jueves, 14 de mayo de 2020

Tardía percepción a la Revolución dañina.


- El síndrome de Northeim. Parte II.
Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 

Decíamos en el artículo anterior (“El síndrome de Northeim”), que  la investigación para la tesis de grado del profesor William Sheridan Allen, condensada en  su libro “La toma del poder por los nazis”,   se fundamenta especialmente en cómo puede un país civilizado caer en las garras del totalitarismo y, por sobre todo, cómo puede mantener cautivada la atención del electorado.
Para conseguir una respuesta a las interrogantes planteadas, siguió el autor el proceso político en una pequeña colectividad alemana, Northeim, Hannover, desde el año 1933 cuando el partido oficialista NSDAP (partido Nazi), ganó sorpresivamente las elecciones, hasta que todos los desaciertos de Hitler y su camarilla condujeron a la nación a la II guerra mundial. Con transcripciones textuales o reproducciones objetivas, referimos dos puntos de la estrategia, primero, la transformación de los mecanismos democráticos y pluralistas de poder en la ciudad, en instrumentos de dictadura y segundo,  la implementación de un sistema de terror generalizado.
El tercer punto del programa estratégicamente diseñado y ejecutado con esmero, fue la intoxicación de los ciudadanos mediante el uso abusivo de todos los medios de propaganda, a la cual se le dio  una finalidad dual, por una parte mantener la idea y el entusiasmo entre la población sobre el hecho que se estaba haciendo algo nuevo y, por la otra, ocultar diversos componentes negativos durante la gestación del movimiento. De los principales medios escritos (propio de la época), el Volksblatt y el Northeimer desaparecieron casi de inmediato y el NNN, se mostró inicialmente ambiguo y tolerante después. Sin embargo, el partido gobernante exigía más. Toda la prensa debía ser maleable o atenerse a las consecuencias.
El oficialismo acordó publicar un diario de respaldo incondicional, El Hort, que tuvo poca acogida, por lo que decidieron apoderarse de las rotativas del Volksblatt, para publicar el NB, periódico autónomo para ofrecer el punto de vista nazi en Northeim. En los primeros seis meses el gobierno apuntó sus baterías contra NNN por considerarse órgano del partido opositor, lo que atemorizó a los suscriptores, sobre todo después de la designación de Hitler como Canciller, lo que a la par trajo como consecuencia, una merma vertical en la publicidad. No se consideró necesario regular la adquisición de insumos necesarios, porque el sistema de venta al público era por suscripciones, las cuales fueron controladas mediante amenazas.
El hecho sobre el cual se ahondó la publicidad oficialista, fue el advenimiento del Tercer Reich. Recordemos que después de la I guerra mundial, Alemania cambió la Constitución para transformarse  de Imperio Alemán a la República de Weimar, aunque los nazistas no permitieron la popularización de tal cambio. Pero este tema se hizo muy monótono, por lo que se decidió abordar nuevos lemas, que fueron: 1) La celebración masiva del 20 de abril, por ser el cumpleaños de Hitler. 2) Festejos por el día del Trabajador Alemán. 3) Décimo aniversario de la muerte de Albert Leo Schlageter.
El 44° aniversario del nacimiento del Fuhrer fue realmente apoteósico, durante varias ediciones se reseñaron los actos religiosos, designación de lugares (calles, plazas, edificios) con su nombre, festividades populares en calles y tabernas e incluso la distribución que hizo de quesos, dulces y salchichas en las universidades, las cuales había recibido como regalos.
El 1 de mayo, fue celebrado con dos características, una, parecía la extensión del cumpleaños del líder fundamental de la Revolución nazi, otra, que por primera vez la conmemoración fue organizada y ejecutada no por los trabajadores, sino por el oficialismo.
