jueves, 29 de septiembre de 2016

Norte Franco



Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Desde diciembre de 1998 se ha hablado en Venezuela del surgimiento de un gobierno militar, no obstante el incuestionable triunfo del presidente Hugo Chávez previo cumplimiento de las disposiciones electorales establecidas. En la calificación de la naturaleza del gobierno recién instalado para entonces influían, seguramente, su condición castrense, aunque en retiro y el hecho de haber incursionado con armas del propio Estado, contra una democracia ya consolidada, estable, con demostraciones de alternabilidad, como habíamos tenido durante 40 años, con más bondades que desaciertos.
La Constitución Nacional pretendió despejar algunas dudas, a pesar de reconocer el derecho al sufragio a los militares, impone que  nuestras Fuerza Armada Nacional  es una institución profesional, apolítica, garante de la seguridad y defensa de la Nación y, por sobre todo, siempre disciplinada, subordinada y obediente ante el poder civil, sin cualidad para ejercer cargos de elección popular. Sin embargo, algunos hechos reflejaban una situación distinta a la normada, que se apreciaban a través de  hechos obviamente importantes, como el uso de uniforme por el Presidente de la República, sus constantes declaraciones manifestando confiar sólo en la institución donde se había formado, no únicamente para asuntos propios sino para el ejercicio de funciones de gobierno. Los militares salieron de sus cuarteles y no han vuelto, a pesar de expresas instrucciones giradas hace algunos meses por el presidente Maduro.
Hoy, con las declaraciones de alto calibre donde se ordena la subordinación incondicional de todos los ministerios y organismos públicos al Ministro de la Defensa a través de la Misión Abastecimiento Soberano, con lo cual pasa a ser depositario de las armas y administrador de los alimentos, bienes con los que a través de la fuerza y la persuasión se ha logrado históricamente someter o al menos doblegar férreas voluntades, creo que hemos definido un norte franco, frase de origen militar que significa haber conseguido con absoluta seguridad la ruta septentrional, lo que a su vez permite determinar con exactitud, donde estamos y hacia dónde vamos. Claro, nunca se tiene la seguridad del arribo, porque las contingencias siempre pueden presentarse pero para superarse, debe contarse  con la ayuda divina.
Esta Misión Abastecimiento Soberano debe alertar a nuestros líderes políticos, estamos en una situación distinta a la que la mayoría de ellos están acostumbrados. Hoy necesitamos de estadistas con madurez política, con experiencia, desprendimiento, un currículo de vida y profesional impecables. Los gritos en las plazas y la valentía sin estrategia, de nada vale. Ojalá e IFEDEC, instituto del cual es presidente nacional el Dr. Eduardo Fernández,  de mayor profusión a  un video sobre las acciones del ex presidente chileno Patricio Aylwin, ante situaciones de crisis políticas, porque aprenderíamos mucho de él.
También es necesario que los organismos  internacionales revisen nuevamente y con mayor profundidad el tema Venezuela, las primeras líneas de la Carta Democrática Interamericana hace consideraciones sobre la democracia representativa, su concepto, de su protagonismo para la estabilidad, paz y desarrollo de la región. También es menester retomar la Declaración de Managua Para la Promoción de la Democracia y el Desarrollo (1993), no basta con enfrentar los quebrantamientos de valores y principios fundamentales democráticos, sino el ejercicio anticipado y permanente para dirigirla, mantenerla y consolidarla, "así como el esfuerzo permanente para prevenir y anticipar las causas mismas de los problemas que la afectan". Dios Proteja a Venezuela.

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