Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
Los ahora escasos medios escritos de comunicación
social, sobrevivientes gracias a la técnica digital y las cada vez más
agresivas redes, continúan reproduciendo argumentos algunos muy ponderados,
otros amenazantes pero todos
respetables, sobre el hecho si debemos o no votar el próximo 6 de diciembre, en
las elecciones parlamentarias, ya convocadas por el Consejo Nacional Electoral
en condiciones, en lo medular, impuestas
por el Tribunal Supremo de Justicia y
refrendadas por un Poder Ejecutivo muy agradado, a tal punto que ha consumido
horas de cadenas de radio y televisión, para trazar y adelantar su estrategia
electoral públicamente, a pesar que según el cronograma del árbitro aún no
estamos en fecha tempestiva y, además, que no se trata de un mensaje del Estado
propiamente, sino de uno de los actores políticos.
Voy
a arrancar algunas hojas del calendario para ubicarme en esta Tierra de Gracia después
del 6D. Venezuela continúa igual, con
las mismas necesidades imputadas a las medidas del poderoso coloso del norte,
que en efecto producen escasez y penas
en la población, pero cuyas causas de fondo sólo resultan imputables a los
malos gobiernos que hemos padecido desde el año final del siglo pasado.
Estoy
casi seguro que producto del “triunfo” de la abstención o “de las causas
justificadas para no votar”, pregonadas por un vasto sector que integra la
dirección política del país, al Consejo Nacional Electoral se le hizo fácil la
tarea de declarar la tendencia irreversible, conforme a la cual el nuevo
Parlamento a instalarse el 05 de enero del 2021, está integrado
mayoritariamente por los diputados propuestos en las Listas del partido de
gobierno, llegando muy cerca de la mayoría calificada, al sumar algunos
representantes populares que harán esfuerzos por distinguirse de aquellos y ser
bautizados como opositores, porque es conveniente que las leyes que en lo
sucesivo se aprueben, tengan algunos votos contrarios. También surgirán
interpelaciones a ministros y otros funcionarios, adornadas con preguntas
conocidas de antemano, que permitan el lucimiento de una respuesta cuasi
convincente.
Claro
como en la mayoría de los Parlamentos mundiales, algunos verdaderos opositores
lograron colarse, para constituir la bancada que, si respetan la inmunidad
constitucional, podrá sin consecuencias directas servir de contrapeso ante sus colegas de Cámara.
Pero eso es lo anecdótico. Lo verdaderamente importante
es que ahora sabemos que la abstención era una estrategia huérfana, ningún
sector la propuso como conducta generalizada. Además es única, no había ningún as bajo la
manga, de manera que otra alternativa no se le ocurre a nadie, ante un Estado
absolutamente controlado, ahora legalmente, por los amos del poder.
Tenemos en la actualidad (estamos ubicados después del
6D) nuevos problemas sobre los cuales debemos discutir alternativas válidas, a
través de las redes sociales, las páginas web de los distintos diarios otrora
poderosos y las directrices que nos llegan de los hermanos del exterior, que
sufren mucho porque cuando la tierra y los afectos están lejos, se sufre
inmensamente, pero al menos se tiene el consuelo que la comida se encuentra en
los supermercados abastecidos, las medicinas en las cadenas gigantescas de
farmacias y la gasolina en los innumerables surtidores, con autoservicio, pero
sin colas. Todo es caro, ciertamente, pero Dios no le falta a nadie y siempre
nos proporciona algún recurso, lo importante es que haya disposición del
insumo.
El nuevo problema es doble, por una parte se termina la
vigencia de la Asamblea Nacional Constituyente, cuyo Proyecto de Carta Magna no
conocíamos aunque en el preámbulo se indica fue discutida cumpliendo las
formalidades en todas las Plazas Bolívar del país. Esa propuesta impone un Estado
socialista, centralizado y con elecciones de segundo grado, por lo cual debemos
sufragar negativamente en la consulta referendaria que posiblemente se realice.
Claro, cómo nos acostumbramos a no votar cada vez que pudiéramos y a nuestros
líderes políticos o sectoriales, les
parece que las autoridades se descalifican con la abstención, no hay forma que
en tiempo perentorio coordinemos esfuerzos suficientes para votar NO al
proyecto, ante un partido de gobierno suficientemente entrenado, motivado por
el triunfo parlamentario reciente, que sigue la línea del SI.
El segundo problema, que otrora era una esperanza, es que
las fuerzas que conforma el conglomerado internacional, no se ocuparán de devolvernos
la democracia. Ah caramba! Resulta que todo el mundo está ocupado en las
secuelas graves y múltiples impuestas
por la pandemia del coronavirus, afortunadamente ya en declive, por lo que con
justificada razón nuestros aliados se olvidaron de Venezuela.
De inmediato se han dedicado a honrar a sus muertos
naturales y por muchos años se olvidarán de la posibilidad de repatriar soldados
fallecidos en combate, fuera de sus respectivas fronteras. Al contrario,
deberán prestar atención a la masificación de la vacunación, más las contrariedades
directas y colaterales producto del COVID-19, que dejó muchos mensajes que
deben ser interpretados con propiedad y
sabiamente aplicados.
En realidad, ya el acercamiento de Israel con Emiratos Árabes Unidos y el hermanamiento de las hasta entonces irreconciliables Coreas, presagiaban que los principales países del mundo querían alejar los conflictos bélicos, pero nosotros esperanzados, no entendimos el mensaje. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
19/08/2020.
Magnifica reflexión. La comparto, pero hay un nuevo elemento:hoy un abogado Lattan, presunto constitucionalista del régimen anuncia que el 6D junto a los listados electorales, se incluirá una pregunta acerca de la aprobación de modificaciones a la constitución vigente , incluso con aplicación retroactiva, para justificar los nombramientos de titulares del poder publico realizados por la ANC. Insólito!!
ResponderEliminarPP, la reforma constitucional puede ser por enmiendas, la reforma propiamente dicha y por la Asamblea Nacional Constituyente, que es realmente la propuesta de una nueva Constitución (art. 347). Como la planteas es la segunda forma, cuya iniciativa y aprobación corresponde a la Asamblea Nacional (2/3 partes), no a la Constituyente (art. 343). Ojalá la hagan como refieres según el Dr. Lattan, por razones que prefiero conversarlas en privado contigo. Saludos.
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