domingo, 3 de diciembre de 2017

Eduardo Fernández!

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 

Desde hace varios meses comenzó a  atormentarme el deterioro que sentía y siento por el sistema de justicia en Venezuela, al cual he pertenecido toda mi vida incluyendo la formación universitaria, el ejercicio profesional como litigante en dos etapas, porque en medio hubo un lapso de diez años por mi actuación como Juez Superior Agrario en una zona muy conflictiva en ese fuero, como son los Estados Lara, Portuguesa, Yaracuy y algunos municipios de Falcón, lo refiero de esa manera para aducir que conozco la actividad desde todas sus aristas.  No era primera vez que sentía inquietud profunda por el tema, porque como Juez Rector Civil del Estado Lara, viví dentro de los límites de mis funciones  subordinadas al Consejo de la Judicatura, primero y luego a la Comisión de Emergencia Judicial,  creada sin mayores formalidades ni soporte legal por la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. Muchas anécdotas y observaciones negativas que marcan el declive del Poder Judicial pudiera recordar al respecto, pero no es el tema central de estas reflexiones.
         Comencé por analizar desde un punto de vista estrictamente jurídico algunas actuaciones del gobierno y de los Tribunales integrantes de la pirámide jerarquizada, que en mi criterio contrarían el ordenamiento legal y constitucional,  cumpliendo así con un mandato de la Ley de Abogados que impone a los profesionales del Derecho, hacer las observaciones que correspondan siempre con un lenguaje cónsono y permitido por la doctrina. Para mayor objetividad adopté el indicar la fuente legal, jurisprudencial o doctrinaria que consideraba aplicable e igualmente formulé duras observaciones al sector no oficialista, sobre todo a la Asamblea Nacional designada en el 2015 con mayoría por lo menos absoluta de la oposición, cuando me persuadí que por razones políticas se apartaban del Derecho. Eso puede ser constatado en este mismo blogs donde comencé a recopilar cuanto escribía, para drenar la angustia producida en mi espíritu por la situación del Poder Judicial primero y del país después, porque luego comencé a entender que el deterioro va más allá de los límites judiciales y se extiende a toda la estructura política del Estado y de la sociedad venezolana. Así fui entrando, sin proponérmelo, a un mundo que me es absolutamente extraño: el comentario político y al poco tiempo entendí que abordar esa actividad no es un derecho, es una obligación. Es mi deber como venezolano analizar con sinceridad, con desprendimiento y sin temores  las causas, los efectos y las soluciones de los problemas que vivimos a diario. Las causas ya están diagnosticadas, todo  manual de Introducción a la Economía las analiza y cualquier libro de Historia  refiere las devastaciones sucedidas en diferentes países socialistas. Los efectos los percibimos fácilmente, todos sabemos que faltan alimentos y medicinas, que cada día cuestan más y están pasando a un nivel superior que los hace inalcanzables. Las soluciones  son el elemento difícil del trípode. Percibo en la calle que la gente entendió las causas, sufre los efectos y el 80% quiere una solución distinta a la propuesta por el gobierno, condensada en el llamado Plan de la Patria.
Es entonces una responsabilidad de todos hacer propuestas para las ansiadas soluciones y en cumplimiento de la mía, la hago de la siguiente manera: 1) Debemos concurrir a los eventos electorales, participando masivamente. No hay forma humana de que una minoría se imponga sobre la mayoría si ésta es aplastante. 2) Propongo que vayamos unidos (el 80%) a las elecciones presidenciales, escogiendo el abanderado por aclamación dentro de un grupo y del cuerpo de asesores que coadyuven para lograr un candidato único. 3) Ese grupo estaría conformado por personalidades con perfil apropiado, postulados por instituciones civiles, políticas, gremiales, académicas o por un significativo número de venezolanos. El primer filtro vendría de ellos mismos, ya sabrá cada quien si tiene las condiciones integrales para ejercer el cargo de Presidente de la República en estos tiempos tan complejos.
