jueves, 27 de agosto de 2020

En la unión está la fuerza.

Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp

En video ampliamente difundido a través de las redes sociales, el abogado y periodista Leopoldo Castillo, argumenta que la unidad entre los principales líderes opositores no es fundamental, de manera que Juan Guaidó y Henríque Capriles, pueden transitar separadamente por los rudos senderos que implica la actividad política en la Venezuela de hoy, sin que ello menoscabe la posibilidad de conseguir alternativas pacíficas y coherentes, para salir definitivamente del desgobierno instalado en el país.

Me refiero en concreto a ellos, porque así fue expresamente señalado por el Dr. Castillo y por otra parte, el primero es el Presidente de la Asamblea Nacional que al menos en mi opinión personal, es el legítimo a pesar de la sentencia emitida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, el 26 de mayo del 2020 (Expediente 2020-0001). El caso es que no fue demostrada  la concurrencia de votos suficientes para instalar la directiva conformada por Luis Eduardo Parra Rivero, como Presidente; Franklin Duarte como Primer Vicepresidente y, José Gregorio Noriega como Segundo Vicepresidente. Tampoco se demostró el cumplimiento de las formalidades previas requeridas para la instalación de la sesión especial, del 05 de enero del corriente año.  

Si bien la referida sentencia concluyó con la declaración de  legitimidad de ese cuerpo directivo, la causa del procedimiento instaurado fue un recurso de amparo instado por persona ajena a la Cámara, el señor Enrique Ochoa Antich, quien aduce simplemente recurrir en tutela de su derecho a la participación política, es decir, sin interés procesal directo, lo que conforme jurisprudencia pacífica de la Sala es causa de inadmisibilidad del recurso. Tampoco solicitó como petitorio de su demanda el dispositivo obtenido, lo que vicia la sentencia por incongruencia y, por ende, la anula conforme al artículo 244 del Código de Procedimiento Civil.

Igualmente hago mención expresa de Henríque Capriles, porque ha sido el último candidato presidencial de la unidad, en elecciones celebradas en oportunidad constitucional tempestiva y además, haber obtenido casi el 50% de los votos válidos emitidos.

Aun cuando respeto la opinión del Dr. Leopoldo Castillo, en quien presumo buena fe, además de reconocer  sus fortalezas como forjador de opinión en Venezuela, no puedo compartir su acotación.

La unión es fundamental, siempre lo ha sido.  “La fuerza es la unión”, dice una de las estrofas de nuestro glorioso Himno Nacional.  El Libertador Simón Bolívar ofrendó su vida, ante la necesidad de obtener la unión política entre los venezolanos, para entonces integrantes de la Gran Colombia. En su Proclama postrera, al borde del sepulcro, dijo: "Colombianos! mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos, y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro".

El Dr. Castillo merma la importancia que en nuestra historia republicana ha tenido el Pacto de Punto Fijo, atribuyéndole una simple componenda de intereses políticos, cuando en realidad fue vital para la consolidación de una democracia naciente, que no sólo estaba superando los 10 años de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, sino los ensayos  democráticos que no llegaron a cuajar como los de Gallegos y Betancourt, y los  gobiernos de los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, que si bien fueron de tinte democrático estaban signados por el militarismo propio de la época.

Este bloque de gobiernos distintos entre sí, sirvieron de enlace  entre el oscurantismo de la dictadura de Juan Vicente Gómez, que marcó las primeras tres décadas del siglo XX y los inicios de una democracia definitiva, moldeada por quienes serían  Presidentes de la República, Rómulo Betancourt y Rafael Caldera, validos de esa alianza para poder consolidar el sistema proyectado. Es mezquino entonces, tildar al Pacto de Punto Fijo como un simple medio para fortalecer el liderazgo personal y de los partidos, que representaban cada uno de los firmantes, incluidos el Dr. Jóvito Villalba.

Claro que no podía aceptarse al Partido Comunista, ellos para el año 1958, ya estaban separados de cualquier signo democrático, sobre todo por la necesidad de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, de demarcar la política de los dos polos de poder en el mundo, separándose del occidente.

