viernes, 21 de octubre de 2016

Estado de Derecho.


 
Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 

Resultado de imagen para bandera de venezuelaEl Estado no es otra cosa que una comunidad, es una organización humana donde existen varios elementos indispensables para su funcionamiento. Requiere de un territorio, una población y unos poderes fuertes. El hombre dentro de ese territorio, toma una parte para sí con el derecho de usarlo de manera exclusiva, disfrutarlo y disponer cuando quiera, ese pedazo de territorio es de su propiedad, allí vive con su familia y según sus propios esfuerzos, con las comodidades que la vida moderna proporciona. El hombre está destinado a vivir en comunidad, porque a su lado están otros seres humanos con derechos idénticos conformando, en conjunto, la población del Estado. Es natural que la coexistencia de derechos y las aspiraciones de cada uno, cree conflicto entre ellos que se resuelven a través de mecanismos predeterminados, de instituciones, de procedimientos trazados con anterioridad y aplicados por órganos que ejercen el orden, en lo interno y la soberanía, ante sus Estados pares. Estos órganos conforman los Poderes del Estado, cada uno con funciones propias y exclusivas, que colaboran entre sí para que pueda cumplirse plenamente el fin perseguido, que en definitiva no es otro que la convivencia pacífica. En Venezuela tenemos dos Poderes, ellos sienten y tienen la fortaleza que les proporciona haber sido designados por la población de manera directa, esa fuerza la pueden perder o vigorizarla a medida que vayan desempeñando sus funciones propias. Perdón, me olvidaba, existen otros dos Poderes no natos, previstos en la Constitución desde hace 16 años, pero no se han desarrollado, no han entendido que sus fuerzas no les viene por su origen ni por generación espontanea, sino que deben construirla por  su propio desempeño. Ellos me recuerdan la celebérrima película  Desde el Jardín, de Peter Sellers o a los adolescentes a quienes la mamá les dice que pueden comer, si juegan futbol o beisbol, le escoge la novia. Estos Poderes no sienten fuerza propia porque fueron designados por otros, no por la población, no saben que una carambola por bandas vale tanto como la realizada bola – bola. Existe otro Poder, pero está muriendo.
          El Derecho es una ciencia porque tiene fuentes, métodos e instituciones propias para aplicar sus postulados y buscar sus objetivos, vale decir, resolver los conflictos de manera pacífica no sólo a través de normas escritas, conocidas como leyes; sino además conforme a decisiones anteriores dictadas en casos similares o jurisprudencia;  también según  las interpretaciones de los más  sabios, es decir, la doctrina o mediante un valor intangible, que nos dio Dios como regalo, es la capacidad de discernir para dar a cada quien cuanto le corresponde aunque contraríe lo escrito: la justicia. Alguien la aplicó alguna vez para entregar un pequeño lote de tierras a quien la había cultivado durante muchos años, la había regado con el sudor de su frente, allí habían nacido sus hijos y nietos, pero no tenía los documentos que la ley le exige.
La conjunción de esos dos conceptos, una comunidad regida por reglas previas y ocupando un territorio, es el Estado de Derecho. Nacer, vivir, multiplicarnos y morir dentro de él es lo ideal, lo natural. Pero alguno de estos factores puede faltar o funcionar indebidamente, pasamos entonces al Estado excepcional donde no hay reglas claras y determinadas, cualquier cosa puede pasar, todo puede estar permitido o prohibido porque rige la fuerza y en este estadio el más fuerte impone, caprichosamente,  la forma de vivir.
          Siempre habrá un Estado, porque nunca faltará  la tierra creada por Dios, allí estará el hombre porque ya fue creado y habrá el poder, sólo que éste no necesariamente respetará normas establecidas sino que las va haciendo, interpretando y aplicando a medida que sea necesario. Las voces empiezan a bajar el tono para que no se oigan muy lejos, las acciones dejan de ser espontaneas para no incomodar, prefiriendo obedecer. En este Estado se multiplica el miedo ante la gorra que protege del sol, las botas que preservan del barro y ante la pistola al cinto, que promete proteger. Dios preserve nuestro Estado de Derecho!
jesusjimenezperaza.blogspot.com

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