sábado, 8 de febrero de 2020

Tropezar dos veces con la misma piedra.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
 

-        La gran diferencia entre las Elecciones del 2018 (presidenciales) y 2020 (parlamentarias): La tempestividad del mandato constitucional!

La historia contemporánea pareciera muy fácil de interpretar porque ya los hechos han sucedido y son relativamente frescos,  de manera que disponemos de elementos incluso susceptibles de testimonio inmemorial[i],  que nos permiten analizarlos y determinar sus consecuencias inmediatas y mediatas. Esta acotación, sin embargo,  es un craso error. La Historia es una disciplina que, al igual que las ciencias, requiere de un método y un orden apropiado para que su interpretación sea lo más acorde posible a la realidad y nos sirva de referencia para decisiones futuras.
Visto en frío, creo que el proceso electoral parlamentario del 2005, ha sido un hecho político en extremo importante, en el devenir de todo este gobierno continuado y anómalo, porque no es socialista ni capitalista, implantado por los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Debemos recordar que para el año 2005 Hugo Chávez presidía un gobierno débil. Tres años antes había sufrido un vacío de poder preñado de buenas intenciones (para la Sala Plena del TSJ. Agosto 2002) o un golpe de estado (para el oficialismo). Si bien  había sobrevivido a un proceso revocatorio durante el año inmediatamente anterior (2004), lo pudo ganar gracias a unas medidas populistas como repartir unos bonos equivalentes a 100 dólares, entre una base poblacional que ya no lo quería en el poder. 
Pero las Elecciones Parlamentarias de ese año,  gracias al llamado abstencionista de los dirigentes de la oposición,  permitió al Bloque del Cambio elegir todos los diputados, en consecuencia, que el Presidente Chávez se reeligiera cómodamente con el 62,84% de los votos válidos, el año siguiente (2006).
El exceso de poder revirtió contra el gobierno en poco tiempo, lo que es común en sociología política, como lo demuestra el hecho de haber sido votada negativamente la proposición de  Reforma Constitucional en el 2007, destinada a permitir la reelección indefinida, como fuera solicitado   activamente por el propio Presidente y por la Asamblea Nacional.
La abstención ordenada a las masas populares por la dirigencia opositora en el 2005  había, además  que el gobierno se hiciera de una mayoría calificada, realmente unánime en la Cámara,  permitido a ésta y al gobierno:
1.       Exoneración de control político y administrativo por el Parlamento.
2.        Presentar el proyecto de Reforma Constitucional en el 2007.
3.       Ante la desaprobación de la Reforma, la Cámara con esa mayoría calificada pudo tomar la Iniciativa de Enmienda N° 1,  base legal para que Hugo Chávez pudiera ser candidato por tercera vez.
4.       Tomar el control del Tribunal Supremo de Justicia, mediante la Reforma de la Ley Orgánica de dicho cuerpo, publicada en la Gaceta Oficial N° 39.522 del 01 de octubre del 2010, en la cual se aumentó el número de Magistrados de 16 a 32, que además pudieron designar a su antojo, vista la mayoría determinante.
5.       Mantener control por designación y permanencia de los Suplentes, entre los cabezas del Poder Ciudadano.
6.       Aprobar una Ley Habilitante publicada el 02 de febrero del 2007, que autorizó al Presidente de la República dictar una serie de Decretos Leyes, “para adecuar el funcionamiento de la Administración Pública a una nueva realidad fáctico – jurídica”, que en la práctica se tradujo en leyes de corte socialista, al margen de la CN99 y de la voluntad popular.
7.       La Asamblea, dentro de su potestad legislativa pero sin contrapeso interno alguno, pudo sancionar leyes que han hecho enorme daño en diferentes campos muy sensibles, como la Actividad Aseguradora (G.O Nº 5.990 Extraordinario del 29 de julio de 2010) y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (G.O N° 5.991 del 29 de julio del 2010), que legitimó al INTI para asumir la función, que debería ser jurisdiccional, de desconocer el origen privado de las tierras agrícolas, mediante la figura del desprendimiento de la República.
Hoy se habla nuevamente de la posibilidad que la oposición no concurra a las Mesas Electorales, para designar los diputados que habrán de constituir el Parlamento a instalarse el 05 de enero del 2021.
En mayo el 2018 me abstuve de votar porque eran unas elecciones presidenciales intempestivas, no estaban previstas en nuestras normas. Aunque las Constituciones de 1961 y 1999, no indican lapso para su celebración, si lo establecía la CN1953 (artículo 104), para el día fijado por el Congreso dentro de los tres meses anteriores a la Toma de Posesión, que a su vez estaba determinado para el 19 de abril del año correspondiente.
De manera que aplicando el principio de la continuidad, las normas no derogadas expresamente por una nueva Constitución se entienden novadas y, en consecuencia,  la reelección del presidente Maduro, no podía ser antes del 05 de octubre del 2019, puesto su Período ordinario era entre el 05 de enero del 2014 y el 05 de enero del 2020 (en el 2013 completó el lapso correspondiente por la falta absoluta de Chávez).
Pero no concurrir a las Parlamentarias del 2020, que si tienen soporte legal y constitucional, además de político, implicaría que tropecemos dos veces con la misma piedra.
Entiendo el argumento que nada hicimos con designar una Asamblea con mayoría calificada en el 2015. Antes de su instalación e incluso con los diputados ya proclamados por la autoridad administrativa competente y aliada al gobierno (CNE), la Sala Electoral  había transformado esa mayoría especial, en una absoluta, suspendiendo a los diputados del estado Amazonas y que, posteriormente, la Sala Constitucional castró por completo sus funciones parlamentarias declarando la inconstitucionalidad de todas las leyes sancionadas.  
Pero es el caso que de no haber votado en el 2105, no hubiésemos podido demostrar la verdad verdadera de la superioridad numérica de la oposición, por lo que el conglomerado internacional, incluidos los principales países del área, la Unión Europea y Estados Unidos de Norteamérica, no hubiese tenido argumento alguno, para reconocer la legitimidad y fuerza de la oposición y su arraigo en el Poder Popular.
También es cierto que elegimos algunos alacranes y brinca pozos, a ellos me referí antes sobre nuestra responsabilidad colectiva in eligendo. Es preciso entonces que los partidos tengan ojo avizor en la conformación del listado a proponer, pero no puede quedar la posibilidad de legitimar al actual gobierno nacional, con nuestra conducta omisiva. Dios bendiga a Venezuela!
08/02/2020.


[i] Testimonio inmemorial, es la reiteración de los hechos más antiguos, susceptibles de ser expuestos directamente por el hombre más viejo, en un momento determinado.
 

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