Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Las
conversaciones en República Dominicana entre un grupo de opositores al
gobierno, integrado por representantes de la Mesa de la Unidad y sus asesores,
por una parte y, el oficialismo por la
otra, fue nuevamente postergado hasta el 18 de enero del corriente año sin el
suministro de información fidedigna sobre sus resultas o avances, con la
coincidente excusa confirmada por el presidente del país anfitrión Danilo
Medina Sánchez, que “hasta que todo esté
aprobado, nada está aprobado”. No tengo dudas que en conversaciones
complejas y de alto nivel, la lucha no es contra el tiempo ya que este pudiera
servir como camino de conciliación, decantando los puntos en discordia. Lo que
siento, como un problema real, es que la divergencia en algunos puntos de la
conversación, previamente anunciados como irrenunciables por las partes,
presagia que nada estará aprobado, porque
no todo será aprobado. En efecto, no vislumbro que el gobierno acepte que
la Asamblea Nacional es un organismo absolutamente legítimo y que puede ejercer
sus funciones públicas, sin más límites que los previstos en la Carta Magna; o
que en el país existan presos políticos que deben ser liberados y compensados
económicamente (artículo 49.8 Constitución Nacional) porque el ejercicio de esa
actividad es un derecho, por ende, no punible; o que debe ser renovada la
conformación del Consejo Nacional Electoral teniendo los nuevos Rectores el
perfil de despolitización e imparcialidad que ordena el artículo 294 constitucional.
Tampoco es factible que la representación opositora reconozca legitimidad a la
Asamblea Nacional Constituyente y sus actuaciones porque no ha sido convocada,
no siendo posible en consecuencia, refrendar sus actuaciones viciadas, ni tan
siquiera por el pueblo de Venezuela quien no pudiera reconocerle efectos ex
tunc (hacia atrás) a las deliberaciones del órgano.
Al
problema de indebida estructuración de la agenda del diálogo y el desatino en
anunciar puntos condicionantes del cual depende su feliz culminación, se agrega
como ingrediente que dificulta el apropiado contexto para el desarrollo del
encuentro, la presión que supone el reclamo mediante uso de la fuerza de los
venezolanos en distintos puntos de nuestra geografía, acogotados por la
inflación, la escasez y las erráticas políticas para mejorar esos y otros males
concomitantes. Reseñan los medios de comunicación serias protestas en Calabozo,
municipio Miranda del estado Guárico, sucedidos el sábado 13 de enero del 2018
que no podrán imputarse a guarimbas puesto
todos los niveles de gobierno son oficialistas, y la calificación de las
acciones implicaría abrir los
procedimientos penales como registra nuestra más reciente jurisprudencia.
Los
hechos anteriores conformados por el potencial fracaso o dicho con mayor
propiedad, quizás influenciado por íntimas aspiraciones, la no absoluta
coincidencia entre los dialogantes sobre los puntos de la agenda, además de las revueltas cada vez más fuertes
e inocultables a lo largo y ancho del país y, la inacción del gobierno que sólo
recurre a las amenazas y aumentos de salarios, tan inapropiadamente diseñados
que constituyen combustible para la inflación, en vez de paliativos para los
problemas económicos nacionales, han
puesto sobre el tapete la necesidad de adelantar las elecciones presidenciales,
a lo que al parecer se va a reducir el acuerdo de República Dominicana.
Si
las autoridades electorales anteponen la necesidad de reestructurar la
institucionalidad y buscar nuevos caminos para el desarrollo integral de
Venezuela, deberán necesariamente diseñar un mecanismo limpio, en igualdad de
condiciones para el gobierno y el sector de la oposición, impidiendo que se de
la anómala situación de votos sin votantes
que materializan en la práctica, los
lamentables hechos sucedidos durante la Procesión de la Divina Pastora en
Barquisimeto, cuando la muchedumbre coreó consignas alusivas a las autoridades
públicas, quienes hace pocas semanas fueron proclamados ganadores en las en las
elecciones regionales y de alcaldes. El fuerte rechazo popular involucró a
los militares presentes, porque está muy
claro que ellos han desatendido el mandato constitucional de constituirse como
institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada para
la defensa de la integridad y soberanía de la República, con derecho al
sufragio, pero no al ejercicio de cargos públicos ni participar en actos de
proselitismo, como hacen semanalmente en el programa Con el mazo dando y otros de
similar formato.
Al
aclararse la vía electoral conforme a la ley, lo que no constituye dádiva
alguna sino el simple reconocimiento de derechos políticos preestablecidos,
podremos oír las opciones candidaturales y la presentación de los programas de
gobierno. Pero entre tanto es necesario que se tomen medidas paliativas ante la
gravedad de las carencias alimentarias y de medicamentos que estamos sufriendo.
Durante el fin de semana circuló profusamente un diagnóstico y sugerencias de
un grupo de catedráticos de la Economía, quienes dirigieron un Mensaje Abierto
al Presidente de la República, con datos y diagnóstico preciso, además de
sugerencias que deben ser analizadas y de ser procedente, como en mi concepto
es, aplicadas para iniciar el camino hacia una Venezuela próspera donde nazca
de manera efectiva el Siglo XXI. Bienvenida Divina Pastora, bendícenos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar
ResponderEliminarjose antonio cassany gutierrez15 de enero de 2018, 5:22
Muy realista tu análisis.Por supuesto, evidencia las dificultades para llegar acuerdos cuando hay situaciones casi insalvables por las partes, en lo que se refiere AN. ANC.CNE. Otros aspectos, como :ayuda humanitaria ,liberación de los presos políticos. Quien más le toca ceder es al gobierno, allí, está el mayor problema. Por eso, hay muchas dudas de los éxitos de las conversaciones. Lógico un buen acuerdo evitaría situaciones mas conflictivas, Como señalas con mucha claridad, al aclararse la vía electoral de acuerdo a la ley sería el camino ,así también los expresa la Conferencia Episcopal. Ojala, cunda la sindéresis y se antepongan los intereses de Venezuela sobre los personales y grupales