Jesús A. Jiménez Peraza
@jesusajimenezp
Ya antes Alemania había sido dividida como
compensación por los ingentes gastos de guerra, en República Federal Alemana
(RFA) u Occidental donde regía el mercado social y la República Democrática
Alemana (RDA). Esta
última fue adjudicada a los comunistas y quedó rezagada económica e integralmente, a
tal punto que para la reunificación en 1990 la Alemania Occidental, de mayor desarrollo
industrial e incluso, deportiva y anatómicamente, debió asumir compromisos financieros
superiores a sus congéneres orientales. Obviamente, si tomamos el claro ejemplo de Alemania, el comunismo como sistema
social, político y económico con su modelo destinado a enervar la propiedad
privada y colectivizar los factores de producción, debería ser archivado y
quedar como ingrato recuerdo en los libros de historia. La verdadera situación
interna de Corea del Norte se desconoce, puesto los sucesivos regímenes de tres
tiranos despiadados e inhumanos, con idénticos genes por ser abuelo, padre e
hijo, Kim il-sung (Presidente Eterno), Kim Jong-il (Líder Supremo) y Kim Jong-un (Jefe o Líder de
Estado) respectivamente, han
tenido como política el desarrollo armamentista, en contravención al desarrollo
integral de los surcoreanos.
El patológico Kim Jong-un ha puesto en la palestra
mundial nuevamente a Nor Corea, probando cohetes cada vez más potentes que
pasan sobre el territorio sur de la península, incluso sobre el compartido mar de Japón y
estallando bombas o cabezas nucleares subterráneas que, sabrá Dios, si tiene
relación directa con los movimientos sísmicos registrados recientemente en México
y Japón.
El presidente de la nación más poderosa de la
Tierra, Donald Trump, que como tal debería asumir la responsabilidad de
recurrir en primer término a la diplomacia y a la conciliación en estos tiempos
duros y de conflagración mundial, porque su posición le permite arbitrar ante
las demás naciones de significación militar y económica, bien sea en forma
bilateral o multilateral y además, de tener la ventaja de poder reservarse la
potestad de guardar para última instancia la utilización de la fuerza, soltó
como oración lapidaria que "si Estados
Unidos se ve obligado a defenderse a sí mismo o a sus aliados no tendremos otra
opción que destruir totalmente a Corea del Norte", a lo que responde Kim Jong-un (era de esperarse)
con la amenaza de explotar una bomba H en el Pacífico. No escapa al entendimiento de todos, incluso de quienes
manejamos poco o nada el lenguaje bélico, que esas recíprocas advertencias están indefectiblemente unidas a la
utilización masiva de armas nucleares, situación advertida en la misma Asamblea
por el secretario general de la
Organización de Naciones Unidas António Guterres, lo que obviamente justifica
se prendan las alarmas del planeta, porque entendemos que todos somos víctimas
potenciales en una situación que no podemos controlar ni remediar, dependiendo
de caprichos -por respeto me inhibo de utilizar el término locura- de unos líderes mundiales capaces de iniciar una
guerra de consecuencias impredecibles e incontrolables, sin que tengan más
potestad legal que la de dirigir sus propios países, incluso utilizando los 140
caracteres que permite un twitt porque, a veces tenemos la sensación, que así
de limitadas son sus capacidades de liderazgo.
He oído y leído muchos comentarios dentro de
nuestro país, en el sentido de respaldar esas amenazas del presidente Trump,
por la simple razón que también hizo referencia a la gravísima situación venezolana,
advirtiendo sobre la angustia y
devastación que sufrimos como consecuencia no de la amenaza del comunismo
sobre nosotros, sino del comunismo ya arraigado en la nación. Creo,
honestamente, que esta situación merece un análisis más profundo, desprovisto
de nacionalismo y lleno de humanismo, porque no veo la gracia en salvar a Venezuela y destruir al mundo.
La división de la Península Coreana significó
la imposición de la llamada Doctrina Truman, en honor al presidente Harry
Truman, mediante la cual Estados Unidos podía dar libre apoyo a los “pueblos del mundo en resistencia ante los
intentos de subyugación por minorías armadas”, para lo cual debió superar
incluso la oposición de un héroe de guerra como el general Douglas MacArthur.
Quiera Dios no suframos hoy con la Doctrina Trump y debamos los pueblos del mundo soportar las
consecuencias de un exceso de defensa que, como obligación, se auto imponen los
norteamericanos. Dios proteja a la Tierra!
22/09/2017
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