lunes, 10 de junio de 2019

Perdónelos Dr. Vargas, no saben lo que dicen, ni lo que hacen, ni lo que leen.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 
          Todo quien baja al litoral dice que va a La Guaira[i], aunque realmente sea para Caraballeda o Catia La Mar; el Dr. Vargas era oligarca y esclavista; no fue meritorio luchador durante la Independencia, como  Gual y España. Estas son las excusas baladíes que, al parecer, sirvieron al gobernador Jorge García Carneiro y los activistas que lo acompañaron, a solicitar  el pasado 6 de junio ante el Consejo Legislativo del estado Vargas, la reforma de la Constitución regional para cambiar el nombre de la entidad.
            Algunos comentan que la petición se relaciona con la diputación de Juan Guaidó en ese Estado, aunque el miedo es libre, no puedo pensar que ese sea un motivo viable.          
           La verdad que todo viajero desde cualquier rincón de Venezuela a la capital de la República, dice que va a Caracas, nadie especifica si su destino es Chacao o  Petare, ni en panorama ampliado habla del Distrito Capital; no me consta que el Dr. Vargas haya tenido esclavos, ese hecho no aparece en ninguna biografía del personaje y si así fuera, no cometía delito o falta porque la esclavitud fue abolida cuatro años después de su muerte, aunque por su obra parece tuvo más interés en servir y ser útil, que en ser servido.
          La fama de oligarca la tuvo, ciertamente,  el joven José María desde su niñez puesto la familia consiguió un certificado de nobleza y “limpieza de sangre”, requisito exigido para aspirar a una beca e ingresar en el Real Seminario Tridentino de Caracas. Pienso que lo anecdótico es que el gobernador García Carneiro recurra, tras dos siglos, a un episodio secundario e intrascendente, en vez de analizar la significación y proyección histórica del Dr. Vargas durante su ciclo vital.
Los méritos del incipiente movimiento de Pedro Gual y José María España, que por cierto son precursores y no propiamente independentistas,  no borran ni palidecen la vida y obra del Dr. José María Vargas, que al contrario honran a la región donde nació y por tanto, es su héroe civil epónimo.
          José María de los Dolores Vargas Machuca y Ponce, nació en la ciudad de La Guaira el 10 de marzo de 1786 y murió en New York el 13 de julio de 1854. Ante todo fue un científico, médico cirujano, con estudios avanzados en anatomía, química y botánica, estas dos últimas como aliadas y complementarias de la primera, obteniendo su especialidad en la Universidad de Edimburgo, lo que le permitió la incorporación en el Real Colegio de Cirujanos en Londres.
          De la botánica hizo un verdadero “oficio sistemático”, reconocido por el célebre botánico suizo Augustín Pyramis De Candolle, lo que le fue de mucha utilidad cuando a partir de 1819, se incorpora a la Junta de Sanidad en Puerto Rico, dejando profusa obra escrita y experimentar sobre métodos de inoculación, virus y vacunas, retornando después de algunos años a Venezuela donde funda la Sociedad Médica de Caracas, destacándose  como académico en la Universidad de Caracas, hoy Central de Venezuela, en la cátedra de anatomía enseñando con el novedoso sistema de disección de  cadáveres, siendo pionero en esta técnica aplicada en Europa y desconocida en las demás universidades del continente americano.
          Entre 1827 y 1829 fue el 34° Rector de la Universidad Central de Venezuela, destacándose también como un extraordinario administrador puesto logró equilibrar el deficitario presupuesto, siendo reconocido en ese mismo año y por lo méritos de su gestión, como Primer Director de  la Sociedad Económica de Amigos del País, además de crear Facultades y modernizar pensum de estudios.
          El Dr. Vargas fue hombre de confianza de El Libertador Simón Bolívar, quien no sólo lo propuso para iniciar la reorganización de la Universidad, sino que también lo designó como su co albacea testamentario. Años más tarde exhumaría el cadáver de El Libertador y lo embalsamó para su repatriación.
          José María Vargas, fue también un calificado político, participó en la Constituyente de Valencia que dio origen a la Constitución Nacional del 24 de septiembre de 1830, actuando como diputado por Caracas.
Allí descolló su insigne formación integral, interviniendo en profundos debates en relación al federalismo y restauración del fuero militar, enfrentando igualmente la abolición de la libertad de cultos y el principio del catolicismo como religión del Estado, impuestos por la carta magna de 1821.
Supo mantener así coherencia entre su íntima convicción cristiana, como lo demuestra en la redacción de sus disposiciones testamentarias, con el respeto por las posiciones liberales de los demás ciudadanos, en ejercicio de sus derechos propios. Este principio es violentado habitualmente por la dirigencia de hoy, quien trata de imponer ideas a la fuerza, más que convencer con razones y acciones.
En 1834 ganó las elecciones como Presidente de la República, obteniendo la ratificación del Congreso, convirtiéndose en el primer Jefe de Estado Civil, si hacemos abstracción del Triunvirato de 1812, donde actuó el abogado trujillano Dr. Cristóbal Mendoza.
Su período fue acortado (1835) por la Revolución de las Reformas o de los Julianos, como también se le conoce, dirigida entre otros por Pedro Carujo, saliendo exilado  a Saint Thomas. Dentro de este contexto se produjo el famoso aunque no certificado diálogo, donde sostuvo que el mundo es del hombre justo antes que del valiente. El verdadero significado del episodio es la imposición de civilidad ante la fuerza.
          Lo que sí es cierto, porque posteriormente hubo diversos testimonios al respecto, es que el presidente Vargas se negó a renunciar a la Presidencia frente a las armas amenazantes, aun cuando nunca había manifestado mayor interés en ser Presidente de la República, pero entendía que aceptada tan magna responsabilidad debía enfrentar las consecuencias.
          Con esta solicitud desacertada del gobernador García Carneiro, se revive una respuesta de Fermín Toro, cuando en 1856 le solicitaran escribir la biografía de José María Vargas, primer rector médico de nuestra máxima casa de estudios, manifestando su inconveniencia para la paz pública, “tratar el tema supondría envenenar pasiones, porque todavía lastiman muchas heridas y despiertan aún más rencores”. Pero es alarmante observar como permanecen abiertas algunas  heridas después de 160 años, en el corazón de algunos dirigentes.
Los restos mortales del Dr. José maría Vargas descansan merecidamente, el  Panteón Nacional. Dios bendiga a Venezuela.

10/06/2019.


Bibliografía: Wikipedia.
                     José M. Vargas. Biblioteca Biográfica Venezolana. Carolina Guerrero.



[i] “La Guaira, DRAE: Horno de barro; vela triangular; especie de flauta”. Ojalá aclare el gobernador García Carneiro, cuál de las tres acepciones priva en su ánimo para la propuesta que hace.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Recordar los grandes atributos del Dr. Vargas comportan la mejor manera de evidenciar la absoluta miseria y pequeñez de espíritu de esos pobres seres.

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  2. Estimado amigo,le brinda a " Los Proponentes"una Magistral cátedra de Historia, que ha de impedir a los primeros, siquiera, alguna intención de repuesta sensata. La no confirmada frase del Dr. Vargas, continúa vigente:" La República es del Hombre justo".Oportuno y atinado Artículo.

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