Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
Es
natural que el hombre en los inicios de la humanidad se defendiera a sí mismo de
la naturaleza y de los animales, con el uso de
armas rudimentarias. Posteriormente asumió la defensa de su familia o el clan, que en diferentes épocas
comenzaron a formar las unidades sociales básicas. Cuando se requería algún
producto mineral o vegetal o de un sitio privilegiado por la calidad del suelo
o abundancia de agua, ocupado por otros, resultaba más fácil tomarlo a la
fuerza que negociar su adquisición. El hombre era para entonces semi nómada. No
existían las normas del Derecho debidamente clasificadas. La ley única era la
del más fuerte, sin ningún tipo de reglamentaciones.
Las ciudades
y posteriormente el Estado, se iniciaron como organizaciones más complejas,
cuya estructura y dimensiones obligó al hombre a hacerse sedentario, debiendo
regirse por normas sueltas, luego clasificadas y codificadas, hecho que se
inicia con Justiniano y el Corpus Juris Civilis alrededor del año 530.
La
historia, en todos los tiempos y lugares, muestra grandes sucesos bélicos
en toda Europa, en especial el centro y
los países nórdicos con sus vikingos; en Asia destacando Mesopotamia y Japón; el extremo
norte de África. El indígena americano enfrentó fieramente a los invasores, al
inicio en defensiva durante la
colonización y después en forma
ofensiva para la independencia. Las luchas han sido por diferentes causas,
políticas, territorio, honor, por religión. Individualmente surgieron épicos
guerreros como Atila, Darío I, Julio César,
Alejandro Magno, Gengis Jan, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, cada uno
batallando por sus ideales o beneficios.
Los
dos hitos mayores aunque no por la cantidad de muertes y heridos, sino por las
implicaciones, son por supuesto la Primera (1914 – 1918) y la Segunda guerra
mundial (1939 – 1945), ambas en el continente Europeo. La expansión
imperialista y sus imposiciones económicas dieron pie a la primera de ellas,
aunque la historia registra la causa principal como un incidente diplomático
por la muerte del archiduque de Austria. La conclusión formal de ese conflicto
con la firma del Tratado de Versalles, marcó dos décadas después una de las
razones para el inicio de la II guerra, porque Alemania se sintió en
desventajas con las condiciones, unida a los aires de superioridad étnica del
líder fundamental del nacismo y su innato populismo.
Después
de cada una de estas guerras los diferentes países del mundo formaron la
Sociedad de Naciones y la Organización de Naciones Unidas, respectivamente, con
el objetivo principal, de regular los derechos e igualdad de los hombres,
preservar la paz para las generaciones por venir, practicar la tolerancia y
vivir en paz como buenos vecinos. Sentidos discurso de los dirigentes mundiales
fueron testimonio que sólo usaríamos las armas en servicio del interés común.
Sin
embargo las luchas externas e intestinas han continuado en el planeta. Guerras
civiles en África, Vietnam, las de Medio
Oriente entre árabes y judíos, por razas, ocupación territorial,
fundamentalismo religioso, razones económicas y otras.
En
Venezuela concretamente, después de la guerra de Independencia, extendida por
el continente y la de Federación en la segunda mitad del siglo XIX, quedaron en
forma aislada las montoneras y caudillos, pacificados por Juan Vicente Gómez, a
quien derrota una mortal enfermedad, sin restar la significación de la
tenacidad política de la Generación del 28.
Después
de dos décadas de transición del militarismo a la civilidad, vino para la
República un período de asentamiento y perfectibilidad democrática,
interrumpida por un conato de golpe militar el 04 de febrero de 1992, movimientos
execrados desde los sofocados por el presidente Rómulo Betancourt y las insignificantes
(en el campo militar) guerrillas aupadas por Cuba en la década de los años 60.
Esos
acontecimientos del 04 de febrero no hubiesen tenido mayor trascendencia, de no
haberse convertido en el factor determinante para el triunfo electoral del
presidente Chávez en diciembre de 1998,
y con él la implantación de un sistema amorfo de capitalismo de Estado –
comunismo, que nos han hecho retroceder en lo social, en el campo empresarial y
económico, en infraestructura, es decir, integralmente como Estado, aglutinador
de todos los Poderes Públicos, lo que hace pensar a muchos ciudadanos que no
existe más salida que volver al salvajismo armado.
Conforme
a la CN1999 la Fuerza Armada Nacional es una institución profesional, apolítica,
creada para garantizar la soberanía e independencia de la Nación, lo que
implica la integridad del territorio. No puede estar al servicio de parcialidad
ni persona alguna, siendo sus componentes el Ejército, la Armada, la Aviación y
la Guardia Nacional, a quien le corresponde colaborar en el desarrollo de las
operaciones de planificación, ejecución y
control de las operaciones militares requeridas para la defensa de la Nación.
La
Asamblea Nacional Constituyente publicó en Gaceta Oficial N° 6.508 Ext. del 30
de enero del 2020, la Ley “Constitucional” de la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana, donde agrega como componente especial a la Milicia Bolivariana, de
carácter popular integrada por “quienes
manifiesten su deseo patriótico de participar activamente en acciones que
contribuyan a la seguridad de la Nación”. En esa actividad se le atribuye
expresa competencia para registrar, organizar, equipar, adiestrar y adoctrinar
al pueblo sobre el sistema defensivo territorial. Su elemento básico es la
Unidad de Defensa Integral, pudiendo incorporar como cuerpos combatientes a
voluntarios que laboran en instituciones públicas o privadas.
En
este blogs hemos expresado (La Constituyente y las Leyes Constitucionales) nuestra
reserva sobre el soporte jurídico de tales “Leyes Constitucionales”, puesto es
una categoría no prevista en la CN1999, que sólo reconoce las leyes ordinarias
y las orgánicas, que tienen como fin organizar los Poderes Públicos,
desarrollar derechos constitucionales y las que sirven como marco a otro
conjunto normativo.
El
Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, de la cual forma parte
Venezuela, visto que el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional es
uno de los propósitos fundamentales de la organización, prevé una intervención
armada en los países cuando se hayan agotado los medios pacíficos, las medidas
provisionales o persuasivas, todo a criterio del Consejo de Seguridad. Esta
intervención no es fácil de lograr vista la composición de dicho Consejo y el
derecho de veto que tienen algunos países, entre ellos Rusia y China, con
abundantes intereses geopolíticos y económicos en el mundo e igualmente en
Venezuela.
Aunque
la Fuerza Armada Nacional no está prevista propiamente como uno de los Poderes
del Estado y sus funciones son las antes
referidas, indudablemente por nuestra
tradición histórica y falta de robustez de un verdadero estado de Derecho,
pueden influir en el desempeño ideal de nuestro sistema democrático. En lo
personal no creo existan posibilidades ciertas de algún tipo de intervención
militar, interno o internacional en nuestro país. El camino: ya lo señalaron Mahatma
Gandhi, Nelson Mandela y Marthin Luther King. Dios bendiga a Venezuela!
24/03/2021.
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