sábado, 9 de abril de 2022

Un diputado sin ideas y enredado en su revolución.


Jesús A. Jiménez Peraza

@jesusajimenezp

Hans Kelsen

Un diputado del partido oficialista y ex ministro de Relaciones Interiores, conocido por pregonar algunos datos fantasiosos y excentricidades, como el asesinato de Vladimiro Montesinos por militares peruanos, ex asesor de seguridad del presidente Alberto Fujimori, acusado por violación de derechos humanos y de quien se afirmaba permanecía en Venezuela bajo la protección del presidente Hugo Chávez, hecho a la postre comprobado. También famoso por haber pregonado una denuncia contra DirecTV por espiar, supuestamente, a los venezolanos a través de la bi direccionalidad de su señal, circunstancia que jamás fue demostrada y de alertar a los colombianos, sobre un hecho que de ser cierto debería permanecer como secreto militar, pues se relaciona con nuestros equipos bélicos de ataque y defensa, comentó hace algunos días en un programa de televisión que, confieso no conocía de su existencia, sobre unos elementos que contrarían nuestro sistema democrático, social de Derecho y de justicia.

Aseveró que la justicia en Venezuela no funciona, que se terminaron los procesos, que la corrupción pulula en el Tribunal Supremo de Justicia, donde se admite la intromisión de dos señoras que fungen como las “magistradas 33 y 34 que deberían estar presas”. Obviamente, cada uno de estos hechos son tipos penales que él está en la obligación de denunciar ante el Ministerio Público.

La memoria del venezolano es muy frágil, seguramente no recuerda que el diario El Nacional del 13 de diciembre del 2004 reseña como ese mismo diputado, siendo Presidente de la Comisión encargada de la escogencia de los Magistrados del TSJ, decía que la oposición no había cumplido su trabajo buscando acuerdos para designar algunos jueces que les fueran afines. Manifestó que ellos (el oficialismo) asumían la función de designarlos, que en el grupo de ungidos ninguno “actuaría contra nosotros (ellos) y que no se meterían autogoles”. Entonces, de qué se queja hoy, cuando corre el riesgo que alguna parcialidad de su propio equipo lo llene de goles?.

Es que el diputado de marras no deja de sorprendernos, para mantenerse en el tapete de la opinión pública declaró recientemente otra genialidad: “la Revolución Bolivariana no ha terminado sino que está en constante renovación”, para justificar que no obstante corresponder al propio Máximo Tribunal de la República conforme a la CN1999, designar al Inspector General de Tribunales y al Director de la Escuela de la Magistratura, ahora lo hará la Asamblea Nacional porque así lo prevén los artículos 81 y 83 de la nueva Ley del TSJ, aunque la Constitución diga otra cosa, y en Venezuela no existe, ni puede existir la separación de los Poderes Públicos, siendo este un antiguo esquema para impedir el desarrollo de las verdaderas democracias, según su peculiar criterio.

Desde los primeros días de ingreso a la Facultad, los estudiantes empiezan a lidiar con una materia muy importante porque abre las puertas al estudio metódico del Derecho, que se denomina precisamente Introducción al Derecho y en ella se familiarizan con la Pirámide de Hans Kelsen, en cuyo vértice el profesor austríaco coloca a la Constitución  para graficar, con fines didácticos, la fuerza normativa de las diferentes disposiciones legales, quedando todas las demás subordinadas. De manera que una ley orgánica no puede ir en contracorriente a la Constitución.

Nunca oímos a este diputado protestar cuando a partir del 2015, la Sala Constitucional torpedeó la acción de la Asamblea Nacional anulando todas las leyes sancionadas, convirtiéndose así en legisladores activos, aceptando con esta conducta omisa que entre los Podres Públicos además de la justificada separación, existe la institución del control recíproco.

Pero contradictoriamente hoy defiende una tesis contraria, al aprobar el artículo 25 de la nueva ley del Tribunal Supremo de Justicia, se traza una profunda raya en la delimitación de las potestades públicas, léase separación de Poderes porque ahora la Sala Constitucional no podrá cambiar leyes, si alguna le pareciera inconstitucional deberá enviar la notificación correspondiente a la Asamblea Nacional, para que legisle al respecto. Este artículo pudiera entenderse que también modifica la CN1999 cuando cambia los términos del control concentrado, asentado en el artículo 334 constitucional.

Lo cierto es que la CN1999, otrora la mejor del mundo y aprobada para regir por 500 años, aunque al poco tiempo hubo un conato de reforma surgido desde Miraflores, que concluyó con sendas enmiendas que igualmente la modificaron contra la voluntad del poder popular expresado en referendo nacional consultivo, se está convirtiendo en un cuero seco para el oficialismo, por su poca capacidad para gobernar sin utilizar la fuerza.

Este tipo de contradicciones no deben ser calificadas como erradas posiciones políticas. Simplemente es la ausencia de política,   disciplina que según san Agustín es una respuesta al Evangelio. La justicia y la política son fuentes instituidas para enfrentar  a quienes desde el mal buscan el poder para causar daño a los gobernados y procurarse bienes materiales.

La “brillante idea” del diputado sobre la revolución inmutable para protegerse de sus múltiples enemigos que tratan de fracturarla, es un error conceptual para captar seguidores. Una revolución es un “cambio profundo, generalmente violento, en las estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional” (DRAE), que se extingue al lograr ese cambio. Pero el proceso que vivimos desde hace 22 años nunca ha sido una revolución porque no cambió nada. De fondo fue una adaptación del proyecto  de reforma constitucional presentado por la Comisión Bicameral que presidió del Dr. Rafael Caldera a finales de la República Civil, pero que ni tan siquiera le han permitido regir porque el Ejecutivo la violenta caprichosamente a su conveniencia y los tribunales lo permiten. Tampoco es Bolivariana, ya que  en su lamentable transcurrir se aparta de los ideales expuestos por El Libertador en sus diferentes Cartas, Manifiestos y Discursos.

En Venezuela hemos sufrido de muchos madrugonazos, golpes y montoneras, pero las revoluciones propiamente creo se limitan a la guerra de Independencia, que cambió radicalmente el colonialismo por el sistema republicano y quizás la guerra de los Cinco Años o guerra Larga, que implantó la federación (liberales), triunfando sobre el centralismo (conservadores), después de una lucha armada desde febrero de 1859 hasta abril de 1863 y 30.000 muertos, cuando terminó con el Tratado de Coche durante la última presidencia de José Antonio Páez.

Tampoco han destacado líderes durante este siglo XXI,  toda revolución se empina sobre un liderazgo que necesariamente produce ideas renovadoras y para el bien común. Después de dos décadas no hay cuentas para presentar, ni por el gobierno ni por quienes han tomado para sí la conducción opositora. Estamos estancados en la historia y cercados por los fracasados movimientos comunistoides que hoy amenazan a la América Latina. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

                                                                                                                                   09/04/2022.

2 comentarios:

  1. Buenos días, el tema es demasiado político, pareciera que si tiene interese de esa indole. Esperé su respuesta.

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  2. Buenos días Rincón, INTERÉS si tengo como debe tenerlo todo venezolano por las decisiones que se tomen al respecto, tanto desde el lado oficialista, como desde la variopinta oposición. Si te refieres al texto de mi presentación verás que digo no tengo COMPROMISO, como en efecto es, ya que no sigo líneas sino a mi conciencia.

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