Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Desde
diciembre de 1998 se ha hablado en Venezuela del surgimiento de un gobierno
militar, no obstante el incuestionable triunfo del presidente Hugo Chávez
previo cumplimiento de las disposiciones electorales establecidas. En la
calificación de la naturaleza del gobierno recién instalado para entonces
influían, seguramente, su condición castrense, aunque en retiro y el hecho de
haber incursionado con armas del propio Estado, contra una democracia ya
consolidada, estable, con demostraciones de alternabilidad, como habíamos
tenido durante 40 años, con más bondades que desaciertos.
La
Constitución Nacional pretendió despejar algunas dudas, a pesar de reconocer el
derecho al sufragio a los militares, impone que
nuestras Fuerza Armada Nacional
es una institución profesional, apolítica, garante de la seguridad y
defensa de la Nación y, por sobre todo, siempre disciplinada, subordinada y
obediente ante el poder civil, sin cualidad para ejercer cargos de elección
popular. Sin embargo, algunos hechos reflejaban una situación distinta a la
normada, que se apreciaban a través de
hechos obviamente importantes, como el uso de uniforme por el Presidente
de la República, sus constantes declaraciones manifestando confiar sólo en la
institución donde se había formado, no únicamente para asuntos propios sino
para el ejercicio de funciones de gobierno. Los militares salieron de sus
cuarteles y no han vuelto, a pesar de expresas instrucciones giradas hace
algunos meses por el presidente Maduro.
Hoy,
con las declaraciones de alto calibre donde se ordena la subordinación
incondicional de todos los ministerios y organismos públicos al Ministro de la
Defensa a través de la Misión Abastecimiento Soberano, con lo cual pasa a ser
depositario de las armas y administrador de los alimentos, bienes con los que a
través de la fuerza y la persuasión se ha logrado históricamente someter o al
menos doblegar férreas voluntades, creo que hemos definido un norte franco,
frase de origen militar que significa haber conseguido con absoluta seguridad
la ruta septentrional, lo que a su vez permite determinar con exactitud, donde
estamos y hacia dónde vamos. Claro, nunca se tiene la seguridad del arribo,
porque las contingencias siempre pueden presentarse pero para superarse, debe
contarse con la ayuda divina.
Esta
Misión Abastecimiento Soberano debe alertar a nuestros líderes políticos,
estamos en una situación distinta a la que la mayoría de ellos están
acostumbrados. Hoy necesitamos de estadistas con madurez política, con
experiencia, desprendimiento, un currículo de vida y profesional impecables.
Los gritos en las plazas y la valentía sin estrategia, de nada vale. Ojalá e
IFEDEC, instituto del cual es presidente nacional el Dr. Eduardo
Fernández, de mayor profusión a un video sobre las acciones del ex presidente
chileno Patricio Aylwin, ante situaciones de crisis políticas, porque
aprenderíamos mucho de él.
También
es necesario que los organismos
internacionales revisen nuevamente y con mayor profundidad el tema
Venezuela, las primeras líneas de la Carta Democrática Interamericana hace
consideraciones sobre la democracia representativa, su concepto, de su
protagonismo para la estabilidad, paz y desarrollo de la región. También es
menester retomar la Declaración de Managua Para la Promoción de la Democracia y
el Desarrollo (1993), no basta con enfrentar los quebrantamientos de valores y
principios fundamentales democráticos, sino el ejercicio anticipado y
permanente para dirigirla, mantenerla y consolidarla, "así como el
esfuerzo permanente para prevenir y anticipar las causas mismas de los
problemas que la afectan". Dios Proteja a Venezuela.
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