- El síndrome de Northeim. Parte II.
Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
Decíamos
en el artículo anterior (“El síndrome de
Northeim”), que la investigación para la tesis de grado del
profesor William Sheridan Allen, condensada en su libro
“La toma del poder por los nazis”, se fundamenta especialmente en cómo puede un
país civilizado caer en las garras del totalitarismo y, por sobre todo, cómo
puede mantener cautivada la atención del electorado.
Para
conseguir una respuesta a las interrogantes planteadas, siguió el autor el
proceso político en una pequeña colectividad alemana, Northeim, Hannover, desde
el año 1933 cuando el partido oficialista NSDAP (partido Nazi), ganó
sorpresivamente las elecciones, hasta que todos los desaciertos de Hitler y su
camarilla condujeron a la nación a la II guerra mundial. Con transcripciones
textuales o reproducciones objetivas, referimos dos puntos de la estrategia,
primero, la transformación de los mecanismos democráticos y pluralistas de
poder en la ciudad, en instrumentos de dictadura y segundo, la implementación de un sistema de terror
generalizado.
El tercer punto del programa estratégicamente diseñado y ejecutado con
esmero, fue la intoxicación de los
ciudadanos mediante el uso abusivo
de todos los medios de propaganda, a la cual se le dio una finalidad dual, por una parte mantener la
idea y el entusiasmo entre la población sobre el hecho que se estaba haciendo
algo nuevo y, por la otra, ocultar diversos componentes negativos durante la
gestación del movimiento. De los principales medios escritos (propio de la
época), el Volksblatt y el Northeimer desaparecieron
casi de inmediato y el NNN, se mostró
inicialmente ambiguo y tolerante después. Sin embargo, el partido gobernante
exigía más. Toda la prensa debía ser maleable o atenerse a las consecuencias.
El
oficialismo acordó publicar un diario de respaldo incondicional, El Hort, que tuvo poca acogida, por lo
que decidieron apoderarse de las rotativas del Volksblatt, para publicar el NB, periódico autónomo para ofrecer el
punto de vista nazi en Northeim. En los primeros seis meses el gobierno apuntó
sus baterías contra NNN por
considerarse órgano del partido opositor, lo que atemorizó a los suscriptores,
sobre todo después de la designación de Hitler como Canciller, lo que a la par
trajo como consecuencia, una merma vertical en la publicidad. No se consideró
necesario regular la adquisición de insumos necesarios, porque el sistema de
venta al público era por suscripciones, las cuales fueron controladas mediante
amenazas.
El
hecho sobre el cual se ahondó la publicidad oficialista, fue el advenimiento
del Tercer Reich. Recordemos que
después de la I guerra mundial, Alemania cambió la Constitución para
transformarse de Imperio Alemán a la
República de Weimar, aunque los nazistas no permitieron la popularización de
tal cambio. Pero este tema se hizo muy monótono, por lo que se decidió abordar
nuevos lemas, que fueron: 1) La celebración masiva del 20 de abril, por ser el
cumpleaños de Hitler. 2) Festejos por el día del Trabajador Alemán. 3) Décimo
aniversario de la muerte de Albert Leo Schlageter.
El
44° aniversario del nacimiento del Fuhrer fue realmente apoteósico, durante
varias ediciones se reseñaron los actos religiosos, designación de lugares
(calles, plazas, edificios) con su nombre, festividades populares en calles y
tabernas e incluso la distribución que hizo de quesos, dulces y salchichas en
las universidades, las cuales había recibido como regalos.
El
1 de mayo, fue celebrado con dos características, una, parecía la extensión del
cumpleaños del líder fundamental de la Revolución nazi, otra, que por primera
vez la conmemoración fue organizada y ejecutada no por los trabajadores, sino
por el oficialismo.
lbert
Leo Schlageter, era muy poco conocido y no había tenido ninguna relevancia
pública, pero se necesitaba un héroe
revolucionario y fue escogido él porque los tribunales franceses lo habían condenado a muerte por la ocupación de Ruhr en
1923. Se ordenó popularizar en su honor el slogan: “Nunca olvidar”. Así se convirtió Schlageter en ídolo con pies de
barro, sin actos heroicos.
