Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
La Restauración marcó
la culminación de una guerra denominada de la Reforma, entre liberales y
conservadores quienes tenían profundas
diferencias. Los primeros querían un gobierno federal, absolutamente laico y
populista. Los segundos pedían el centralismo, aupaban estrechas relaciones con
la iglesia, e incluso, algún sector más
radical era partidario de la monarquía.
Unos años antes
(1863) México había estado agobiado por la deuda externa, declarando cesación
de pagos ante Francia, España y Reino Unido. Los galos no aceptaron ningún
acuerdo y por el contrario designaron un emperador, Maximiliano I, para asumir el gobierno. México además se
consideraba como un refugio para los confederados en la guerra civil o de
secesión estadounidense, por lo que se vio involucrada en el conflicto.
Esa misma máxima
es la que debemos aplicar todos los
venezolanos en los actuales momentos de crisis, porque creo es lo que podrá
conducirnos a lograr armonizar los
diferentes intereses en juego que
impiden amalgamar una oposición fuerte, coherente y confiable. Basta que algún
sector planteé un programa, una estrategia, para que de una vez sin analizar
los argumentos sea rebatida y desacreditada y lo peor es que los puentes están
rotos y los caminos intransitables, no solo hacia los grupos, partidos u
organizaciones políticas y dirigentes reconocidos, sino estos entre sí e
incluso, el mal está extendido hasta los ciudadanos comunes y corrientes, que
forman el pueblo llano y hacia donde, principalmente, debería ser dirigido el
mensaje unificador.
Quizás el primer
paso es admitir que todos tenemos derecho a expresar opinión, pero al mismo tiempo la obligación
de oír. Como es literalmente imposible una tertulia nacional, debemos crear
grupos afines, familiares, vecinales, gremiales, sindicales, para
determinar lo que se quiere y que sea
posible hacer, actuando en consecuencia.
Luego seguir por
confiar en los dirigentes y agrupaciones, porque la dirección de una sociedad
es un tema complejo donde no solo basta la voluntad, sino que se requiere
preparación formal e integral, la
posibilidad de sumar adeptos y de ir ampliando las bases, para que los ideales
que germinaron en pequeños grupos,
puedan desarrollarse de tal manera que produzcan frutos.
Tampoco podemos
olvidar que no todo cuanto queremos se puede dar, no solo porque pudiera estar
errado el planteamiento sino porque
conciliar, para obtener un beneficio concreto mayor, implica renunciar parcialmente a lo que
se piensa, se quiere o se necesita.
A medida que se
vaya ampliando la organización, la dirigencia se va haciendo más selecta y
entre ellos, deberá nacer igualmente el compromiso de respaldar a otros y
seguir participando con miras a un programa viable, a ejecutar por personas integralmente
preparadas, bajo la batuta de un candidato que se debe escoger después de
analizar distintas fórmulas, pero oyendo y respetando a los proponentes para
que el proceso sea en paz.
Entender el
proceso de recuperación que requiere Venezuela es fundamental, de manera que
muchos actuales “pre candidatos” habrán
de apartarse, precisamente porque solo los mueven intereses mezquinos y
bastardos, olvidando o sin conocer a don Andrés Bello, quien decía: “No hay semillas más fecundas en errores que
la costumbre de pegarnos de palabras y definiciones que no entendemos”. Dios
bendiga a Venezuela!
26/06/2022.
Excelente artículo. Ojalá las recomendaciones contenidas en el sean tomadas en consideración por la dirigencia vernacula
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