Afortunadamente tuvieron los futuros Presidentes Betancourt y Caldera una visión clara al respecto, porque de inmediato los comunistas tomaron el camino de la violencia en Venezuela, con la implementación de las guerrillas urbanas y rurales; provocaron la división en América, representada con la expulsión de Cuba de la OEA y pusieron al mundo al borde de un cataclismo con  el conflicto de los Misiles en 1961.

Tampoco creo, como sostiene el Dr. Castillo, que el enfrentamiento político entre los diferentes partidos que marcaron época, durante la segunda mitad del siglo XX en Venezuela, sea una conducta a seguir hoy en Venezuela o un ejemplo que debamos repetir. Ayer las luchas entre Acción Democrática y Copei fundamentalmente, o los quiebres y divisiones internos entre ellos, estaban dentro de las discrepancias normales por interés particulares, ciertamente, o doctrinarios en segundo grado. Pero esas luchas se planteaban y las soluciones se buscaban con racionalidad, dentro de las reglas previas impuestas en un estado de Derecho, no perfecto pero perfectible.

Las discrepancias entre los partidos se resolvían electoral y pacíficamente, sin pasar de los “empujones y codazos” de los cuales hablaba el Dr. Gonzalo Barrios. Un ejemplo de esta afirmación, fue la forma como se resolvió el conflicto intestino de mayor repercusión, que  atribuyó los colores y tarjetas del mayor partido, Acción Democrática, quien fue con tarjeta negra a las elecciones de 1968 para recuperar la blanca, en disputa junto con los símbolos, ante otro de los dirigentes tradicionales y fundamentales como era el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa. Como corolario, se entregó el poder, por primera vez en Venezuela, a un candidato distinto de la organización gobernante, el Dr. Rafael Caldera, quien había ganado con estrecho margen.  

Hoy el enfrentamiento de los partidos democráticos es contra el Estado y toda su maquinaria, administrativa, judicial y de fuerza militar, de manera que es imposible enfrentarlas divididos.

Pienso que la unidad es básica para el futuro de la Patria, ningún interés particular puede anteponerse. Es necesario que se haga un llamado a todos en general, no sólo a las agrupaciones políticas, sino gremiales, industriales, de comercio, religiosas, estudiantiles, sindicatos etc y dirigentes o figuras individuales  para enfrentar a un enemigo común.

Creo que todos estamos de alguna manera muy definidos entre votar y abstenerse de votar en las elecciones convocadas para el 6D, de manera que ese no podría ser el punto de encuentro. Pero como ambos grupos deben exponer, tal como lo ha pedido el Clero venezolano y más recientemente el Dr. Henrique Capriles,  medidas adicionales ante la decisión ya tomada, esas propuestas secundarias son las que debemos tomar para que haya un reencuentro en la oposición venezolana, con más seguridad pos electoral, porque ni Venezuela ni la pesadilla que la dirige se terminan el 6 de diciembre. Dios Bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

27/08/2020.

2 comentarios:

  1. Excelente articulo querido amigo, de acuerdo con tus puntos de vista, ahora la union entre todos esos partidos y partiditos es necesaria para lograr la meta de MIRAFLORES A LOS DELICUENTES, y después poner las cartas sobre la mesa y definir con claridad, y como buenos venezolanos lo más conveniente para esa patria tan golpeada y que ahora esta en la ruina total. Las opiniones del Ciudadano siempre son causas de discrepancia, y con relación a Henrique Capriles, no es un elemento de mucho fiar, pero como decian los antiguas boticarios, POR AHORA DEBEMOS ECHARLE MANO A CUALQUIER QUIMICO QUE NOS AYUDE A CURAR....!! Captas.?

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  2. Absolutamente de acuerdo con tus reflexiones. Ciertas liviandades descritas por ti con mucho acierto en el articulo, nos han hecho mucho daño. Y multiplicar las sandeces, sin seria valoración y respeto por los protagonistas, nos acerca tristemente a observar lo que Vargas LLosa denuncio en su momento: la banalización de la Política y su conversión en mero espectáculo. La unidad alrededor de un "programa mínimo" es la única salida frente a la tirania esperpéntica de Nicolas Maduro.

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