viernes, 1 de junio de 2018

La prueba diabólica.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
          En el Derecho comparado, con origen en el sistema jurídico desde la antigua Roma, está inserta una institución meramente procesal conocida como prueba diabólica. Algunos la confunden con la probanza de un hecho negativo, por tanto  imposible, cuando realmente lo que significa es la existencia de circunstancias con gran dificultad probatoria, por lo que resulta más justo para el legislador dejarlo exento de demostración. Veamos un par de ejemplos para que la figura sea fácilmente comprensible y podamos aplicarla a los hechos subsiguientes.
          A un acusado mal puede exigírsele demostrar que no causó la muerte de una persona, sería una prueba diabólica propiamente dicha, aunque él puede explicar la imposibilidad de haberlo hecho, por estar en un sitio muy distante de aquél donde y cuando sucedió el homicidio. En el campo civil un acreedor no está constreñido a demostrar que no recibió el pago del deudor, siendo este último quien debe probar el hecho positivo de haber pagado y al primero, le es dado comprobar que tiene el documento que originó la deuda, lo que hace suponer que no ha recibido el pago.
          Los propulsores iniciales del concepto utilizaron, para graficarlo, el siguiente aforismo: “No hay medios para comprobar  que el diablo  existe, pero más difícil aún resultaría demostrar que no existe”.
          Todos estamos conscientes que la proporción electoral en Venezuela es aproximadamente 80% a 20%, por lo menos, a favor de la oposición al actual régimen. Con esta verdad insisten algunos en la premisa que de haber votado en forma masiva, el candidato Henry Falcón habría ganado fácilmente la consulta electoral del 20 de mayo, sometiéndonos en consecuencia a la prueba diabólica de demostrar lo contrario. Como se dijo, política y jurídicamente ese planteamiento  está exento de pruebas porque es materialmente imposible hacerlo. Pero si podemos enfocar con similar objetivo, una serie de hechos acontecidos desde entonces, que nos sirven como indicios para sustentar la derrota del oficialismo.
          1.- No hubo celebración popular de la reelección, porque los mismos oficialistas están conscientes de que la mayoría aplastante, fue la silenciosa y omisiva que se quedó en casa. Personalmente lo llamo voto omitido, porque constituyó una expresión de voluntad, sin acción expresa.
          2.- La mayor concentración realizada por el Presidente reelecto no fue popular ni en espacios abiertos como el otrora “balcón del pueblo”, sino ante una cantidad de militares en un cuartel, que lo vitorearon e hicieron un juramento de lealtad repitiendo las letanías de un lector.
          3.- La antigua base popular del gobierno nacida de ilimitadas ofertas, de la esperanza sembrada con discursos que se llevó el viento y fue sustentada durante largo tiempo  a través de bonos, regalos, bolsas de comida, se diluyó porque la devoró el monstruo de mil cabezas, que nació y se desarrolló por las políticas erradas del gobierno nacional.
4.- La presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente,  la institución de mayor fuerza orgánica en Venezuela conforme lo pregonado por el gobierno, en horas de mediodía del martes 29 de mayo se dirigió al país a través de los medios de comunicación social,  siendo la información principal suministrada por ella que el Movimiento Somos Venezuela, la organización política que se constituyó para respaldar junto al PSUV la postulación del presidente Maduro, aportó el seis por ciento (6%) de los votos, después de recorrer más de 40.000 kilómetros y, sabrá Dios, cuanta cantidad de dinero, lo que traduce y comprueba el raquitismo en el número de partidarios.
          5.- Los países hermanos que conforman el Grupo de Lima, Estados Unidos, la Comunidad Europea, directivos y muchos miembros de la Organización de Estados Americanos y otros, renovaron sus fuerzas en apoyo de la oposición venezolana y anunciaron nuevas medidas y acciones  contra el gobierno nacional, sustentadas en tratados internacionales suscritos por la República, no en hechos de fuerza ni intervención contraria al Derecho Internacional Público.
          6.- Como efecto contrario, la oposición ha sentido la necesidad de reunificarse. La jefatura de la Mesa de la Unidad, reasumida por el Dr. Ramón Guillermo Aveledo, con discurso sereno, conciliador, con toda seguridad conducirá a la encrucijada de la re unificación con el Frente Amplio, quienes fusionados o a través de un convenio programático bien explicado, debe asumir la dirección de la oposición previo llamado a los líderes  que se encuentran, por diferentes razones, en la periferia.
          Todos estos ítems implican que existe la cierta, firme y generalizada creencia, que las elecciones del 20 de mayo no reflejaron la voluntad mayoritaria del pueblo de Venezuela, que el gobierno perdió las elecciones por lo que le resultará imposible ejercer el poder.
          No voy a ser incongruente en mi planteamiento solicitando promoción  de unas pruebas, también diabólicas, para que se demuestre que de haber ganado Henry Falcón hubiese sido reconocido su triunfo, pero sí creo que quien insista en el punto al menos debería presentar, como antes hice, un resumen indiciario al respecto.
          Lo cierto es que ningún sector de la oposición está obligado a probar nada, la lógica, las leyes divinas y humanas los exoneran de ello. La mayoría atinó, en mi criterio,  en el camino correcto con el voto silente y ese será el hito histórico  que marca el inicio de una nueva Venezuela. No es tiempo de apresuramientos ni nuevos errores, el hambre y las necesidades perentorias que siente el pueblo de Venezuela acogotan, es cierto, pero el sólo hecho de saber que estamos unidos y con posibilidades firmes de conseguir la vía definitiva, debe ser suficiente para que nos demos una nueva oportunidad. Dios bendiga a Venezuela!
01/06/2018.

 

         

 

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