Jesús A. Jiménez Peraza
@jesusajimenezp.
"La democracia hay que
establecerla donde no existe, fortalecerla donde está débil y consolidarla
donde ya está presente" Arístides Calvani.
Igual sucede al transpolar
el término a países desarrollados. En Suiza funciona correctamente en el
sentido de producir la máxima satisfacción de necesidades a sus habitantes, ellos
sienten como sus decisiones individuales influyen en la vida de la
colectividad, mientras que en los
latinoamericanos no se observan los mismos efectos.
Creo que para
entender el concepto de democracia debemos remontarnos a sus orígenes conocidos
desde hace más de 25 siglos en Grecia, tomándose siempre en consideración que
sus principios nunca son estáticos. Más bien son dinámicos durante la etapa de evolución. Cambia su
significado por lapsos determinados, lo
que obliga a llegar a conclusiones generales o con amplio espectro, por lo que pueden no coincidir en años e incluso en
siglos determinados.
Está claro el
origen etimológico “demos” (pueblo) y
“kratos” (poder), es decir, que el
poder reside en el pueblo, para
distinguirlo de los gobiernos de la “monarquía”,
donde el poder absoluto lo ejerce una sola persona y de la “oligarquía”, que correspondía a un
grupo de nobles o notables, que en la región del Ática de Grecia, se asimilaba
a la casta de los bien nacidos o eupátridas, que hoy denominamos
aristócratas. Igualmente es necesario saber que el demos no tenía el mismo
significado actual, porque como pueblo se
entendía inicialmente solo a los integrantes del ejército, que por sus
funciones tenían cierto peso político aunque
eran descendientes de agricultores y obreros, desprovistos de derechos y
por tanto no conformaban el pueblo.
Esta clasificación
existió, con variantes, durante los años previos a la Revolución Francesa,
cuando los grupos sociales eran la monarquía, el clero y el pueblo llano, que
por ser infinitamente superiores en número influyeron de manera decisiva en el
movimiento del año 1789.
Hoy la democracia
se debe entender en dos ámbitos, el demos
es equivalente a nación, o sea, un conjunto de habitantes dentro de un
territorio determinado, con tienen un origen común, costumbres, tradiciones e
idioma similares, aunque existan variantes entre ellos, y el kratos, implica el poder del estado, que es la representación
jurídica de la nación y a la vez, una estructura administrativa, burocrática,
capaz de igualar derechos que por naturaleza son disparejos ya que su ejercicio
depende o al menos se facilita, por la posición económica, nivel educativo y
social, lo que se logra mediante leyes aplicadas con justicia.
No puede entonces
existir democracia cuando el gobernante se vale de leyes casuísticas para crear
desequilibrios y abusar de los ciudadanos. Tampoco responde al concepto
etimológico cuando la consulta popular no cumple con estándares universal e
históricamente permitidos. La democracia supone necesariamente el
fortalecimiento de la sociedad civil y sus formas básicas de expresión, como
organizaciones no gubernamentales, gremios, sindicatos y partidos políticos; el respeto e
independencia del Poder Judicial y de los mecanismos de defensa de derechos
colectivos e individuales.
Por lo delicado del
equilibrio de múltiples factores, que incluye indudablemente la fuerza, nuestra
democracia es débil. Creo importante recordar, mero ejemplo, la historia de la
República de Weimar, denominación utilizada en honor a la ciudad donde se aprobó
la Ley Suprema Alemana, con posterioridad a la conclusión de la Primera Guerra
Mundial.
La Constitución de
Weimer adoptó la forma republicana, parlamentaria y descentralizada para el
Estado, aunque continuó denominándose Imperio
Alemán (Deutsches Reich), sobreviviendo a duras penas entre 1918 y 1933, cuando Adolpf Hitler fue
designado Canciller. En su redacción intervino el filósofo y jurista más
reconocido, el Dr. Hans Kelsen, quien coordinó dentro de un espíritu de
concordia a independientes, socialistas, liberales y nacionalistas, propugnando
la democracia y la justicia social como pilares fundamentales de la
Constitución.
Sin embargo, la
falta de apoyo popular; los abusos de
los diferentes cuerpos administrativos dentro de la pirámide de poder; la
aprobación de decretos y leyes que
contrariaban sus fundamentos; la violación sin consecuencias de derechos
fundamentales; la intervención de medios de opinión; la exaltación de la
personalidad de gobernantes de turno; el fortalecimiento del Partido Nacional
Socialista Alemán, que aumentó su votación de un 5% en 1928 al 66% en 1932, marcaron
el derrumbe del sistema democrático, aun sin necesidad de abolir la
Constitución de Weimar, que prácticamente quedó sin efecto a raíz de la
ascensión al poder de Hitler en 1933.
Todo este proceso
de morigeración y destrucción de la democracia, con pasos imperceptibles al
inicio, podemos apreciarlos en un magnífico libro del historiador Willian
Sheridan Allen, de la Universidad de Búfalo, New York State, denominado La Toma del Poder por los Nazis, quien
lo escribe con el método de ensayo académico, partiendo del estudio documental
y testimonial en la pequeña ciudad alemana de Northein en Hanover. Para algunos
la historia son hechos pasados e irrepetibles, para otros la forma de evitar
errores en el presente. Dios bendiga a Venezuela!.
jesusjimenezperaza@gmail.com
05/04/2024.
La verdad, que le doy vueltas y vueltas a mi cabeza y no me explico el por que esa diferencia en la cabezota entre dos hermanos tan seguidos.....
ResponderEliminar