Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
Es realmente alarmante como los diferentes grupos en los
cuales se secciona la oposición venezolana, está de acuerdo en todos los
elementos básicos para calificar la acción gubernamental, entre ellas la
ruptura del estado de Derecho, del cual dimana todo lo demás, pero se disgrega
en lo más importante, que es la forma de solucionar el problema macro, que no
es otro que la deteriorada calidad de vida de los venezolanos, que va desde la
falta más absoluta de elementos vitales como el pan diario, para una buena
parte de la población menos favorecida, hasta la ausencia o deficiencia de
servicios públicos e insumos como agua,
electricidad, gasolina, gas, pasando por los asfixiantes costos de alimentos y
medicinas, para otra buena parte de los ciudadanos.
Entiendo perfectamente el escepticismo que puede
despertar la conducción de los partidos y líderes políticos, porque son muchos
los errores cometidos en general, por todos. Tales esguinces se iniciaron con
la absurda candidatura de uno de los comandantes aliados de Hugo Chávez en la
renovación de autoridades en el año 2000. Aun cuando se perdiera ante el
liderazgo que tenía el Presidente en
funciones, era oportunidad propicia para iniciar la consolidación de un frente
opositor bien coordinado. Para entonces existían voces que advertían el
tormentoso futuro político del país, pero faltó apropiada conducción.
Tampoco la dirigencia estuvo a la altura en los hechos
posteriores a abril del 2002, es una ligereza pensar que la sola oferta de las
misiones fue suficiente para consolidar un gobierno sin programa viable, ni norte
fijo. Por supuesto, que la abstención en las elecciones parlamentarias del
2005, marca un hito en la sucesión de errores. El resultado de la consulta plebiscitaria
del 2007 demuestra que dos años antes, con una campaña bien estructurada, se
hubiese obtenido una conformación de fuerza en la Cámara que, al menos, hubiese
impedido la consolidación del régimen como en definitiva se logró con el
llamado expreso a no votar.
La división casi por partes iguales del electorado en el
2013, cuando Nicolás Maduro obtuvo el 50,61% y Henrique Capriles el 49,12%,
obligaba a todos a adoptar conductas cónsonas con un futuro mediato y cierto
para la oposición. No niego que la siguiente secuencia de acontecimientos fue
tergiversada por hechos condenables, ejecutados por diferentes organismos
públicos, pero ello ha debido justificar más el amalgamiento de la oposición,
olvidando intereses personales y mezquinos que a cada rato afloran, como los
saltos de talanqueras y la conformación de grupos electoreros, sin cabeza
visible y suficientemente reconocida en el país.
Tampoco fue capaz nuestro liderazgo, en general y salvo
la conducta plausible de quienes hayan cumplido sus funciones, de capitalizar la mayoría calificada obtenida
en las parlamentarias del 2015 y fueron omisos en canalizar la aberrante
desviación del proceso revocatorio del 2016. No se manejó apropiadamente el
abuso oficialista para la convocatoria, proceso e instalación de la Asamblea Constituyente
del 2017, independientemente de las resultas construida irregularmente por la
fuerza formal de las instituciones del Estado, pero quien asume un liderazgo
tiene que ejercerlo y rendir cuentas de su gestión o apartarse con dignidad.
Hoy, ante esa cadena de errores y la grave e insostenible
situación en la cual se encuentra el pueblo venezolano, debemos conseguir una
forma de reagruparnos, de consolidar un frente opositor lo que, por lógica
implica, que cada grupo debe declinar alguna de sus ideas u ofertas para que
pueda nutrir un proyecto final.
En este orden de ideas creo que debemos prestar mayor
atención a las exhortaciones y reflexiones expresadas por la Conferencia
Episcopal Venezolana, de fecha 11 de agosto del 2020, quien expresa estar
consciente de las irregularidades de la convocatoria y preparación del evento
electoral del 06 de diciembre pero llama a votar y, en todo caso solicita “del
grupo importante de líderes y partidos políticos”, que pregonan la abstención,
indiquen con responsabilidad cuales son las conductas alternas a seguir, puesto
“la sola abstención hará crecer la fractura político social en el país y la
desesperanza ante el futuro”.
Ese llamado debe ser respondido con seriedad y
responsabilidad, no basta que se repitan las excusas de la conducta tramposa
del gobierno, en diferentes esferas del estamento público, porque ya las
conocemos y en ello estamos de acuerdo los integrantes del pueblo llano, como
también lo están los firmantes del Comunicado de marras, porque así lo expresan
en la primera parte del mismo.
La única excusa que estos líderes y partidos, que en
general son los mismos que han venido dirigiendo el sector oposicionista desde
el año 2000, en la forma errática que infra expresé, es que se puede perder el
apoyo de los países que se han pronunciado favorablemente en la comunidad
internacional. Pues bien, la Iglesia, que somos todos, representada por los
obispos y arzobispos que firman el Comunicado, tiene mayor fuerza política y
moral que todos esos países juntos, de manera que deben buscar otro argumento o
adherirse al llamado de quienes mejor que nadie y desinteresadamente, conocen las
penurias del pueblo.
Es cierto que existen minúsculas minorías de lobos disfrazados de
ovejas, que aparentemente respaldan el llamado a votar, pero que de fondo
tienen intereses comunes con el gobierno. Ya esa minoría no engaña a nadie y
deberán seguir así, con sus 33 monedas de oro y las alegrías externas, pero con
el dolor en el alma de saberse traidores de quienes confiaron en ellos.
También es verdad que muchos venezolanos decentes,
desesperados por la situación, esperan resultados positivos de la abstención.
Es hora que reflexionen, el solo hecho de la buena fe hará posible una nueva reconciliación
y unificación de estrategias alrededor del llamado que hace la carta pastoral.
No es posible que los venezolanos, quienes entramos tarde
al siglo XX también retrasemos el ingreso al XXI, cuando el mundo de la pos
pandemia está dando grandes y positivas manifestaciones, como la reunificación
de Corea y el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y Emiratos Árabes Unidos.
Recibamos con mucha fe y esperanza, la bendición que los
Pastores de la Iglesia nos envían como pie de su exhortación. Dios bendiga a
Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
14/08/2020.
Excelente articulo amigo Jesus, Como siempre...!!
ResponderEliminarComo siempre pariente, muy claro y sincero en sus opiniones. Dios bendiga a todos.
ResponderEliminarExcelente y certero análisis ,objetivo y clarificador.
ResponderEliminarDe acuerdo. No basta la abstención. Eso es lo cómodo. Necesitamos movilizar a la población para ejercer el derecho al voto y defenderlo, elevar el costo político al fraude. Hay que organizarse para hacer frente al tsj, cne, Fiscalia y a los militares, que sirven de pilares a la dictadura y al fraude. Ese es el trabajo que hay que hacer. Eso no lo conseguiremos por la vía de la abstención. El escenario épico no es el de los demócratas, como si lo es el voto y su defensa.
ResponderEliminarAdemás, querida Nelly, no podemos tropezar nuevamente con la piedra del 2005. Esa es una experiencia que no podemos desperdiciar, todo el reacomodo de fuerzas chavistas vino como consecuencia de la abstención. Claro que habrán trampas y abusos en el 2020, pero sólo estando presentes podemos documentarlas, denunciarlas y sobreponernos. Un abrazo y felicitaciones junto a Alfredo por el aniversario de bodas.
ResponderEliminarc
ResponderEliminarComo siempre, excelente artículo. Necesaria orientación jesus lopez Polanco
ResponderEliminarComo siempre, excelente artículo. Necesaria orientación jesus lopez Polanco
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