jueves, 9 de noviembre de 2017

Los errores son más por ausencia de humildad, que por ignorancia.

Jesús A. Jiménez Peraza
 
@jesusajimenezp
"Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse". Gabriel García Márquez.
La humildad es una de las virtudes humanas más difíciles de profesar, precisamente porque forma parte de la naturaleza del hombre destacar cualquier cualidad física o intelectual que posea, lo que hasta cierto punto es normal y permisible. Se hace reprochable cuando es exagerada la forma de resaltar ese atributo. Negar nuestras cualidades pudiera ser, incluso, una ofensa al Supremo Creador que nos las concedió. Pero lo cierto es que la humildad ha sido diferencia fundamental entre los escogidos por Dios como Santos de su Iglesia, por tanto entes extraordinarios y los demás seres comunes. San Martín de Porres, por ejemplo, es relacionado con una escoba para destacar esta virtud, a pesar de la infinidad de atributos que tenía como el don de la bilocación o posibilidad de estar en dos sitios al mismo tiempo o el dominio que ejercía sobre plantas y animales. La humidad de Santa Teresa de Calcuta se relaciona de inmediato con el cuidado personal que prestaba a pobres, enfermos y menesterosos. El Santo de mi más profunda devoción, Juan Pablo II quien mientras su estado físico lo permitió, al llegar a cualquier sitio del mundo en cumplimiento de su apostolado, hincado  besaba la tierra. Una de sus grandes manifestaciones como hombre excepcional fue el perdón al terrorista causante de una gravísima lesión, que lo marcaría y limitaría por el resto de su existencia.
Los hombres intranscendentes, que somos la casi totalidad de la estirpe humana porque no dejamos huellas profundas e imborrables en la historia, usualmente caminamos en sentido contrario, hacia la soberbia, el envanecimiento o la suntuosidad.  Algunos lo hacen en forma lenta y más o menos armoniosa, por ejemplo a medida que se van enriqueciendo en el aspecto económico, o comienzan a destacar en su oficio o simplemente adquieren un título. Otros lo hacen atropelladamente, de manera inmediata al asumir un cargo de autoridad pública que debería ser de prestigio y honor. Visto en perspectiva después de pasar alguna páginas en la historia, observamos la profunda diferencia entre el Hugo Chávez del “por ahora” y el altanero del “águila no caza moscas”. También es abismal la distancia entre el Nicolás Maduro del 2013 al de hoy, el de “soy el presidente, el jefe de Estado que no está dispuesto a perdonar sublevaciones”, él mismo reconoce la diferencia. Otros funcionarios a quienes no se les conoció o no se les recuerda antes de la asunción al poder para hacer comparaciones válidas, basta verles la cara de arrogantes para saber que están absolutamente desprendidos del valor sublime en comentario, en este grupo se cuentan el psiquiatra de la revolución y actual ministro de Información, Dr. Jorge Rodríguez; su hermana, Dra. Delcy Rodríguez, presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente y el vicepresidente ejecutivo Tareck El Aissami, entre muchos otros.  
En colectivo la casi totalidad de los funcionarios del Poder Público, nacional y estadal, sufren del mismo mal. La toma de posesión de los gobernadores de Estado recién electos es una prueba papable. Las principales entidades por el número de habitantes y recursos económicos, lo que implica producción agrícola, pecuaria e industrial, aunque ciertamente están muy diezmadas, hicieron una fiesta faraónica por el uso de costosos recursos tecnológicos. Sobresalió Héctor Rodríguez de Miranda, donde además se transportó numeroso público para abarrotar el bucólico y despoblado San Francisco de Yare. Todo este movimiento   recordó  la toma de posesión del presidente Carlos Andrés Pérez en 1989, popularmente conocida como la coronación, muy criticada por el chavismo. En esta oportunidad el presidente Maduro recorrió varias zonas para testimoniar la asunción al poder de algunos gobernantes regionales, a quienes aprobó ingentes recursos, por cierto,  negados a sus predecesores. Hizo uso indiscriminado  de largas  cadenas de radio y televisión, que son muy  onerosas por los costos sin contraprestación para las emisoras y anunciantes e, innecesarias porque no es materia de importancia para la población venezolana ni para la República.
El problema con estos dignatarios en relación a la ausencia de humildad, no es precisamente el efecto que pueda producir en su vida espiritual, eso es íntimo. El efecto negativo para el país es que les impide consultar, entre un bastión de profesionales no oficialistas, los problemas graves que nos acogotan limitando así las fuentes múltiples que permitan llegar soluciones apropiadas. La soberbia no les permite  salir de su propio círculo a los más altos funcionarios del Estado, como podemos apreciar en las transmisiones públicas de los Consejos de Ministros, donde habla uno y aplauden todos. Muchos economistas de exquisita formación profesional recomiendan proyectos a diario en programas de televisión, que seguramente han sido analizados con mayor profundidad en las Comisiones correspondientes de la Asamblea Nacional o en institutos  privados de estudios económicos, sin ser tomados en cuenta.
Violaciones graves a pesar de la claridad de las leyes y la Constitución que regularmente atribuimos a la ignorancia funcionarial,  como la disolución de la Asamblea Nacional en términos prácticos y sin soporte jurídico o, la conformación de la Constituyente sin convocatoria popular, asumiendo funciones que no le corresponden como sancionar leyes, aprobar en forma previa la detención o enjuiciamiento de los Diputados  y girar instrucciones a los demás Poderes constituidos como el Consejo Nacional Electoral o el Tribunal Supremo de Justicia, son transgresiones tan burdas que más bien pareciera que el trasgresor, no acepta un poder  limitado y efímero sino omnímodo, lo que implica falta absoluta de humildad y de temor a Dios, dando paso a la arrogancia. Dios, hazlos un poco más humildes para que entiendan que el problema es económico, no político; que todo funcionario debe cumplir normas preestablecidas y que el poder tienen límites!

09/11/2017.

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