Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
En
el Derecho comparado, con origen en el sistema jurídico desde la antigua Roma,
está inserta una institución meramente procesal conocida como prueba diabólica. Algunos la confunden
con la probanza de un hecho negativo, por tanto imposible, cuando realmente lo que significa
es la existencia de circunstancias con gran dificultad probatoria, por lo que
resulta más justo para el legislador dejarlo exento de demostración. Veamos un
par de ejemplos para que la figura sea fácilmente comprensible y podamos
aplicarla a los hechos subsiguientes.
A un acusado mal puede exigírsele demostrar
que no causó la muerte de una persona, sería una prueba diabólica propiamente
dicha, aunque él puede explicar la imposibilidad de haberlo hecho, por estar en
un sitio muy distante de aquél donde y cuando sucedió el homicidio. En el campo
civil un acreedor no está constreñido a demostrar que no recibió el pago del
deudor, siendo este último quien debe probar el hecho positivo de haber pagado
y al primero, le es dado comprobar que tiene el documento que originó la deuda,
lo que hace suponer que no ha recibido el pago.
Los propulsores iniciales del concepto
utilizaron, para graficarlo, el siguiente aforismo: “No hay medios para comprobar
que el diablo existe, pero más
difícil aún resultaría demostrar que no existe”.
Todos estamos conscientes que la proporción
electoral en Venezuela es aproximadamente 80% a 20%, por lo menos, a favor de
la oposición al actual régimen. Con esta verdad insisten algunos en la premisa
que de haber votado en forma masiva, el candidato Henry Falcón habría ganado
fácilmente la consulta electoral del 20 de mayo, sometiéndonos en consecuencia
a la prueba diabólica de demostrar lo contrario. Como se dijo, política y
jurídicamente ese planteamiento está
exento de pruebas porque es materialmente imposible hacerlo. Pero si podemos
enfocar con similar objetivo, una serie de hechos acontecidos desde entonces, que
nos sirven como indicios para sustentar la derrota del oficialismo.
1.- No hubo celebración popular de la
reelección, porque los mismos oficialistas están conscientes de que la mayoría
aplastante, fue la silenciosa y omisiva que se quedó en casa. Personalmente lo
llamo voto omitido, porque constituyó
una expresión de voluntad, sin acción expresa.
2.- La mayor concentración realizada
por el Presidente reelecto no fue popular ni en espacios abiertos como el
otrora “balcón del pueblo”, sino ante
una cantidad de militares en un cuartel, que lo vitorearon e hicieron un
juramento de lealtad repitiendo las letanías de un lector.
3.- La antigua base popular del
gobierno nacida de ilimitadas ofertas, de la esperanza sembrada con discursos
que se llevó el viento y fue sustentada durante largo tiempo a través de bonos, regalos, bolsas de comida, se
diluyó porque la devoró el monstruo de mil cabezas, que nació y se desarrolló
por las políticas erradas del gobierno nacional.
4.- La
presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, la institución de mayor fuerza orgánica en
Venezuela conforme lo pregonado por el gobierno, en horas de mediodía del
martes 29 de mayo se dirigió al país a través de los medios de comunicación
social, siendo la información principal suministrada
por ella que el Movimiento Somos Venezuela, la organización política que se
constituyó para respaldar junto al PSUV la postulación del presidente Maduro,
aportó el seis por ciento (6%) de los votos, después de recorrer más de 40.000
kilómetros y, sabrá Dios, cuanta cantidad de dinero, lo que traduce y comprueba
el raquitismo en el número de partidarios.
5.- Los países hermanos que conforman
el Grupo de Lima, Estados Unidos, la Comunidad Europea, directivos y muchos
miembros de la Organización de Estados Americanos y otros, renovaron sus
fuerzas en apoyo de la oposición venezolana y anunciaron nuevas medidas y
acciones contra el gobierno nacional,
sustentadas en tratados internacionales suscritos por la República, no en
hechos de fuerza ni intervención contraria al Derecho Internacional Público.
6.- Como efecto contrario, la
oposición ha sentido la necesidad de reunificarse. La jefatura de la Mesa de la
Unidad, reasumida por el Dr. Ramón Guillermo Aveledo, con discurso sereno,
conciliador, con toda seguridad conducirá a la encrucijada de la re unificación
con el Frente Amplio, quienes fusionados o a través de un convenio programático
bien explicado, debe asumir la dirección de la oposición previo llamado a los
líderes que se encuentran, por
diferentes razones, en la periferia.
Todos estos ítems implican que existe
la cierta, firme y generalizada creencia, que las elecciones del 20 de mayo no
reflejaron la voluntad mayoritaria del pueblo de Venezuela, que el gobierno
perdió las elecciones por lo que le resultará imposible ejercer el poder.
No voy a ser incongruente en mi
planteamiento solicitando promoción de
unas pruebas, también diabólicas, para que se demuestre que de haber ganado
Henry Falcón hubiese sido reconocido su triunfo, pero sí creo que quien insista
en el punto al menos debería presentar, como antes hice, un resumen indiciario
al respecto.
Lo cierto es que ningún sector de la
oposición está obligado a probar nada, la lógica, las leyes divinas y humanas los
exoneran de ello. La mayoría atinó, en mi criterio, en el camino correcto con el voto silente y
ese será el hito histórico que marca el
inicio de una nueva Venezuela. No es tiempo de apresuramientos ni nuevos
errores, el hambre y las necesidades perentorias que siente el pueblo de
Venezuela acogotan, es cierto, pero el sólo hecho de saber que estamos unidos y
con posibilidades firmes de conseguir la vía definitiva, debe ser suficiente
para que nos demos una nueva oportunidad. Dios bendiga a Venezuela!
01/06/2018.
Serena y oportuna opinión mi estimado amigo.
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