Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Pero la situación política, la fuerza
del gobierno y el liderazgo presidencial no era el mismo de hoy. La intención en
el año 2005 sí fue obviamente deslegitimar al régimen, pero se incurrió en un error
de cálculo porque ese mecanismo no era idóneo, se enfrentaba un gobierno
fortalecido después de ganar el referendo revocatorio en el 2004, tenía
respaldo interno suficiente y también internacional gracias a la chequera y
pozos petroleros activos, sin olvidar que el presidente Chávez tenía carisma, un don
natural que Dios le había conferido, aunque mal utilizado por el receptor.
Hoy
la intención de la incomparecencia a la cita electoral, no es deslegitimar al gobierno porque ya lo está con la instalación de la
Asamblea Nacional Constituyente, sin el cumplimiento de las pautas establecidas
y la convocatoria a unas elecciones, donde se violentan los dispositivos
ordinarios; con el funcionamiento impropio de los Poderes Electoral, Ciudadano
y Judicial, ampliamente percibido por el colectivo; Estados Unidos, la Unión
Europea y demás países líderes en el mundo saben que no estamos cumpliendo con
los estándares obligatorios nacidos de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos; el gobierno está en una
crisis inocultable que se desborda por las costuras; está rota la unidad
militar; navegamos una crisis económico – social de dimensiones gigantescas; el
presidente Maduro luce agotado repartiendo dádivas insuficientes para adquirir
las cantidades requeridas de alimentos, medicinas y servicios, que sólo sirven
para impulsar la inflación en proporción geométrica.
En
contracara, si recurrimos a un proceso electoral en condiciones ilegales,
impuestas a la fuerza, con absoluta opacidad en la escogencia del candidato
opositor al no nacer de un consenso nacional y, con la incertidumbre en cómo será la conducción del
gobierno desde el 21 de mayo del 2018 al 10 de enero del 2019. Aún dándose el supuesto posible que
gane Henry Falcón, tendríamos un Presidente Electo sin funciones propias, otro
en ejercicio pero derrotado, además de
una Constituyente con poderes ilimitados, tratando de consolidar lo que se
desmorona solo.
Realmente no tengo una bola de cristal
ni suficiente capacidad de análisis, para saber o intuir siquiera que pasará
después del 20 de mayo. Sólo me aventuro a plantear que no debemos contribuir
en una tri polaridad permanente: gobierno, la oposición votante y la oposición
no votante. Creo que ya la suerte está echada y ese cuadro se mantendrá hasta
el acto electoral y allí es donde debemos reaccionar racionalmente, de manera
que si Henry Falcón gana, inmediatamente obtenga el respaldo de los abstencionistas
porque Venezuela va a requerir de todos sus talentos. Si pierde, deberá crearse
un gran bloque opositor, sin mirar hacia atrás a lamer heridas, sino para
aprovechar las debilidades que hasta hoy tiene el gobierno y las que se sumarán
generadas por un proceso tramposo e ilegal. Para que este cuadro sea factible
es obligatorio olvidar ataques recíprocos ya pasados y, no agregar nuevos que
puedan impedir que transitemos juntos el sendero para cualquier acuerdo mañana.
En conclusión, no pensemos en
deslegitimación, cada quien debe votar o no conforme a su conciencia pensando,
por el contrario, en la compactación bien de un gobierno de reconstrucción
nacional con Henry Falcón a la cabeza, si gana o en un bloque opositor homogéneo, si pierde.
Personalmente no voy a votar, es mi derecho; pero igualmente defiendo el
derecho de quien lo haga, porque seguro estoy que nuevamente nos conseguiremos
en el largo camino que nos queda por transitar, hasta tener el país que
merecemos. Dios bendiga a Venezuela!
06/04/2018.
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