Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Entiendo que los
partidos políticos están en un nivel muy bajo entre las instituciones en las
cuales el pueblo cifra sus esperanzas de recuperación. No sé hasta qué punto
sea conveniente fomentar esa idea, porque nuestro sistema jurídico está fundado
sobre las bases de los partidos para la participación electoral, que por
supuesto, es el camino único para aspirar a dirigir al país.
La Ley de
Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones los define como agrupaciones de carácter permanente cuyos
miembros convienen en asociarse para participar, por medios lícitos en la vida
política del país, de acuerdo con programas y estatutos libremente acordados
por ellos que expresamente los obliga a
establecer en su declaración de principios o en su programa, el compromiso de
perseguir siempre sus objetivos a través de métodos democráticos, acatar la
manifestación de la soberanía popular y respetar el carácter institucional y
apolítico de la Fuerza Armada Nacional.
Ciertamente
existen instituciones muy prestigiosas y altísimo nivel de credibilidad y
confianza, como la Iglesia, asociaciones empresariales, sindicatos,
universidades etc, emisoras de opiniones políticas que deben ser oídas porque están cargadas de datos, ideas y proyectos que
indudablemente son panaceas para ejercer un buen gobierno, pero no les
corresponde a ellos ejecutarlos.
Acción
Democrática sobrevivió a varias divisiones, algunas por desfases ideológicos,
otras por simples apetencias o por tratar de imponer liderazgos, anticipándose
a los tiempos, como sucedió con el Movimiento de izquierda Revolucionaria (MIR),
liderado por la juventud adeca; el
llamado Grupo ARS, impulsado por Raúl Ramos Giménez que fue muy significativa
por la dirigencia de diversos sectores que se plegó a la división o, la del
Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) encabezada
por el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa, registrada como el principal elemento
que permitió la primera derrota electoral de Acción Democrática, con el lado
positivo de haberse iniciado con ella, la alternabilidad en el gobierno.
Pero ninguna de
estas divisiones produjo tan nefasta consecuencia como la intervención
auspiciada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia con
sentencias del 15 de junio de 2020, fallo n° 0071, arrebatándole la tarjeta electoral, el logo, los símbolos,
emblemas, colores y todo concepto de la organización, nombrando una directiva ad hoc, presidida por el señor
Bernabé Gutiérrez. Está bien que se
hubiese ordenado la democratización interna de la institución, ya el Dr. Henry
Ramos Allud tenía demasiado tiempo fungiendo como Secretario General Nacional,
sin que estuviesen claras las razones por las cuales no se había convocado el
órgano estatutario para designar nuevos directivos, pero aplicando la doctrina
reiterada por dicho Tribunal en el sentido que no puede una sentencia reemplazar
el derecho de los miembros de una entidad corporativa para hacer tal nombramiento.
La referida
decisión fue ratificada y ampliada el 21 de mayo del 2021, facultando a la
junta interventora para realizar la consulta interna para la necesaria
actualización y modificación de los estatutos vigentes, a los fines de su
adecuación a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y demás
leyes vigentes.
En vetusta
sentencia ampliamente revalidada, ha dicho la Sala Constitucional que no puede
designar un administrador ad hoc para dirigir una sociedad anónima, porque ello
corresponde al organismo previsto en el acta constitutiva – estatutos sociales.
El mismo principio teleológico debió haber sido aplicado, reconociendo la
potestad de la comisión electoral del
partido para convocar elecciones,
designar a su junta directiva y aprobar las decisiones puntuales.
Lo lamentable es
que ese proceso de renovación protagonizado por la misma gente designada por el
Poder Judicial, no produce confianza suficiente y ahora es todo el país quien
tiene interés en los procedimientos internos de los partidos políticos, para
generar la posibilidad de crear un frente común y unitario para derrotar al
PSUV en las próximas elecciones presidenciales.
El señor Bernabé
Gutiérrez ni siquiera se cuidó de guardar formalidades y aparentar una verdadera oposición, cuando hace algunos
días anuncia de una vez que será el candidato presidencial de Acción
Democrática, con lo cual se anticipa a cualquier decisión debidamente acordada
con los demás partidos y entidades que conforman la oposición venezolana. Ni
tan siquiera parece que el señor Gutiérrez se paseó por el análisis de la
oportunidad propicia para asomar precandidaturas, presentar a discusión planes
y programas al país y parece haber olvidado la lección del pueblo barinés,
cuando no respaldó al candidato propuesto por la fracción judicializada de
Acción Democrática. Creo que Venezuela dará una contundente respuesta en su
oportunidad. Dios bendiga a Venezuela!
20/06/2022.
Muy mesurado y preciso comentario. Para muchos esta situación en un agravante de la desgracia que vive el país. Se lucha, se persevera y otras veces se espera algo de la Gracia Divina que acelere la necesaria transición. Y esperando que esta, la transición, no se convierta a salto al vacío o retroceso.
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