viernes, 6 de marzo de 2020

Gobiernos de la República Civil vs los de la Quinta.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Son incalculables los daños que tanto en lo económico como en lo humano han causado, al país nacional,  los gobiernos de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, quienes han copado toda la escena  durante el transcurso del siglo XXI. En algunos de estos males podemos apreciar ya sus efectos porque son inmediatos. Otros van acumulando sus capas negativas hasta que alguna vez, tarde o temprano, haga su aparición ya consolidado en personas determinadas o como mal colectivo.
La educación durante la mal llamada Cuarta República, más propiamente la República Civil del siglo XX presidida por  Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera I y II, Carlos Andrés Pérez I y II, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi,  a la que me voy a referir porque puedo dar testimonio por haberla vivido sin necesitar, por ende, recurrir a libros o testigos inmemoriales,  era perfectible pero en relación a la de hoy, extraordinaria. Estudié en escuela (Manuel Antonio Carreño, Sanare, Lara),  liceo (Mario Briceño Iragorry, Barquisimeto) y universidad (Central de Venezuela, Caracas) públicos, por lo que estoy en capacidad de dar fe de la calidad de los profesores y preparación en general, de los estudiantes que de esos centros egresaban.
Hoy cualquier conversación trivial, básicamente con abogados o médicos graduados en las universidades de nuevo cuño, nos enrostra las deficiencias académicas en formación general o en la especialidad. Desgraciadamente esa carencia ha permeado a los antiguos centros de formación, porque la estampida de profesores es evidente y  negativa su consecuencia.
La falta de preparación letrada se refleja, por supuesto, en los servicios de salud. Hoy al visitar cualquier centro público o privado en procura de atención médica, el primer consejo es averiguar la historia curricular del galeno si queremos curar nuestros males y no agravarlos. En el léxico más elemental o en la atención personal misma al paciente, vemos la diferencia abismal entre los verdaderos médicos y quienes pueden ejercer la medicina por permitirlo la ley de la materia, porque la forma de tratar y consolar al paciente es una técnica que también se estudiaba y aprendía antaño.
La diáspora es una consecuencia del mal gobierno. Todos tenemos amigos y parientes que han tenido la necesidad de emigrar de Venezuela. Los más jóvenes obligados por las circunstancias, porque no consiguen trabajo bien remunerado y, los de mayor edad  porque entienden como en efecto es, que tienen derecho a una vida mejor y con calidad en los servicios públicos,  en el ocaso de sus vidas. La emigración trae consigo la consecuencia inmediata de la separación familiar o desarraigo y, mediata con la pérdida de la nacionalidad sobre todo de la generación que nace o se desarrolla en el exterior. Es triste, por utilizar el más suave de los adjetivos, cuando vemos que nuestros nietos no conocen la hermosa historia de Venezuela,  la vida de los héroes libertarios, no gustan de las comidas vernáculas, ni les atraen nuestras playas o montañas o les parecen exóticas las sabanas de Apure.
 Los gobiernos de la Quinta República se ocupan poco del ambiente, los ríos y lagos cada vez están más contaminados y la explotación minera ha sido con el sólo propósito de proveer divisas, aún a costa de su degradación. Las plazas en pueblos y ciudades están absolutamente deterioradas porque su embellecimiento y conservación, se tiene como gasto superfluo.
Hemos perdido la infraestructura vial y urbana, los edificios públicos lucen en las peores condiciones, sin servicios ni seguridad. Las calles y carreteras sin iluminación, señalamientos y multiplicados los huecos, baches y los peligrosos obstáculos con los llamados policías acostados, que se prestan para accidentes y asaltos.
Los trabajadores perdieron sus prestaciones porque las disolvió la inflación. Los salarios son insuficientes y las pensiones, que el gobierno actual hace aparentar como el gran logro oficialista, no es tal porque si bien en monto es significativamente superior a las conferidas en el siglo XX, aquellas servían para que algunos remediaran momentáneamente alguna necesidad perentoria y, las de hoy no alcanzan para el pan de un día, por ende no resuelven el problema de nadie.
También se ufana el gobierno de haber masificado la construcción de viviendas populares, pero a la par de no adjudicarlas en propiedad privada como debe ser la obligación concurrente de diversos órganos del Estado, conforme al artículo 82 constitucional, no se conoce el número porque las estadísticas oficiales no son comprobables ni merecen fe pública.
La alternabilidad en el gobierno es una de las características de nuestra democracia conforme a los  artículos 3 de la CN61 y el 6 de la CN99. Si bien la condición fue morigerada por la enmienda del año 2009, ante el fracaso de la reforma propuesta en el 2007, debemos destacar que en la República Civil rigieron nuestros destinos seis Presidentes de la República (ver infra), porque repitieron con diez años de intervalo cada uno, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, pero gobernaron ocho equipos de gobierno, que es lo importante. En nada se parece el gabinete de Rafael Caldera I, cuyos ministros experimentaron por primera vez en Venezuela el cambio pacífico y electoral, de un partido político en el ejercicio del poder, al Caldera II que fue un gobierno multi cromático. Igualmente es marcadamente incomparable el Carlos Andrés I, acompañado de funcionarios de alto nivel administrativo, básicamente miembros de Acción Democrática, como era natural vista la filiación política del Presidente, a los independientes y de profunda formación académica de Carlos Andrés II. No analizo en esta oportunidad sus actuaciones, sólo recuerdo el hecho objetivo de la conformación ministerial en ambos casos.
Los altos funcionarios de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, son básicamente los mismos, sólo cambian de cartera por enroque, como en ajedrez. Algunos que acompañaron la Revolución en su primera etapa, han sido execrados, acusados de corrupción e ineficiencia. Otra característica en ambos casos es el abordaje de militares en cargos eminentemente civiles. 
Pero realmente la gran diferencia entre la Cuarta y la Quinta República, viene dada por lo que creo podemos bautizar como el respeto a la ley, a lo cual por cuestiones de espacio me referiré posteriormente. Dios bendiga a Venezuela!


06/03/2020.

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