miércoles, 21 de junio de 2017

El día después.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Resultado de imagen para amanecer llaneroLos ángeles guardianes de los venezolanos actuaron conjunta y solidariamente durante los días siguientes al 23 de enero de 1958. Aunque la oposición política al régimen de Marcos Pérez Jiménez estaba organizada con la Junta Patriótica, para la sucesión no existía un plan organizado sobre una  jefatura de Estado y un programa de acciones a ser desarrollado de inmediato por lo que se procedió, al parecer sobre la marcha, a estructurar una Junta de Gobierno inicialmente conformada por el contraalmirante Wolgfang Larrazábal, quien la presidía, los coroneles Carlos Luís Araque, Pedro José Quevedo, Roberto Casanova y Abel Romero Villate. Los últimos dos por su cercanía al perezjimenismo fueron rápidamente sustituidos por los señores Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, que darían además una naturaleza parcialmente civil al órgano ejecutivo, lo que demuestra la improvisación. Este descuido sobre el día después, pudo truncar nuestro despertar democrático sobre todo por la situación geopolítica, que implicaba una junta militar en Colombia que concluía el período del dictador Gustavo Rojas Pinilla; Héctor Bienvenido Trujillo (El Negro), como persona interpuesta del verdadero mandatario Rafael Leonidas Trujillo (Chapita), en República Dominicana quién por cierto, poco tiempo después financiaría un atentado alevoso contra el presidente Rómulo Betancourt y, en Cuba regía el dictador Fulgencio Batista, pero ya estaba en gestación lo que sería la Revolución Cubana, aún en escena, entonces encabezada por Fidel Castro que casi de inmediato declaró su orientación comunista, constituyendo una especie de protectorado ruso.
Claro que además de la ayuda divina tuvimos a partir de 1959, después de su triunfo electoral del 7 de diciembre de 1958, la decidida y valiente actuación del presidente Rómulo Betancourt apoyado por el pacto de Punto Fijo, documento político memorable firmado principalmente por él, como candidato de Acción Democrática, el Dr. Rafael Caldera por Copei y el Dr. Jóvito Villalba por Unión Republicana Democrática, donde se estableció el respeto recíproco a los resultados electorales, la defensa de la constitucionalidad, la participación activa en el gobierno de los distintos factores políticos y de los  componentes de la sociedad organizada y, por supuesto, el desarrollo de un programa de gobierno.
No es fácil la sustitución de una administración en forma no programada. Recuerdo cuando en 1993 renunció el presidente Carlos Andrés Pérez, en medio de lo que pensé era una democracia estable,  asumiendo su compañero de partido el Dr. Octavio Lepage, por ser el presidente de la Cámara del Senado, por tanto del Congreso Nacional. Se notaba a través de la televisión mucha improvisación y dudas en las caras de los más duchos líderes políticos de la Nación, incertidumbre que continuó incluso durante la asunción como Presidente Interino del senador Ramón J. Velásquez, en junio de 1993.
A mi manera de ver, no puede entenderse como sacrilegio o traición a la Patria, que se discutan en el país nacional programas a seguir y sobre la identidad de un líder conductor para cualquier eventualidad que pueda florecer.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha convocado a una Asamblea Nacional Constituyente, que conforme prevé la Carta Magna deberá producir la transformación del Estado, un nuevo ordenamiento jurídico y la redacción de una nueva Constitución. Indudablemente que tal acto es irrito porque la convocatoria es potestad exclusiva del pueblo de Venezuela, que sólo puede expresarse por referendo debidamente convocado y tramitado, pero es válido plantearse que esos fines de la constituyente pueden  y deben ser estudiados, discutidos, analizados incluso fuera del seno de dicha Asamblea, por partidos, organizaciones, personalidades o grupos.
Además es conveniente prestar atención a todas estas ofertas, porque el país no puede quedar en estado de letargo nunca más. Cuando se de una transición en Venezuela, bien por vía electoral ordinaria u otro mecanismo como el que pueda establecer la  Asamblea Nacional Constituyente, tiene que activarse de inmediato el aparato productivo, el trabajo, la provisión de alimentos,  medicinas, de otros bienes esenciales y tiene que garantizarse la seguridad personal. Los chicos que hoy están en las calles ejerciendo su derecho constitucional a las protestas, tendrán que reintegrarse  a su vida normal, ellos están en plena etapa de formación, serán los abogados, médicos, ingenieros, obreros, agricultores, deportistas, técnicos, artesanos, artistas, empresarios y en general, ejercerán las demás profesiones u oficios que integran el tejido social. Otros tendrán que dirigir el país, mientras nuestros jóvenes concluyen su preparación intelectual, académica e incluso alcanzan su madurez personal.
Afortunadamente también tenemos en el país líderes curtidos, estadistas bien formados que, obligante es para la historia, registrar como  se adelantaron a los acontecimientos, advirtiendo los problemas que se generarían en un país que buscó y propició salidas extraordinarias, que seguía encantadores de serpientes que antepusieron las armas a la Constitución para asumir el poder. Esa verdad debe ser reconocida y no tratar de desandar caminos, con falsos  o con auténticos arrepentimientos y tomando atajos.
No podemos tener miedo a las propuestas, al debate de ideas, al diálogo. La justicia tendrá que aplicarse castigando culpables y absolviendo inocentes; habrá que sustituir quienes hayan faltado a la ley y la ética pública y ratificar funcionarios probos, repensar programas, cambiar leyes, pero el día después tiene que ser sin solución de continuidad, para una mejor Venezuela. Dios nos proteja e ilumine a todos!.

21/06/2017

2 comentarios:

  1. Excelente escrito, reflexión muy pertinente. Tan oportuna que basta recordar que tu punto de referencia, el día después del 23 de Enero del 58, había sido delineado de alguna manera a finales del 57, cuando en la ciudad de Nueva York se reunían Betancourt con Caldera y Villalba, quienes luego ya en Enero del 58, se reunieron de nuevo en la casa de Caldera (quinta Punto Fijo), para suscribir lo conversado previamente en Nva York. El Señor ya acogió a Pompeyo, y desde allá nos desbrozara el camino.

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  2. Ya se trabaja en tu acertada preocupación y por cierto, debes incorporarte cuanto antes a la reflexión y puesta en marcha del proyecto del día después. Mi hijo Marco Antonio te llamara. Le gustaría trabajar contigo. Un abrazo

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