Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Hace pocos días fue
reseñada en la prensa nacional la celebración de una reunión en República
Dominicana, a instancias de los ex presidentes José Luís Zapatero, Leonel
Fernández y Omar Torrijos, donde funcionarios del Estado junto con líderes
oficialistas y opositores establecerían las líneas gruesas para ser presentadas
por separado, al Presidente de la República y a los dirigentes de la Mesa de la
Unidad, como instancias superiores, tratando de conseguir una salida
constitucional que debería ser sinónimo
de pacífica y electoral, a la gravísima
crisis de todo orden que vivimos en el país. Por supuesto, ruego a Dios que puedan
vislumbrar el camino pronto, para que haya tiempo y lógico, para que sea
entendido por el pueblo de Venezuela.
De acuerdo al diario El
Nacional por el oficialismo intervendrían Elías Jaua, Delcy, Jorge y Héctor Rodríguez, llamando la
atención que todos son integrantes de la llamada “línea dura”, cuando en estos
casos deberían designarse a personas que puedan aportar perspectivas para
conseguir caminos comunes, no para separar.
La oposición, con
variantes estratégicas según he podido percibir, asoma como
punto central e indiscutible en la agenda, la fijación del referendo
revocatorio para este año 2016 y la libertad o el establecimiento de casa por
cárcel a Leopoldo López, Antonio Ledezma y Manuel Rosales, lo que no deja de
ser demostrativo de nuestro
debilitamiento institucional, porque esos son asuntos exclusivos de los Poderes
Electoral y Judicial, los únicos y verdaderos responsables ante la historia de
Venezuela de todo cuanto pueda suceder en este país. Es un triste papel para el
Poder Judicial que los asuntos de su competencia, sean resueltos por vías
distintas a los respectivos procedimientos que les son propios. Se entiende que el Pacto
de Coche, para cerrar la Guerra Federal en Venezuela o los armisticios para
finalizar las Guerras Mundiales en la primera mitad del siglo XX, hayan sido eminentemente tratados políticos, como
debe ser un acuerdo integral para cerrar
el actual capítulo negro en nuestra
historia patria contemporánea, pero planteado en la forma dicha, es la
aceptación expresa de la función
decorativa de nuestros tribunales.
Por supuesto que estoy de acuerdo con
el mantenimiento del diálogo, pero para que el mismo sea efectivo y tenga
posibilidades de éxito, los interlocutores deben estar dotados, como diría mí
querida amiga y experta en materia de Negociaciones, Dra. Nelly Cuenca de
Ramírez, de “actitudes, conocimientos y habilidades”, lo que supone
estrategias, técnicas, uso de disciplinas múltiples, es decir, tener,
manifestar y aceptar disposición para entender que existe un país en conflicto,
que sus problemas nos afectan a todos y que si no se actúa apropiadamente
estaríamos preparando el camino para que ese daño se proyecte hacia el futuro
mediato, de manera imprevisible.
Al parecer se acaba de concretar la
convocatoria del Secretario General de la Organización de Estados Americanos,
Luís Almagro, para que el Consejo Permanente pueda hacer un análisis colectivo
de la situación y disponer los primeros pasos, sobre las salidas que dicho
órgano crea conveniente. Es lo que puede hacer el funcionario inicialmente
conforme al artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, después de
haber dado por sentado que en Venezuela se produjo una alteración del orden
constitucional que, a su vez, afecta el orden democrático.
Seguramente vendrán gestiones
diplomáticas, incluidos buenos oficios, para promover la normalización de la
institucionalidad. No puede entenderse, aún en el caso que la Carta Democrática
efectivamente llegue a activarse, que están cerrados los caminos del diálogo
interno. Sólo que ahora, más que nunca, requerimos de interlocutores válidos,
que analicen la Venezuela que queremos y necesitamos para nuestros nietos, no
la que vivieron nuestros abuelos.
jesusjimenezperaza@gmail.com
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