Agotados
los tres temas centrales de la publicidad masiva y por la circunstancia de
faltar tiempo aún para las elecciones, se recurrió a dos puntos extras: enseñar
y adiestrar en defensa civil a los northeimeses, formados en especie
de brigadas con el apoyo de las sociedades patrióticas y un poco más de
avanzada, con el mismo fin, se organizó la construcción de planeadores y
adiestramiento de pilotos. Sometido a la andanada publicitaria correspondiente,
a este hecho se le atribuyó efecto necesario como logro central revolucionario, para justificar el aseguramiento del
control sobre el pueblo de Northeim.
La
publicidad fue el mecanismo esencial en
la filosofía de Adolph Hitler. El escritor Sven Félix Kellerhoff([i]) cita a Hitler, quien solía decir: “Durante la guerra, la propaganda es un medio para alcanzar el fin, y
éste es luchar por la existencia del pueblo alemán”... omissis ... a quién ha
de dirigirse la propaganda? A la actualidad científica? “Siempre deberá
dirigirse exclusivamente a las masas...la capacidad receptiva de la gran masa
es usualmente muy limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión”.
El cuarto punto, que no lo fue en forma cronológica o escalonada, sino desde
los inicios del nazismo, es el cumplimiento de una serie de actos que
garantizaran la atomización y boicot a los judíos. Aunque esta raza no
estaba muy extendida en Alemania, estaban dedicados a las pequeñas empresas,
ganadería, artesanía y tienda de alimentos y ropas. Los judíos se habían
adaptado a Northeim y los nazis estaban dispuestos a cambiar esa situación,
basados en hechos directos de terror y propaganda. En este pueblo, centro del
estudio del profesor William Sheridan Allen, la persecución se inició
formalmente con un anuncio en el diario NNN, donde el partido oficialista NSDAP
convocaba a un boicot anti judío visto el
maltrato que en Judea se prodigaba a los alemanes, por lo que había que
obligarlos a arrodillarse.
Al principio los judíos no
creían que el nazismo llegara a mayores como producto del odio racial. No querían abandonar sus
propiedades y posiciones económicas, como el caso del banquero principal del
pueblo, quien solía decir: “aquí soy el
banquero Muller”, en otros sitios sería “el
judío Muller”. Mantuvieron sus esperanzas de reinserción no obstante que
rápidamente fueron excluidos de todo tipo de organización social y sitios
públicos.
El cuarto punto dentro del programa nazi, enfocado como hemos venido
analizando de manos del profesor William Allen, en la población de Northeim, es la sensación de bonanza. Siendo que
la depresión económica fue la causa que indujo a los votantes a sufragar por la
propuesta del nazismo, era necesario aparentar con señales externas que la
rueda del progreso había arrancado, bajo un vigoroso nuevo liderazgo. A finales
de 1933 en la ciudad había 653 desempleados, por lo que se iniciaron obras con
dineros públicos pero puestos a disposición del NSDAP, obviamente aplicando
como política que Estado y partido era lo mismo. Los comunistas fueron
despedidos de sus trabajos, que de inmediato ocupaban los nazistas, pero no se
permitió reconocer a “los rojos” la
condición de desempleados, con lo cual se bajó el número de personas en paro y
se dio trabajo a los miembros del partido gobernante.
Otro
elemento fundamental, acrecentado con la publicidad y los mecanismos paralelos
generadores de terror, fue la lluvia de
acontecimientos menores. Muchas cosas sucedieron por generación espontánea
o forzados, desde finales del verano de 1933, todos los cuales facilitaron la
configuración de la dictadura, la cual consiguió surcos sociales donde
acomodarse y desarrollarse.
