domingo, 9 de diciembre de 2018

Lo lamento, pero no voto hoy.

 
Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Sólo, frente a mi responsabilidad íntima debo decidirme por votar o no en las elecciones para concejales, convocadas para el día de hoy. Alguna parcialidad se enfoca en pregonar que se trata de unos cargos de mucha importancia, por ser los más cercanos al ciudadano; porque de acuerdo a mandato constitucional vigente (artículo 175), les corresponde ejercer la función legislativa en cada Municipio y finalmente,  el voto es la expresión de un derecho ciudadano e irrenunciable, camino único en una democracia.
Lo primero  es una afirmación  relativa. En general los concejales se conducen con el  mismo egoísmo y espíritu centralista que rige en todas las esferas de los Poderes Públicos.
Así como el Presidente de la República distribuye a su antojo, los recursos que debe bajar a los Estados por concepto del Fondo de Compensación Interterritorial y otras subvenciones o asignaciones especiales que dependen de él, los concejales  no han fortalecido a las Parroquias que debe ser la entidad local, conforme a la Carta Magna, donde se cumpla directamente la iniciativa y participación vecinal.
Lo segundo también es verdad en teoría, no en la práctica, porque rara vez en alguna entidad se publican o actualizan las Ordenanzas, acto a través del cual se ejerce esa atribución legisladora, ya que las labores netamente político partidistas impiden el ejercicio pleno de la gestión referida.
Tampoco he visto que los concejales tanto de gobierno como de oposición,  organizadamente, se hayan rebelado contra la Ley de las Comunas, publicada en Gaceta Oficial N° 6.011 del 21 de diciembre del 2010 que prevé la existencia de una entidad local, de un espacio socialista y distinto al Municipio  llamado Comuna, destinadas a edificar el Estado Comunal, donde las normas para regular la vida social y comunitaria correspondería al Parlamento Comunal. Porqué quieren ahora integrar un Concejo Municipal?
Respecto al tercer punto, tradicionalmente la inmensa mayoría del pueblo de Venezuela ha estado conteste en admitir al voto como medio único, constitucional y pacífico de elegir. Ese sufragio le dio la oportunidad para cambiar de partido gobernante en diferentes oportunidades y podemos afirmar que incluso de sistema, en 1999.
Fue la misma clase dirigencial quien instruyó al pueblo llano de prescindir del sufragio, cuando en el año 2005 le pidió abstenerse como forma de “deslegitimar el origen del gobierno nacional” comenzando por  los diputados que elegiríamos ese año. Después, cuando se hizo patente que el resultado fue fortalecerlo hasta el infinito, permitiéndole controlar todos los Poderes Públicos, nadie asumió responsabilidad del hecho político, que según aprecio, ha sido el de mayor trascendencia y significación en todos los períodos conformados por el chavismo – madurismo.
Sin embargo, nuevamente se reconquistó la bandera del voto en el año 2013 para respaldar a Henrique Capriles frente al actual presidente Maduro y en el 2015, cuando apertrechamos a nuestros dirigentes con una mayoría calificada en la Asamblea Nacional.
Esa mayoría, es cierto, fue desconocida a través de medios poco ortodoxos, valiéndose de algunas decisiones arbitrarias  de las Salas Electoral y Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, pero inmediatamente se notó la ausencia de  unidad por parte de la oposición, cuyos dirigentes debieron actuar como un solo cuerpo frente al enemigo común. Desde el primer día se ocuparon de determinar los partidos políticos que integrarían la Directiva en cada uno de los próximos cinco años, en vez de acordar la escogencia en cada período de quien tuviera mayor pertinencia conforme se fueran desarrollando los hechos.
Hoy apreciamos como la oposición se ha convertido en una verdadera colcha de retazos, sin desconocer la actuación valiente, decidida y el desprendimiento en muchos de sus componentes individuales.
Creo que el desgano, la falta de convicción por votar que siento y se nota fácilmente en la ciudadanía,  es una protesta contra el propio sector opositor, su falta de unión, la opaca actuación frente al gobierno e incluso la sospechosa entrega en algunos casos, lo que arrastra injustamente a quienes hacen de la política un apostolado.
Si esos elementos no cambian será difícil convencer al sufragante, no obstante entender que estamos regidos por el peor de los gobiernos en nuestra historia republicana. Dios bendiga a Venezuela!

09/12/2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abogado, el juez y los robots.

  Jesús A. Jiménez Peraza @jesusajimenezp   En 1972 la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela, obtuvo la aprobación de una pe...