domingo, 3 de marzo de 2019

En los próximos días, debe regresar Juan Guaidó a Venezuela?

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 
La verdad que la respuesta a la interrogante que utilizo como título de estas reflexiones es muy compleja. Son muchos los aspectos por analizar, más que valentía se debe demostrar inteligencia y sagacidad.  Me atrevo a asegurar que las opiniones están divididas y que en cada sector de ellas, se hacen muchas especulaciones y análisis subjetivos, algunos matizados por la desesperación que aflora en los venezolanos ante la situación, realmente caótica, que vivimos.
El propio Guaidó ha referido que regresa en los próximos días a enfrentar sus responsabilidades, mientras que personeros del oficialismo con evidente ejercicio de poder estatal, han amenazado con “una merecida recepción” lo que a todas luces significa que será apresado, entre otros hechos por desacatar la orden del Máximo Tribunal  de la República que ordenó, como medida cautelar, la prohibición de su salida del país.
Acoto expresamente no discutir en esta oportunidad,  si Juan Guaidó es Presidente Encargado de la República, ante la ausencia de uno Electo, lo que a su vez implica el desconocimiento del proceso electoral concluido el 20 de mayo del 2018 y, además, si es válida su designación como presidente de la Asamblea Nacional con base a una serie de decisiones contrarias, dictadas por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, condenando en desacato la Junta Directiva 2016 – 2017, presidida por Henry Ramos Allup y, como consecuencia, el desconocimiento de todas la directivas posteriores.
No entro a analizar esos temas porque por su complejidad tanto jurídica como meramente política, nos desviaríamos absolutamente de la pregunta inicial.
Lo que sí es cierto  y un elemento evidente  por ponderar para la respuesta, es que Juan Guaidó debe considerar que ha rebasado sus propios derechos y responsabilidades, porque se ha convertido en un factor para amalgamar el vasto sector opositor, huérfano como estuvo durante varios años de un líder con poder de convocatoria y que generara confianza, para la recuperación de nuestra menguada democracia.
A este razonamiento debo vincular otro que leí en algunas declaraciones o libro de don Rómulo Betancourt, fuente que no recuerdo con precisión, pero quien razonablemente dijo que un dirigente político de importancia no podía permitirse ser apresado con facilidad, porque desde una celda no se transmiten ni ejecutan los programas y acciones que requieren de su liderazgo.
Abundaba el reconocido Padre de la Democracia venezolana, que sólo estuvo tras las rejas en 1928, es decir, cuando apenas rondaba 20 años de edad,  por ende lleno de ímpetu pero desprovisto de experiencias de vida. A medida que la fue adquiriendo se mantuvo entre la clandestinidad y el destierro, lo que le permitió luchar como lo hizo en el campo de la política, con los resultados que todos conocemos.
Conforme información a través de los medios, Guaidó y sus asesores confían en el apoyo internacional que se ha revelado en su reciente gira por América del Sur; declaraciones de algún funcionario norteamericano, según las cuales la detención o atentado personal contra él traería graves consecuencias y el masivo respaldo popular que esperan pueda producir su regreso.
El problema es que no existe en el ordenamiento jurídico internacional, la posibilidad de una acción inmediata ante ese hecho concreto.
La Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (Lima, 11/09/2001) es muy genérica en sus supuestos. Si bien considera  elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la separación e independencia de los poderes públicos.
Pero ante el desconocimiento o desaplicación de los mismos, en tal grado que pudieran afectar el desarrollo del proceso institucional democrático o el legítimo ejercicio del poder, sólo podrían el Secretario General o el Consejo Permanente, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación.
En ese mismo orden la Carta de la OEA, reformada en Buenos Aires el 27 de febrero de 1967, considera que todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado. Tan estéril resulta que Cuba, expulsada hace  cincuenta y siete años no ha querido su reincorporación.
Altos funcionarios de Estados Unidos a pesar de “tener todas las opciones sobre la mesa” han incurrido en muchas contradicciones respecto a nuestra situación concreta,  además que su propuesta fue descartada en la reciente Reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de naciones Unidas por el veto de dos Miembros Permanentes, al igual que la de Rusia por no sumar los votos necesarios (9), lo que hace presumir que cualquiera que se presente en el futuro inmediato sufrirá la misma consecuencia.
Obviamente que si tiene un inmenso respaldo popular, el cual no perdería en ningún caso, actuando con prudencia e inteligencia.
Ruego al Espíritu Santo que  ilumine a Juan Guaidó y a sus colaboradores inmediatos! Dios bendiga a Venezuela!

03/03/2019.

1 comentario:

  1. Nos toca a los Venezolanos asumir nuestro rol. Que dios lo bendiga, lo proteja y le de sabiduría.

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