          A esta altura quiero formar parte de un grupo de connacionales de todas las tendencias políticas y sectores sociales, para que solicitemos formalmente al Dr. Eduardo Fernández que acepte integrar el mencionado grupo. Esto no lo hago por mi aprecio personal hacia él, por aspiraciones burocráticas o algún otro tipo de intención secundaria, sino porque el análisis exhaustivo de su personalidad, su historia política, su desprendimiento demostrado el 4 de febrero de 1992, me lleva a concluir que es la persona ideal para tan compleja misión.
          El Dr. Eduardo Fernández es un estadista que sabrá cumplir responsabilidades similares a la de  los dos grandes para la recuperación de Europa en el Siglo XX, Konrad Adenauer y Sir Winston Churchill, el tiempo apremia y las circunstancias nos obligan a recurrir a los mejores. Su vida privada es cristalina, de manera que quien sea su contendor oficialista en la campaña, seguramente el actual presidente Nicolás Maduro tendrá que ir al fondo en la discusión programática para el quinquenio y ello es bueno para el país, porque no habrá lugar al chisme o distracciones secundarias. No tiene ningún tipo de rechazo, a quienes menciono su nombre haciendo el correspondiente sondeo sobre nuestra idea, no han proferido ningún concepto negativo sobre él y ello conlleva la ventaja de facilitar la consolidación del sector de la oposición que, como dije, es marcadamente mayoritario.
          Algunos me comentaron que sería el ideal para una transición, les respondo públicamente ahora  por este medio, lo que les dije en privado. Esa figura no existe en el texto constitucional ni es conveniente, porque la transitoriedad obstaculiza la acción,  además, si está en pleno uso de sus condiciones intelectuales y físicas, debe ser Presidente por todo el período, ese es su deber y nuestro derecho.  Otros me asomaron que proponer una candidatura ahora pudiera ser intempestivo. No lo creo, ya el vicepresidente Tarek El Aissami  inició la campaña presidencial con la propuesta de reelección. Muy pocos me hicieron referencia a la necesidad de escoger el candidato dentro de las primarias convocadas por la MUD. El pasado 20 de noviembre, en un artículo que titulé Venezuela siempre ha respondido a la lógica, analicé una decena de razones que hacen aconsejable olvidar este sistema de escogencia previa, la cual nunca ha dado resultado.
          Eduardo Fernández ha analizado a profundidad los problemas de la nación y la cura para sus males; tiene reconocida capacidad de liderazgo para coordinar los equipos técnicos y profesionales que requiere el país. Es un hombre de mentalidad amplia,  ello lo llevó a reformar IFEDEC adaptándolo a los nuevos tiempos, puesto razonablemente su fundador el Dr. Arístides Calvani lo  creó para el fortalecimiento de la doctrina social cristiana ante las dictaduras comunistas de Centro América, en la segunda mitad del pasado siglo, pero conjurado el peligro Eduardo Fernández amplió el espectro, siendo ahora un instituto de formación política, lo que es acorde con la idea que ha sido constante en su accionar político desde el inicio de su carrera pública: Nuestra primera necesidad, la educación.
          Eduardo Fernández fue propulsor de la descentralización administrativa del país, cree en la gente de provincia, así la impulsó desde el Congreso de la República y la materializó, también en IFEDEC, creando los diferentes capítulos estadales.
          Es visionario en el acontecer político, advirtió en su famoso discurso del 5 de julio de 1987, todo cuanto pasaría en Venezuela si no se rectificaba el rumbo. No se rectificó y pasó lo que predijo.
          Invito a que en cada uno de los Estados de la República se consoliden agrupaciones  multicolores y absolutamente horizontalizadas, que pueden ser amalgamadas posteriormente, para que solicitemos al Dr. Eduardo Fernández que asuma la obligación de conducirnos hacia un destino promisor, como merecemos. Que Dios bendiga a Eduardo Fernández!


03/12/2017.

3 comentarios:

  1. Una propuesta que dependerá de la altura política con la que se aborde el tema y la conciencia ciudadana que logre levantarse. Dios nos ilumine.

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