viernes, 20 de enero de 2017

El camino


 
Jesús A. Jiménez Peraza

@jesusajimenezp


Resultado de imagen para a veces sentimos que lo que hacemos es solo una gota en el marA pesar que con el tiempo se ha tergiversado el mensaje e, incluso, el    mismo proponente lo ha variado apoyando el insostenible tema del “abandono del cargo”,  la tesis del Dr. Henry Ramos Allup expuesta día 5 de diciembre del 2015, sobre buscar una salida constitucional, electoral y pacífica para el actual gobierno presidido por el presidente Nicolás Maduro era y es inobjetable, precisamente porque cualquiera distinta, que no contemple esas tres condiciones, significa eternizar el sistema socialista que pretende implantarse en Venezuela.
Algunas instituciones, en este caso Consejo Nacional Electoral y tribunales de variado orden jerárquico y por materia, desconocieron una viable y concreta solución constitucional al torpedear, sin causa legal, el referendo revocatorio solicitado y en trámite tempestivo para entonces. Retarda el gobierno cualquier consulta electoral porque sabe que no tiene posibilidades de ganar ninguna elección universal y secreta, así se desprende del  diferimiento injustificado de los comicios para alcaldes y gobernadores, además del discurso intemperante del diputado Diosdado Cabello. El Consejo Nacional Electoral puede retardar, diferir la consulta, pero nunca impedirla. Atinadamente la propuesta del Dr. Ramos Allup la sometía  al carácter pacífico, porque el uso de la fuerza favorece al gobierno quien la tiene con los cuerpos de seguridad del Estado y los grupos paralelos, armados y dispuestos.
De manera que para obtener finalmente el ansiado cambio de gobierno se debe continuar con las líneas anunciadas por el Dr. Ramos Allup: salida constitucional, electoral y pacífica. No se debe incurrir en el  error de acortar caminos o esperar milagros provenientes del exterior, porque todos los países están pasando por sus propios calvarios y además, no pueden ejercer derechos exclusivos de los nacionales.
Esa propuesta preocupó de tal manera al gobierno que convirtió al autor en el centro de los ataques del presidente Maduro aprovechando  las sempiternas cadenas de radio y televisión, embates que por cierto, se mantienen. Ello me lleva a pensar que debe continuarse el rumbo para lo cual, en primer lugar, la oposición necesita estar unida, pero unida de verdad, no tratar de demostrar coincidencias frente a los medios de comunicación social que solo reflejan unas costuras deshilachadas que el pueblo percibe fácilmente, causándole más temor que confianza. La vía del referendo revocatorio que contenía las tres condiciones antes indicadas no tuvo un final feliz, precisamente, por la falta de respaldo de todos los sectores opositores, en sentido amplio, del político, de los productores, estudiantes, profesionales, sindicatos y el pueblo llano, quienes no fueron convencidos que esa era la salida. La motivación plena hubiese superado los obstáculos construidos por el Consejo Nacional Electoral y unos tribunales penales incompetentes. Obviamente, transcurrida la mitad del período presidencial ya no tiene sentido buscar concluir el período con el Vicepresidente al mando, quien asumiría además del rechazo popular al presidente Maduro, los de la propia cosecha del Dr. Tareck el Aissami.
Se requiere  un liderazgo firme, bien formado, confiable, con un programa debidamente estructurado que se explique en forma detallada, para que todos conozcamos cual es la vía que vamos a seguir una vez constituido el nuevo gobierno. Ni los líderes se improvisan ni los programas se imponen, ambos deben ser formados con paciencia. Tenemos estadistas y dirigentes que ya están preparados para asumir el complejo rol de conducir los destinos del país y adentrarlo en el Siglo XXI. Seguramente también tenemos el programa, pero falta convencer al pueblo de su existencia, de su conveniencia y factibilidad, por lo que no se puede incurrir en desatinos como esas propuestas inviables que producen desazón  y congoja, en vez de ánimos y esperanzas.
Creo debemos seguir la ruta o cronograma electoral pasando por los funcionarios de menor rango, pero de igual importancia política seguida por la elección, en su momento y a través de consulta popular, de un candidato presidencial que conozca el oficio, que se compenetre y explique  un programa viable en lo económico, en lo social y político; que pueda liderar un conjunto de hombres y mujeres capaces de insertar a Venezuela en el sitial que merece. Esto lo va a entender el país!

20/01/2017.

 

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