Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Con la CN1999,
enmendada en el 2009, que habrá de perdurar durante varios años porque no
estamos en capacidad de convocar a una Constituyente, deberá trabajar como líder de la nación, para
hacer que cada uno de los Poderes del Estado actúe ejerciendo sus funciones
propias, dentro de los cauces que le corresponde pero en colaboración con los
demás. El Poder Judicial hay que rehacerlo desde sus bases, para ello debe
recurrir al Poder Ciudadano y para recomponer éste último, solicitar el auxilio
de la sociedad civil, de sus organizaciones, de las universidades, colegios
profesionales, academias. Esta labor titánica y horizontalizada no puede
hacerla un hombre solo, hasta Jesucristo requirió de un equipo de apóstoles
para predicar y difundir sus ideas contenidas en el Evangelio.
El prestigio del
señor Presidente es vital para el ejercicio de sus funciones, puesto le
corresponderá hacer fluir nuestras
reservas y obtener empréstitos de los
organismos internacionales que, con el control político ejercido por la
Asamblea Nacional, y la vigilancia y fiscalización por la Contraloría General,
harán posible que los diferentes planes de inversión en infraestructura y
servicios, puedan producir trabajo y rendir sus frutos. En la administración de la Hacienda Pública Nacional, que corresponde al Jefe del Estado, debe actuar en forma coordinada
con otro equipo autónomo cual es el Banco Central de Venezuela, encargado de la
política monetaria, de la estabilidad de precios y preservación del valor
interno del bolívar, como unidad monetaria. No cualquier candidato puede lograr
armonizar este entramado.
Además de todas
estas áreas de políticas públicas, deberá el Presidente de la República abordar
una serie de temas entrelazados con el
interés internacional, todo en un mundo convulsionado por crisis energética,
virus, guerras, migraciones etc., que han sobrepasado incluso la capacidad y
competencia de cuerpos como la
Organización de Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos.
El 05 de marzo
de 1946, recién cerrado el capítulo propiamente bélico generado por la Segunda
Guerra Mundial, Sir Winston Churchill pronunció en Westminster College,
Missouri, EEUU, su famosísimo discurso Los
Tendones de la Paz, alertando al mundo sobre tres problemas que aún
permanecían latentes: las guerras, las tiranías y la pobreza.
El contenido de
la disertación está vigente. “Nadie sabe,
advirtió el insigne estadista, lo que la Rusia soviética y su comunismo como organización
internacional, se propone hacer en el futuro inmediato, o cuáles son los
límites, si los hay, de sus tendencias expansivas y proselitistas”. Después
del receso producto de la Perestroika y el derrumbe del Muro de Berlín, la
amenaza roja parecía controlada, sin embargo con Putín ha vuelto a ocupar
territorios paulatinamente y con armas.
Las tiranías en
América y el mundo han cambiado su rostro. No se trata ahora del gorila que
asume el mando sin importar la voluntad de la mayoría popular legalmente
consultada, ni impone el poder y la superioridad con el uso de fusiles a
través de cuerpos organizados del Estado
o paralelos, con patentes de corso que actúan en su nombre y provecho. Ahora
ejercen la dirección del Estado mediante el ejercicio de las potestades de los
diferentes órganos que actúan bajo las órdenes de un jefe. Aplican, erróneamente, el principio conforme
al cual la división de Poderes no es un factor de equilibrio y ponderación, sino
una debilidad del Estado como alguna vez pregonara una presidente del Tribunal Supremo de Justicia.
Quizás el peor
de los flagelos son el hambre y la pobreza extrema, que por si
constituyen causa eficiente en las guerras y la implantación de tiranías. La
migración, la desigualdad y el desempleo
son temas concomitantes. La ONU estimó como producto de la pandemia la pérdida
de 75.000.000 empleos, por lo que se
prevé para finales del año 2022 una desocupación que afecta a 205.000.000
millones de personas. Todo ello merma las posibilidades de cumplir con el
objetivo de Desarrollo Sostenible, como paliativo de la pobreza, al estimar en
108 000.000 de personas quienes viven con menos de 3,20 $/día.
Venezuela está
obligada en los próximos años a intervenir decisivamente en estos problemas, no
solo como integrante de los organismos multilaterales competentes, sino porque
es afectada directa, por nuestra espiral emigratoria y los niveles de pobreza
que sufrimos que según la Encuesta de
Condiciones de Vida (ENCOVI), del 10 de noviembre del 2022 publicada por la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB) que estima en 53,3 % los venezolanos por debajo del umbral de la pobreza extrema,
si esta es medida por ingresos, aunque ello
supone 14,7 puntos porcentuales menos con respecto al año pasado.
Afrontar todos
estos temas, que indudablemente no agotan la agenda, requiere de un Presidente
de la República de excepción, capaz de conformar los equipos integralmente
formados, especializados en cada área, lo que les permitirá actuar
coordinadamente para lograr el objetivo común de rescatar a la República. La
escogencia de ese jefe del Estado supone, en primer lugar, atinar en un
candidato que no resulte de una mayoría circunstancial y sectorizada, sino de la
voluntad y convencimiento de toda la Venezuela opositora al actual régimen, que
no consigue hasta hoy, incentivos para participar. Dios bendiga a Venezuela!
10/12/2022.
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