lbert Leo Schlageter, era muy poco conocido y no había tenido ninguna relevancia pública, pero se necesitaba un héroe revolucionario y fue escogido él porque los tribunales franceses lo habían  condenado a muerte por la ocupación de Ruhr en 1923. Se ordenó popularizar en su honor el slogan: “Nunca olvidar”. Así se convirtió Schlageter en ídolo con pies de barro, sin actos heroicos.
Agotados los tres temas centrales de la publicidad masiva y por la circunstancia de faltar tiempo aún para las elecciones, se recurrió a dos puntos extras: enseñar y adiestrar en defensa civil a los northeimeses, formados en especie de brigadas con el apoyo de las sociedades patrióticas y un poco más de avanzada, con el mismo fin, se organizó la construcción de planeadores y adiestramiento de pilotos. Sometido a la andanada publicitaria correspondiente, a este hecho se le atribuyó efecto necesario como logro central revolucionario, para justificar el aseguramiento del control sobre el pueblo de Northeim.
La  publicidad fue el mecanismo esencial en la filosofía de Adolph Hitler. El escritor Sven Félix Kellerhoff([i]) cita a Hitler, quien solía decir: “Durante la guerra, la propaganda es un medio para alcanzar el fin, y éste es luchar por la existencia del pueblo alemán”... omissis ... a quién ha de dirigirse la propaganda? A la actualidad científica? “Siempre deberá dirigirse exclusivamente a las masas...la capacidad receptiva de la gran masa es usualmente muy limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión”.
El cuarto punto, que no lo fue en forma cronológica o escalonada, sino desde los inicios del nazismo, es el cumplimiento de una serie de actos que garantizaran la atomización y boicot a los judíos. Aunque esta raza no estaba muy extendida en Alemania, estaban dedicados a las pequeñas empresas, ganadería, artesanía y tienda de alimentos y ropas. Los judíos se habían adaptado a Northeim y los nazis estaban dispuestos a cambiar esa situación, basados en hechos directos de terror y propaganda. En este pueblo, centro del estudio del profesor William Sheridan Allen, la persecución se inició formalmente con un anuncio en el diario NNN, donde el partido oficialista NSDAP convocaba a un boicot anti judío visto el maltrato que en Judea se prodigaba a los alemanes, por lo que había que obligarlos a arrodillarse.
Al principio los judíos no creían que el nazismo llegara a mayores como producto del  odio racial. No querían abandonar sus propiedades y posiciones económicas, como el caso del banquero principal del pueblo, quien solía decir: “aquí soy el banquero Muller”, en otros sitios sería “el judío Muller”. Mantuvieron sus esperanzas de reinserción no obstante que rápidamente fueron excluidos de todo tipo de organización social y sitios públicos.
El cuarto punto dentro del programa nazi, enfocado como hemos venido analizando de manos del profesor William Allen, en la población de Northeim, es la sensación de bonanza. Siendo que la depresión económica fue la causa que indujo a los votantes a sufragar por la propuesta del nazismo, era necesario aparentar con señales externas que la rueda del progreso había arrancado, bajo un vigoroso nuevo liderazgo. A finales de 1933 en la ciudad había 653 desempleados, por lo que se iniciaron obras con dineros públicos pero puestos a disposición del NSDAP, obviamente aplicando como política que Estado y partido era lo mismo. Los comunistas fueron despedidos de sus trabajos, que de inmediato ocupaban los nazistas, pero no se permitió reconocer a “los rojos” la condición de desempleados, con lo cual se bajó el número de personas en paro y se dio trabajo a los miembros del partido gobernante.
Otro elemento fundamental, acrecentado con la publicidad y los mecanismos paralelos generadores de terror, fue la lluvia de acontecimientos menores. Muchas cosas sucedieron por generación espontánea o forzados, desde finales del verano de 1933, todos los cuales facilitaron la configuración de la dictadura, la cual consiguió surcos sociales donde acomodarse y desarrollarse.
