foros internacionales la
racionalidad del Plan de la Patria y del Socialismo del Siglo XXI, porque se
supone que nuestras autoridades creen en ellos y, por ende, tienen argumentos
sostenibles, independientemente de lo que podamos pensar los opositores al
gobierno.
No
es posible que en descargo de los
argumentos del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Dr.
Luís Almagro, electo por 33 de los 34 Estados Miembros para dibujar ante el
Consejo Permanente y la comunidad internacional, el peligro que en Venezuela se pierda el sistema
democrático, recurra la canciller Dra. Delcy Rodríguez no a desvirtuar los hechos que nos imputa el
Informe, sino a atacar al portavoz llamándolo “mentiroso, deshonesto, malhechor, mercenario y traidor”. Igualmente
es inapropiado calificar a la OEA “como
una organización a la deriva y sin brújula, con pasado nefasto y constructor de
un fracaso futuro”. Además de ser un lenguaje no cónsono, con el riesgo de
meter en el mismo saco a los países hermanos que voten favorablemente y a los
numerosos ex presidentes que unan su voz en respaldo del informe Almagro, se pierde la oportunidad y el ambiente
para presentar argumentos defensivos y las pruebas que la canciller crea
procedentes.
Otro
tema internacional, igualmente delicado que por esa misma razón debe ser
atendido, básicamente por vía diplomática, es la instalación de un campamento
militar en el Arauca que según la versión colombiana, fue en su territorio y de
acuerdo a nuestras autoridades en suelo
patrio. No tengo dudas de la imprecisión que pueda generarse en una frontera
trazada por ríos. En Derecho esta es una figura conocida como accesión inmobiliaria horizontal, causada
por la mutación de cauces y formación de islas, que dan lugar a un incremento en las orillas de las
corrientes de agua, que pueden ser paulatinos (aluviones) o repentinos
(avulsiones). Lo raro es que siendo esta una frontera bien custodiada,
peligrosa por el tráfico de drogas, guerrillas colombianas, delincuencia común,
entre otros, no exista una delimitación técnica, indubitable, que evite
cualquier género de equívocos en las acciones civiles, administrativas y
militares de ambos países. Ojalá y este incidente nos haya dejado la
experiencia necesaria para evitar cualquier problema mayor en el futuro. Dios
guarde a Venezuela!
31/03/2017
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