domingo, 5 de abril de 2020

El chavismo en el poder.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
El hombre, por su naturaleza tiene tendencia a ejercer el poder en forma absoluta. Todos los grandes mandatarios y líderes en la historia, tanto dictadores como estadistas  han querido concentrar su ejercicio, lo que viene dado porque siendo hecho  a imagen y semejanza de Dios, quien tiene  poder omnímodo, se cultivó la idea que ese atributo era endosado en quien ejerza la jefatura de mando en un momento determinado.
En algunas épocas y lugares el ejercicio del poder se asoció a la fuerza física, al distinguido por su valentía o triunfador en las batallas. El más fuerte se imponía sobre sus congéneres, método que resalta en los Vikingos y otros pueblos bárbaros.
También se ha relacionado, tradicionalmente, con el don de la palabra fácil, circunstancia que creo tiene  un origen bíblico. La acción humana de mayor trascendencia ha sido, quizás, el Éxodo, la travesía de los judíos hacia la tierra prometida que mana leche y miel. Fue encomendada por Dios mismo a Moisés, quien para dirigir la misión, le pidió poder para demostrar a su pueblo que era el elegido, lo que le fue concedido al permitírsele convertir en serpiente un bastón y revertirlo. Moisés también dijo al Señor que su lengua era torpe, que necesitaba facilidad de palabras para ser entendido y obedecido. Dios así lo concedió diciendo simplemente “yo estaré en tu boca”.
Allí están entonces concentradas las condiciones que los mortales hemos exigido en el gobernante: Ser enviado de Dios, lo que hasta el Absolutismo fue entendido en forma literal, matizada posteriormente con la potestad de representar al pueblo; si es un buen orador, mejor y, finalmente, que nos diga lo que queremos oír, no sus ideas para el desarrollo integral de la comunidad.
Las excepciones a estas exigencias son pocas. Sir Winston Churchill, que salvo el don de la palabra que ciertamente tuvo, no ofreció leche y miel precisamente, sino sangre, sudor y lágrimas, aceptadas por los momentos de angustia que vivía el pueblo británico y aunque no  físicamente agraciado se convirtió, para mí, en el más grande conductor político de la historia universal. Pero en general, los líderes han sido los más fuertes, como Atila y los grandes oradores, como Adolph Hitler, aunque fueran malvados.
En la segunda mitad del Siglo XX en Venezuela, sin que ello signifique restar los méritos personales de los diferentes jefes de Estado, respondieron más que a sus oratorias y simpatías a un factor diferente, propio de la época en todo el mundo: la maquinaria partidista. Ellos se impusieron como líderes fundadores o hacedores en general de su agrupación política, que en retribución les llevaron al ejercicio del poder. Sin embargo en mayor o menor grado, siempre buscaron concentrar las fuerzas del Estado a su alrededor, pero todos fueron ciertamente demócratas, al no rebasar los límites del poder supremo, respetando las instituciones, salvo episodios secundarios.
Pero el presidente Hugo Rafael Chávez Frías fue una clara excepción. Se hizo conocer mediante el uso de la fuerza. Aún cuando fracasó en el intento golpista directo, con él sembró la semilla para llegar posteriormente a Miraflores mediante el voto popular, obtenido con la facilidad de palabra ligera, sin mucho contenido pero verbo marcadamente gracioso y populista.
Chávez amenazó desde el principio a los Poderes constituidos del Estado, con lo que después se conocería como la furia bolivariana, conocedor como era de su arraigo en los estratos mayoritarios de la sociedad venezolana. La Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, competente entonces para la interpretación de las normas constitucionales, dictó unas decisiones complacientes a su popularidad, al dirimir unos  recursos interpretativos de la CN1961 que permitieron la convocatoria irregular a una Asamblea Constituyente, a pesar que teníamos ya un Estado  Constituido desde 1811, y lograr con la aprobación en la nueva carta magna, su interés principal cual era la posibilidad de reelección inmediata y que los hombres de armas (de nuevo la fuerza) pudieran administrar. Ello fue posible mediante la conformación de la Constituyente con un método extraño (el quino). Así se dio inicio a un Estado permisivo de corrupción administrativa gigantesca, que se tradujo en soporte para su poder que sólo lo concebía en forma personal, nunca  mediante la distribución horizontal.
Desde los inicios de su gobierno logró una escisión perfecta, que mantuvo durante su mandato,  de las organizaciones sociales intermedias siguiendo las pautas del comunismo universal  que sólo reconoce dos extremos: el Estado y el individuo. A pesar de haber sido derrotado el profesor Aristóbulo Isturiz, como candidato del gobierno en una consulta popular referendaria, logró desarticular la poderosa organización sindical (CTV) y enfrentó la de comerciantes e industriales (FEDECÁMARAS).
