Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Ronald Dworkin y el juez Hércules.
Mi
contribución hoy se reducirá, siguiendo mi criterio de respetar la decisión que
cada quien tome para propiciar la posibilidad de reunificación de la oposición
con posterioridad al 20 de mayo, cualquiera fuere el resultado oficial. Por eso
sólo quiero ayudar transmitiendo un método práctico, partiendo de “como debe actuar un juez para decidir un
caso muy difícil” conforme a la Doctrina Dworkin, casos como racismo y otras formas de discriminación,
aborto, objeción de conciencia y desobediencia civil, han sido decididos
mediante esta metodología. Para que cada quien pueda tomar su propia decisión,
debemos actuar como lo haría un buen Juez. No estoy planteando que las
decisiones por tomar sean jurídicas, no, obviamente que serán políticas, sólo
estoy recurriendo al método práctico y didáctico de Dworkin, para facilitar la
decisión de cada votante.
Ronald
Myles Dworkin, era un jurista norteamericano, nacido en Massachusetts en 1931,
fallecido en Londres el 2013, que
consideraba una serie de elementos en los cuales debe fundarse un juez, para
decidir casos en extremo complicados. Partía no sólo de la ley sancionada y
vigente, sino de cualquier reforma futura o lex ferenda, aplicaba pruebas, moral,
y principios filosóficos e ideó la
existencia de un Juez perfecto a quien denominó Hércules, capaz de resolver todos los asuntos llegando siempre a la
decisión más sabia, justa y adecuada.
Uno de los métodos lo denominó “el de la novela en cadena”, que
consiste en imaginar que una serie de novelistas reciben el encargo de construir
separadamente y por partes una novela,
correspondiéndole a Hércules escribir el capítulo final, partiendo de las bases
que le fueron suministradas por los diferentes escritores. De manera que si
sustituimos los novelistas por los candidatos; los capítulos por las ofertas
electorales y su viabilidad y, correspondiéndole al elector el rol de Hércules, podrá decidir más fácilmente las interrogantes
planteadas. Ejemplo, hoy salí, como siempre a
caminar por las calles de mi urbanización, como aún no eran las seis de la
mañana, deberían estar iluminadas de manera artificial, sin embargo, estaba muy
oscuro; constaté que las aceras y las calzadas estaban llenas de basura porque
gatos, perros y seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, se habían
distribuido a la fuerza los desechos comestibles, tanto de origen vegetal como
animal; las calles tienen múltiples huecos ocasionados por el tránsito y otros
provocados por la desaparición de rejillas y tapas de metal donde están las
tomas de los servicios; en algunas casas habían camiones cisternas llenando los
tanques, lo que antes se hacía a través de tuberías; los vigilantes amanecidos,
con sueño y con hambre, quejándose porque está atrasada la cosecha de mangos,
que se traduce en ausencia de desayuno y finalmente, la placita donde cierro el circuito, sirve
como hospedaje a menesterosos desatendidos por la Misión Negro Primero. Esta
situación es uno de los capítulos de la novela que debo tener en mente para los
propósitos referidos. Lo voy a considerar en mi decisión personal, aunque
ningún candidato me ha dicho como resolverían “estos
pequeños problemas”, por tanto constituye elemento probatorio testifical contra
ambos. Debo advertirle a Hércules, que allí hay
fallas de los tres niveles de gobierno, que requieren de una equilibrada
distribución del Situado Constitucional y del Fondem, lo que nos permite
considerarlos para el debate electoral. Otro
capítulo de la obra, que voy a discurrir a conciencia, son las soluciones
generales que ya los candidatos han presentado, de manera que en uno consideraré la oferta de proveerme de una
tarjeta para recibir una contribución en dólares y, en el otro un carnet de la
Patria multiuso. Como no quiero ninguno de los dos, este capítulo lo
consideraré impertinente, sin beneficio para ningún candidato. Un segmento que
quiero leer conscientemente, aún no está escrito, es cómo va cada quien a
financiar programas viables para el fomento de la actividad agrícola e
industrial; cómo va a aumentar la producción petrolera y recuperar mercados; devolver
fincas indebidamente ocupadas; detener la inflación y la diáspora y describa
planes coherentes para el regreso de nuestros hijos a la patria. En mi caso,
cada votante hará lo propio, tendré que seguir esperando que los candidatos
escriban sus capítulos, pero se agota el tiempo y no he podido escribir el
epílogo por falta de material suministrado por los novelistas. Continuaré
esperando. Dios proteja a Venezuela!
14/04/2018.
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ResponderEliminarMuy pertinente Dr. Jesús, muchas incógnitas sin resolver por los candidatos. La idea no es participar por participar, o creernos un super heroe, ni tampoco es tiempo de individualismos, y decir que había un "candidato de oposición", que puede en el mejor de los casos, solo legitimar al gobierno. Es importante tener claro, cómo lograremos ese cambio, con que herramientas, y si la población está dispuesta para coadyuvar en este cambio, que para lograrlo, parafraseando a Winston
ResponderEliminarChurchill, será producto de muchas lagrimas, sudor y sangre. Cuando hablamos de corresponsabilidad, el pueblo luce poco dispuesto a ello. Dios nos ilumine y guié, ante este rol tan difícil de hacer de el Juez Hércules. Que Dios nos proteja.
Gracias Milenna, motiva que jóvenes como tu no se rindan y estén pendientes de los acontecimientos. Un abrazo
EliminarTe felicito, no solamente por la escogencia del Juez Dworkin y su epopeya para transitar por esta "cabellera de Penelope" en que el país se nos ha convertido. Tu fina ironía es un desafío para tornarnos en novelista de un capitulo. Un abrazo
ResponderEliminarTe felicito, no solamente por la escogencia del Juez Dworkin y su epopeya para transitar por esta "cabellera de Penelope" en que el país se nos ha convertido. Tu fina ironía es un desafío para tornarnos en novelista de un capitulo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Pedro Pablo, tu experiencia política y comprobado nacionalismo te obligan a escribir capítulos que sirvan de base, para que podamos decidir con seguridad las interrogantes planteadas. Venezuela no está sola, tiene dolientes. Un abrazo.
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