Aumentó el totalitarismo; los ciudadanos fueron atemorizándose gradualmente amainando la resistencia y la ciudad fue reafirmando su “personalidad corporativa”, sus calles y edificios sólo podían adornarse con esvásticas y banderas negras, blancas y rojas; un día salía la policía a hacer arrestos y al siguiente, un gran desfile lleno de vítores; se apilaban libros contra revolucionarios para quemarlos públicamente; por las calles se difundían discursos altisonantes radiofónicos; pastores en las esquinas bendecían al Fuhrer; se deprestigiaban a los opositores, imputándole delitos comunes pero repugnantes, corrían rumores de allanamiento por la Gestapo y la conseja que para evitar problemas era mejor “afiliarse al partido”; se ofreció tantas prebendas a los militantes, que los viejos nazistas comenzaron a apodar a los nuevos como “Maerzgefallene”, con el sardónico doble sentido “de favorecidos de marzo” y “caídos de marzo”. Fue tal el número de solicitudes que pasado el 1 de mayo, el NSDAP declaró no tener posibilidad de procesarlas todas.
Todos de alguna manera preferían ser identificados con el proceso nazista, aún cuando tuvieran algunos resabios en contra. Se hizo famoso el caso de Hugo Spiessmann, quien había expresado en público sus dudas sobre asociarse al partido nazi, sin embargo en las celebraciones pos electoral, no tuvo empacho alguno en decir: “Por fortuna lo hice oportunamente”, mientras extendía su brazo en el más puro saludo de Hitler.
En general, a los pobladores les agradó la oferta de la extinción de las diferencias sociales, se sentían en una era nacionalista donde la idea del honor y la revivificación nacional resultaba sobre manera atractiva. Pero al entrar al NSDAP el militante quedaba atrapado, sometido a la disciplina del partido y ayudar en todo el proceso, que implicaba hasta los más pequeños bloques o células organizativas, por tanto bajo constante vigilancia.
No tardó mucho en fraguarse una conspiración de idealistas, que mostraron su descontento hacia la dirección regional de Ernst Girmann, acusado de malversar dineros del partido y públicos, formando un séquito propio para su protección, con hombres rudos y violentos como Hermann Denzler y August Ude.
Son al menos alarmantes,  algunas conclusiones del profesor  William Sheridan Allen en su tesis, más si las vinculamos idealmente con el proceso Bolivariano, las cuales podemos resumir así: 1) La dictadura nazi perjudicó a todos, incluso a quienes hicieron la paz con ella. 2) La mayoría descubrió el significado de una dictadura, cuando experimentó el desmoronamiento general de la confianza y la comunicación social. 3) Todos recobraron la conciencia, sólo cuando  Hitler les trajo la guerra, una guerra que todos odiaban y temían. 4) La Revolución trajo el hambre, todos aprendieron que el nazismo significaba muerte. No obstante el nacionalismo inculcado, nadie dio vítores cuando la guarnición salió marchando de la ciudad en 1939, rumbo al morbo desconocido de la guerra. 5) Casi ningún northeimés se formó una formal idea de lo que pasaba en aquellos tiempos, ni llegó a entender la naturaleza del atractivo nazi. 6) Cada grupo vio un lado u otro del nazismo, pero ninguno calibró el horror completo hasta que fue demasiado tarde. 7) El problema con el nazismo fue de percepción tardía, es probable que otras ciudades compartieran las dificultades y el destino de Northeim  bajo circunstancias distintas. No es fácil conseguir el remedio, pero el conocimiento y la comprensión son el primer paso hacia él.
La historia son hechos que se repiten, en diferentes tiempos y lugares, la grandeza está en evitar que los  profundamente negativos y generalizados,  vuelvan cuando y donde somos los protagonistas!. Dios bendiga a Venezuela.
14/05/2020.

 

 




([i]) “Mi Lucha: la historia del libro que marcó el siglo XX” Pág. 29. Barcelona. 2016. Traducción de Lara Cortés.  

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