Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Los
derechos humanos han existido siempre, se dice que es materia que incumbe al
Derecho Natural, son anteriores a las leyes escritas e innatos en el ser
humano, por ende, nacieron con la aparición del hombre sobre la tierra. Sin
embargo, su génesis formal se remonta a
la Declaración de Independencia de Estados Unidos, el 04 de julio de 1776,
cuando bajo dictado de Thomas Jefferson el Estado asume el reconocimiento y
protección de la vida, libertad e igualdad, como derechos inalienables. Esas
fueron las bases de la Revolución Francesa (1789) y, posteriormente, de las
Convenciones de La Haya de 1889 y 1907. En la época moderna resalta, como
fuente de los mismos, la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre, aprobados por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1948.
Estos
derechos que son inalienables, intransferibles, irrevocables, irrenunciables,
progresivos y universales, desbordaron los inicialmente anunciados por
Jefferson y hoy se clasifican por grupos, constituidos por los económicos y
sociales, los relacionados con la administración de justicia y, actualmente,
están reconocidos los de cuarta generación vinculados al medio ambiente, que
incluye toda forma de vida como animales y flora.
En
general, ninguno de los derechos anunciados tiene mayor importancia que otros,
puesto si bien la vida es una garantía primaria, absoluta, ya que ninguno puede
existir sin ella, tampoco se tendría vida plena si se desconocen los de
aparente menor jerarquía, como propiedad, libertad y salud. De manera que los
derechos humanos deben tenerse como un conjunto, deben coexistir integralmente
para que el hombre pueda sentirse como un ser pleno de dignidad.
Este
pequeño recuento lo hago por la diatriba desatada durante la semana, en relación
a la liberación de los presos políticos y algunas circunstancias concomitantes,
como la actuación de los gobernadores de oposición y la entrevista de Pedro
Pablo Fernández con el presidente Maduro, abogando por la libertad plena o por
mejorar el estado de los privados de libertad; el acto formal ante la Asamblea
Nacional Constituyente, imponiéndoles condiciones de liberación y unas declaraciones
atribuidas a Antonio Ledezma, donde reprocha que se hayan aceptado las mismas.
No
es justo que los presos políticos hayan estado un solo día privado de su
libertad, por no haber cometido hecho punible debidamente tipificado y
demostrado por la Fiscalía, como tampoco lo es que deban salir de la cárcel con
sus derechos limitados por medidas sustitutivas, pero tampoco es posible que
quien no sufra directamente la restricción de su libertad, o quien no tenga
relación conyugal o consanguínea, con el beneficiario de las mismas pueda
juzgarlo por el hecho que las haya aceptado en forma limitada. Obviamente la
libertad, como garantía constitucional es inviolable y debe tener todas las
características establecidas en el artículo 44 de la Suprema Ley, requiriéndose
para perderla, orden judicial excepto ante la comisión de un delito in
fraganti, teniendo además todo detenido derecho a comunicarse con familiares,
abogados o personas de su confianza, entre otros condicionamientos
excepcionales, por lo que no entendemos algunas denuncias de aislamiento a las
que fueron sometidos, según han afirmado públicamente.
Cualquier
restricción es una violación a ese derecho fundamental, pero sólo podemos
cuestionar al verdugo, sin someter a escarnio o críticas a quien de alguna
manera acepte el cumplimiento de una condición que le sea más favorable, aunque
continúe siendo ilegal la restricción. Tampoco podemos juzgar a quien abogue
por ellos. En este orden de ideas, es inaceptable una privación ilegítima de la
libertad, pero una vez ocurrida es válido para quien la sufre, procurar alguna medida sustitutiva, lo que en ninguna
forma puede considerarse por terceros como una rendición, renuncia o reacción
desprovista de dignidad.
Agradezco
como venezolano y cristiano a todos los participantes activos para la obtención de ese bálsamo que mejoró la
situación de quienes aceptaron para sí o sus familiares, condiciones distintas
a las vividas en un calabozo oscuro y desolado, descritas por nuestro Andrés
Eloy Blanco:
....................................
Pero, yo no siento frío,
Ni calor, ni piel siquiera;
Los grillos me han hecho
callos
En las piernas.
…………………….
Se podría estar callado,
Callado….pero no puedo!
Los grillos le han hecho
callos al silencio.
“Los grillos me han hecho
callos”
Castillo de Puerto Cabello.
1931.
Andrés Eloy Blanco.
Ya tenemos los derechos humanos en la
Constitución Nacional de 1999 y en los Tratados internacionales. Ya sólo falta
que todos los humanos tengan y gocen plenamente de esos derechos! Dios bendiga
a Venezuela!
07/06/2018
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