Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
“El consenso es
la primaria”. Esta lacónica oración pronunciada por el Dr. Jesús María Casal,
viralizada en un artículo de prensa por el sacerdote Luís Ugalde, trata de
justificar la necesidad de una consulta de base, vista la imposibilidad de
conseguir otra fórmula idónea para designar al rival del candidato oficialista
en las próximas elecciones nacionales.
Indudablemente
que estoy de acuerdo con casi todas las premisas motivadoras del escrito. Al
igual que un enorme porcentaje de venezolanos dentro del país y de quienes
integran la lamentable diáspora, de fondo anhelamos un cambio de gobierno, que
debemos propiciar y conseguir nosotros mismos, para lo cual necesitamos un
líder, un equipo y un programa.
El padre Ugalde en
sus reflexiones refiere una serie de dificultades para la celebración de la
llamada Primaria, entre las cuales resalta el tema del costosísimo financiamiento;
de la complejidad para lograr la organización tanto de los centros electorales
como del voluntariado que los debe operar; la forma de compaginar el
pronunciamiento de los miles de connacionales que habitan a lo largo y ancho
del planeta; la actualización del Registro Electoral, cuya ejecutoria no
depende precisamente de las autoridades que integran la comisión organizadora de las elecciones para designar el candidato
opositor; la posibilidad de infiltración de algún quinta columnista que actúe
en favor del gobierno nacional en ejercicio y otras de no menos envergadura.
Hasta allí
nuestras coincidencias. Con tales argumentos la frase pasa a ser un
planteamiento engañoso, a la vez débil y
muy peligroso, algo así como el dolo
bueno que no es más que una mentira llena de buenas intenciones, como la
propaganda del “único cigarrillo que no
irrita su garganta”.
La verdad es que la misma Comisión Nacional de
Primaria y el grupo de asesores técnicos, nacen de un convenio integrador con tres
postulados por la propia Comisión y quince, por ahora, en representación de organizaciones
políticas y factores muy diversos que
se han reagrupado a raíz de la inhabilitación judicial de la Mesa de Unidad
Democrática (MUD).
La Primaria
y el consenso son métodos diferentes, como existen otros intermedios que
pudieran servir como guía para lograr el objetivo de catapultar al futuro
candidato. Me parece absolutamente
inconveniente llevar al ánimo de los votantes, de por sí recelosos y
desanimados para intervenir en procesos electorales, que la consulta masiva
mediante sufragio es la forma de lograr
el consenso, porque no es verdad y de hecho parten de bases diametralmente
opuestas.
En la Primaria
cada candidato concurre con propuestas
diferentes, incluso en contradicción unas y otras y algunos violentando nuestro tinglado jurídico,
lo que aleja la posibilidad de un respaldo posterior. Por el otro lado, un acuerdo de factores múltiples y
consensuado, donde los partidos políticos no sean protagonistas sino factores
paritarios, surgirían ofertas uniformes
para presentar al electorado, cada una debidamente detallada y explicando el
mecanismo para la efectiva aplicación una vez se asuma el gobierno, lo que produce confianza y a través de ella el
respaldo.
En
Argentina la Ley de democratización de la representación política, la transparencia
y la equidad electoral impone un proceso previo y obligatorio, cuando una misma
agrupación electoral tiene multiplicidad de candidatos. Por las siglas se
denomina las PASO (Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias). Una especial característica
es que si en la consulta la propuesta no se supera un mínimo de electores preestablecido en la ley, no
puede el postulado concurrir a las
elecciones definitivas y lo mismo sucede con los listados a cuerpos
deliberantes, en cuyo caso varias nóminas se reducen a una.
No digo
que la fórmula argentina sea ideal, pero
al menos está debidamente reglamentada. La Primaria, como está prevista en
Venezuela, por cierto, con muchas lagunas e infinidad de interrogantes que
hacen recordar el cómo vaya viniendo
vamos viendo, crea la duda sobre qué
pasaría si por la baja participación popular queda demostrado que ninguno de
los candidatos satisfizo al electorado. Conforme al planteamiento del Dr. Casal y el
padre Ugalde, siendo ella sinónimo de consenso no quedaría otro camino que
dejarle el paso libre al candidato de gobierno en contra de la voluntad de no menos el 80% del padrón electoral
nacional, que veríamos con angustia como fue que los políticos no pudieron
atinar en escoger al abanderado opositor.
Hasta
este momento he observado que ningún
factor social, diferente a los tradicionales partidos políticos, incluidas sus
subdivisiones, se haya pronunciado contundentemente sobre el mecanismo de la
Primaria. Tampoco he podido ver proyectos de gobierno aupados por los distintos
candidatos, con la salvedad que, entiendo como tal, a planes prudente y concienzudamente diseñados,
con métodos para su ejecución y fuentes de financiamiento, dirigidos a
enfrentar con seriedad la crisis que van a heredar. Sin discutir sobre ellos, mal
pudiéramos creer que puede surgir un consenso de las primarias. Dios bendiga a
Venezuela!
03/03/2023.
Excelente reflexión!!!
ResponderEliminarExcelente, tenia la esperanza wue iba a surgir alguien que nos levantara el animo...
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