Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Una concepción práctica de partidos
políticos es considerarlos como organizaciones de interés público, compuestos
por ciudadanos dedicados a diversas actividades, a través del cual se
satisfacen los derechos individuales de agrupación de sus integrantes y, cuyo fin, es
buscar la conducción del Estado. Así como la familia es la célula fundamental
de la sociedad, ellos lo son para la democracia.
De la definición destacamos que no
pueden ser dedicados a la explotación de un interés económico o privado, para
eso son las compañías mercantiles. No deben destinarse a agrupar personas con
una actividad común, lo que corresponde a las cámaras, gremios y sindicatos, el
único derecho homogéneo entre sus integrantes es el constitucional de
asociación. Su fin supremo es la conducción del Estado, los ciudadanos que
tengan uniformada la afición por actividad altruista, deportiva o artística,
pueden escoger entre constituir una fundación o una sociedad civil.
En retrospectiva, pienso que la falta
de partidos políticos fortalecidos y consolidados, durante la segunda mitad del
siglo XX en Venezuela, fue la falla más grave de una democracia que ahora
podemos calificar como frágil. Acción Democrática, el de mayor base popular
inicial, controló la dirección del mismo valido de una poderosa maquinaria que
pregonaba y, en efecto luchaba, por democracia para los venezolanos pero mantenía
férrea dictadura dentro del seno del partido.
El máximo líder en Copei, de sólida formación social cristiana, política
e intelectual, el Dr. Rafael Caldera,
impidió la renovación de su partido con el necesario relevo generacional,
negándose a respaldar para las elecciones de 1988 al Dr. Eduardo Fernández, no
obstante el contundente e inequívoco pronunciamiento interno en la Convención
Nacional de su organización. Este hecho, en mi criterio, fue medular y trágico
en la historia política contemporánea de Venezuela, porque dio pie a la
reelección presidencial y ésta a la decepción popular que nos condujo al
militarismo como quimérica solución a la crisis. El socialismo no llegó a consolidar
una organización competitiva porque escogió muy temprano el camino de la fuerza,
la guerra de guerrillas, repudiada por el grueso de la población venezolana.
Durante el siglo XXI el escenario lo copa
el PSUV y los grupos que le dieron origen, acá el concepto de partido lo
trastoca el orden militarista y el hecho de confundirse con la estructura
oficialista. Es legítimo que el partido aspire a gobernar, pero no puede
constituirse en el Estado mismo. El
gobierno es un elemento del Estado, organización jurídico política cuyo interés
y fines sobre pasan los del partido correspondiéndole, a su vez (al Estado),
buscar el bienestar de la Nación como ente sociológico, integrado por un
conjunto de personas con vínculos históricos, culturales, religiosos, raciales,
parlantes del mismo idioma y que sufren las mismas penurias y angustias. Por
eso no se puede ofrecer el carnet de la Patria a unos y la cédula de identidad a
otros, como forma de deslindar entre quienes pueden recibir determinados beneficios
económicos o sociales y prerrogativas
exclusivas. El carnet lo puede dar el partido, no el Estado.
La Mesa de la Unidad Democrática no caracteriza el concepto de un partido
político, sino que constituye un archipiélago de partidos confederados, ella es
producto necesario del acoso sufrido por la Nación venezolana de parte del
gobierno – PSUV, quien utiliza los recursos públicos para ese hostigamiento. La
MUD es una necesidad circunstancial, coyuntura a ser interpretada y respetada por muchos
coroneles sin tropa, quienes deben ayudar como comandados y no como
comandantes, hasta que volvamos a circunstancias sosegadas y de paz
republicana.
El CNE – gobierno - PSUV – Estado con
mucho temor e infinita rabia se ha visto obligado (sic, en singular) a permitir
la apertura de un espacio para la reconstrucción de los partidos políticos,
hecho que debe ser apoyado por los ciudadanos, cada uno dentro de los límites
de su conciencia. Ya determinarán en el futuro inmediato cual es la estrategia
y coaliciones que se deban hacer, para lograr el fin común de rescatar la verdadera
democracia. Después cada partido se encargará de crecer, de fortalecerse, de
elaborar y respetar sus estatutos internos para evitar los graves errores
cometidos en el atardecer del siglo XX en Venezuela. Dios cuide a los partidos
políticos!
13/02/2017.
De acuerdo y así lo pregono. Difiero en la realidad de la nueva legitimación por el escaso lapso incluidos días feriados como carnaval y semana santa, es un caza bobo. Dar un lapso mayor fortalece la democracia y la fortaleza de crecimiento de los partidos.
ResponderEliminarExcelente, Dr.
ResponderEliminarse evidencia una autentica maniobra para formar el escenario electoral pro-gobierno en futuras elecciones.
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