 Especialmente minimizó a los productores agropecuarios con la aprobación, mediante Decreto Ejecutivo de una Ley de Tierras que si bien tenía principios necesarios y justos, fue caprichosamente aplicada, pistola al cinto incluso, para confiscar tierras bajo la figura del Rescate de supuestas propiedades de la Nación y la declaratoria de ociosidad, aun cuando estuvieren en producción.
En el año 2002 el intento de golpe de Estado para unos; abandono del poder para otros y la manifestación popular más grande  nunca vista en el país, para todos objetivamente, le sirvió para crear un sistema de control social con la distribución caprichosa de ingentes recursos, que en nada favorecieron en forma definitiva a la parte de la población más desposeída y ciertamente, con derecho a participar en la justa distribución de la riqueza nacional y, además, controlar la producción e importación de alimentos, insumos y medicinas con lo cual se abrió una nueva fuente de enriquecimiento ilegítimo a sus allegados, colaboradores y relacionados con éstos. 
Con el uso incontrolado del dinero producto de nuestras riquezas naturales, Chávez se procuró un liderazgo internacional muy útil para evitar el control de los organismos multilaterales, los cuales trató de suplantar por otros hechos a su medida y a nuestras expensas; transformó sin autorización alguna un Estado federal descentralizado, conforme al texto constitucional en un Estado socialista y por ende centralista. Ello le permitió la administración directa de la más poderosa empresa nacional (PDVSA) con una simple ley,  que en el 2005 creó el Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN), para administrar directamente los ingresos extraordinarios de los hidrocarburos, sin control alguno, porque la Asamblea Nacional electa ese mismo año fue conformada en forma absoluta con miembros de su partido o aliados incondicionales, ya que el pueblo llano oyó las voces de sus dirigentes que le aconsejaron abstenerse de votar, para deslegitimar al gobierno, que por el contario se legitimó para hacer cuanto quisiera Hugo Chávez con el Estado, ahora legalmente, con la mayoría unánime en el Poder Legislativo, lo que abrió la posibilidad de designar todos los demás órganos públicos.
El presidente Chávez logró hábilmente, con asesoramientos conocidos, conformar un bloque de poder con el Estado- PSUV- Milicia, que dirigió a su antojo. Procuró y logró el control irrestricto de todos los Poderes del Estado. Ya con el Legislativo como aliado, reformó la Ley del Tribunal Supremo de Justicia con un articulado ininteligible que subió  de 15 a 32 el número de magistrados, por supuesto, con mayoría significativa que lo apoyaban.
El Tribunal Supremo de Justicia, especialmente en Sala Constitucional fue de gran ayuda para su gobierno y estrategia política, porque hizo una serie de interpretaciones a las diferentes leyes orgánicas y la constitucional, con lo cual fueron más allá de constituirse en legisladores positivos, aplicando métodos o criterios alejados de la lógica, apartándose  caprichosamente del sentido literal de las normas y del histórico de nuestras instituciones, en su afán de servir al gobierno.
Los demás organismos de alto nivel fueron fáciles de controlar porque su designación dependía del Parlamento, bajo  tutoría directa del jefe de Estado. Así pudo contar el Ejecutivo con alianzas en otro de los novedosos Poderes Públicos como el Ciudadano, en órgano de la Fiscalía General de la República, dirigida por la Dra. Luisa Ortega Díaz, hoy rabiosa opositora y, la Contraloría General  en manos del Dr.  Cleodovaldo Russián, quien prácticamente extendió su poder para no  controlar los gastos ordinarios y extraordinarios cargados al Tesoro Nacional, a través de su suplente, incluso después de su muerte.
Hugo Chávez logró cambiar la reelección indefinida no ya sólo inmediata (artículo 230 CN),  en el año 2009 mediante enmienda que fue una forma especial de modificar el texto de la ley suprema que resultaba improcedente, porque  después de fracasar en la propuesta de reforma propiamente dicha en el 2007, era inadmisible plantear y votar una proposición similar durante el mismo período.
A pesar del control absoluto sobre las instituciones se hizo dar en dos oportunidades poderes especiales, que le permitieron dictar leyes ejecutivas sin que existiera en el país unas circunstancias extraordinarias que lo ameritaran, con lo cual inyectó por vía legislativa y a espaldas de la Constitución Nacional, elementos socialistas a nuestro debilitado sistema jurídico.
Es necesario recordar siempre, que quede escrito y suficientemente analizado para nuestras generaciones futuras, como fue el ascenso del chavismo – socialismo al poder en el país y el ejercicio del gobierno. Dios bendiga a Venezuela!

05/04/2020.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abogado, el juez y los robots.

  Jesús A. Jiménez Peraza @jesusajimenezp   En 1972 la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela, obtuvo la aprobación de una pe...