Aumentó
el totalitarismo; los ciudadanos fueron atemorizándose gradualmente amainando
la resistencia y la ciudad fue reafirmando su “personalidad corporativa”, sus calles y edificios sólo podían
adornarse con esvásticas y banderas negras, blancas y rojas; un día salía la
policía a hacer arrestos y al siguiente, un gran desfile lleno de vítores; se
apilaban libros contra revolucionarios para quemarlos públicamente; por las
calles se difundían discursos altisonantes radiofónicos; pastores en las
esquinas bendecían al Fuhrer; se deprestigiaban a los opositores, imputándole
delitos comunes pero repugnantes, corrían rumores de allanamiento por la
Gestapo y la conseja que para evitar problemas era mejor “afiliarse al partido”; se ofreció tantas prebendas a los
militantes, que los viejos nazistas comenzaron a apodar a los nuevos como “Maerzgefallene”, con el sardónico doble
sentido “de favorecidos de marzo” y
“caídos de marzo”. Fue tal el número de solicitudes que pasado el 1 de
mayo, el NSDAP declaró no tener posibilidad de procesarlas todas.
Todos
de alguna manera preferían ser identificados con el proceso nazista, aún cuando tuvieran algunos resabios en contra. Se
hizo famoso el caso de Hugo Spiessmann, quien
había expresado en público sus dudas sobre asociarse al partido nazi, sin
embargo en las celebraciones pos electoral, no tuvo empacho alguno en decir: “Por fortuna lo hice oportunamente”, mientras
extendía su brazo en el más puro saludo de Hitler.
En general, a los pobladores les agradó la oferta de la
extinción de las diferencias sociales, se sentían en una era nacionalista donde la idea del honor y la revivificación
nacional resultaba sobre manera atractiva. Pero al entrar al NSDAP el militante
quedaba atrapado, sometido a la disciplina del partido y ayudar en todo el
proceso, que implicaba hasta los más pequeños bloques o células organizativas,
por tanto bajo constante vigilancia.
No tardó mucho en fraguarse una conspiración de idealistas, que mostraron su descontento hacia la
dirección regional de Ernst Girmann, acusado de malversar dineros del partido y
públicos, formando un séquito propio para su protección, con hombres rudos y
violentos como Hermann Denzler y August Ude.
Son al menos alarmantes,
algunas conclusiones del profesor
William Sheridan Allen en su tesis, más si las vinculamos idealmente con
el proceso Bolivariano, las cuales podemos resumir así: 1) La dictadura nazi perjudicó a todos, incluso a quienes hicieron
la paz con ella. 2) La mayoría
descubrió el significado de una dictadura, cuando experimentó el
desmoronamiento general de la confianza y la comunicación social. 3) Todos recobraron la conciencia, sólo
cuando Hitler les trajo la guerra, una
guerra que todos odiaban y temían. 4)
La Revolución trajo el hambre, todos aprendieron que el nazismo significaba
muerte. No obstante el nacionalismo inculcado, nadie dio vítores cuando la
guarnición salió marchando de la ciudad en 1939, rumbo al morbo desconocido de
la guerra. 5) Casi ningún northeimés
se formó una formal idea de lo que pasaba en aquellos tiempos, ni llegó a
entender la naturaleza del atractivo nazi. 6)
Cada grupo vio un lado u otro del nazismo, pero ninguno calibró el horror
completo hasta que fue demasiado tarde. 7)
El problema con el nazismo fue de percepción tardía, es probable que otras
ciudades compartieran las dificultades y el destino de Northeim bajo circunstancias distintas. No es fácil
conseguir el remedio, pero el conocimiento y la comprensión son el primer paso hacia él.
La historia son hechos que se repiten, en diferentes
tiempos y lugares, la grandeza está en evitar que los profundamente negativos y generalizados, vuelvan cuando y donde somos los
protagonistas!. Dios bendiga a Venezuela.
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