miércoles, 19 de agosto de 2020

Venezuela, después del 6D y la pos pandemia.


Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp

 

Los ahora escasos medios escritos de comunicación social, sobrevivientes gracias a la técnica digital y las cada vez más agresivas redes, continúan reproduciendo argumentos algunos muy ponderados, otros  amenazantes pero todos respetables, sobre el hecho si debemos o no votar el próximo 6 de diciembre, en las elecciones parlamentarias, ya convocadas por el Consejo Nacional Electoral en condiciones, en lo medular,  impuestas por el Tribunal Supremo de Justicia  y refrendadas por un Poder Ejecutivo muy agradado, a tal punto que ha consumido horas de cadenas de radio y televisión, para trazar y adelantar su estrategia electoral públicamente, a pesar que según el cronograma del árbitro aún no estamos en fecha tempestiva y, además, que no se trata de un mensaje del Estado propiamente, sino de uno de los actores políticos.

Voy a arrancar algunas hojas del calendario para ubicarme en esta Tierra de Gracia después del 6D. Venezuela continúa igual,  con las mismas necesidades imputadas a las medidas del poderoso coloso del norte, que en efecto producen escasez  y penas en la población, pero cuyas causas de fondo sólo resultan imputables a los malos gobiernos que hemos padecido desde el año final del siglo pasado.

Estoy casi seguro que producto del “triunfo” de la abstención o “de las causas justificadas para no votar”, pregonadas por un vasto sector que integra la dirección política del país, al Consejo Nacional Electoral se le hizo fácil la tarea de declarar la tendencia irreversible, conforme a la cual el nuevo Parlamento a instalarse el 05 de enero del 2021, está integrado mayoritariamente por los diputados propuestos en las Listas del partido de gobierno, llegando muy cerca de la mayoría calificada, al sumar algunos representantes populares que harán esfuerzos por distinguirse de aquellos y ser bautizados como opositores, porque es conveniente que las leyes que en lo sucesivo se aprueben, tengan algunos votos contrarios. También surgirán interpelaciones a ministros y otros funcionarios, adornadas con preguntas conocidas de antemano, que permitan el lucimiento de una respuesta cuasi convincente.

Claro como en la mayoría de los Parlamentos mundiales, algunos verdaderos opositores lograron colarse, para constituir la bancada que, si respetan la inmunidad constitucional, podrá sin consecuencias directas servir de contrapeso  ante sus colegas de Cámara.

Pero eso es lo anecdótico. Lo verdaderamente importante es que ahora sabemos que la abstención era una estrategia huérfana, ningún sector la propuso como conducta generalizada.  Además es única, no había ningún as bajo la manga, de manera que otra alternativa no  se le ocurre a nadie, ante un Estado absolutamente controlado, ahora legalmente, por los amos del poder.

Tenemos en la actualidad (estamos ubicados después del 6D) nuevos problemas sobre los cuales debemos discutir alternativas válidas, a través de las redes sociales, las páginas web de los distintos diarios otrora poderosos y las directrices que nos llegan de los hermanos del exterior, que sufren mucho porque cuando la tierra y los afectos están lejos, se sufre inmensamente, pero al menos se tiene el consuelo que la comida se encuentra en los supermercados abastecidos, las medicinas en las cadenas gigantescas de farmacias y la gasolina en los innumerables surtidores, con autoservicio, pero sin colas. Todo es caro, ciertamente, pero Dios no le falta a nadie y siempre nos proporciona algún recurso, lo importante es que haya disposición del insumo.

El nuevo problema es doble, por una parte se termina la vigencia de la Asamblea Nacional Constituyente, cuyo Proyecto de Carta Magna no conocíamos aunque en el preámbulo se indica fue discutida cumpliendo las formalidades en todas las Plazas Bolívar del país. Esa propuesta impone un Estado socialista, centralizado y con elecciones de segundo grado, por lo cual debemos sufragar negativamente en la consulta referendaria que posiblemente se realice. Claro, cómo nos acostumbramos a no votar cada vez que pudiéramos y a nuestros líderes políticos o sectoriales,  les parece que las autoridades se descalifican con la abstención, no hay forma que en tiempo perentorio coordinemos esfuerzos suficientes para votar NO al proyecto, ante un partido de gobierno suficientemente entrenado, motivado por el triunfo parlamentario reciente, que sigue la línea del SI.

El segundo problema, que otrora era una esperanza, es que las fuerzas que conforma el conglomerado internacional, no se ocuparán de devolvernos la democracia. Ah caramba! Resulta que todo el mundo está ocupado en las secuelas  graves y múltiples impuestas por la pandemia del coronavirus, afortunadamente ya en declive, por lo que con justificada razón nuestros aliados se olvidaron de Venezuela.

De inmediato se han dedicado a honrar a sus muertos naturales y por muchos años se olvidarán de la posibilidad de repatriar soldados fallecidos en combate, fuera de sus respectivas fronteras. Al contrario, deberán prestar atención a la masificación de la vacunación, más las contrariedades directas y colaterales producto del COVID-19, que dejó muchos mensajes que deben ser  interpretados con propiedad y sabiamente aplicados.

En realidad, ya el acercamiento de  Israel con Emiratos Árabes Unidos y el hermanamiento de las hasta entonces irreconciliables Coreas, presagiaban que los principales países del mundo querían alejar los conflictos bélicos, pero nosotros esperanzados, no entendimos el mensaje. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

19/08/2020.

3 comentarios:

  1. Magnifica reflexión. La comparto, pero hay un nuevo elemento:hoy un abogado Lattan, presunto constitucionalista del régimen anuncia que el 6D junto a los listados electorales, se incluirá una pregunta acerca de la aprobación de modificaciones a la constitución vigente , incluso con aplicación retroactiva, para justificar los nombramientos de titulares del poder publico realizados por la ANC. Insólito!!

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  2. PP, la reforma constitucional puede ser por enmiendas, la reforma propiamente dicha y por la Asamblea Nacional Constituyente, que es realmente la propuesta de una nueva Constitución (art. 347). Como la planteas es la segunda forma, cuya iniciativa y aprobación corresponde a la Asamblea Nacional (2/3 partes), no a la Constituyente (art. 343). Ojalá la hagan como refieres según el Dr. Lattan, por razones que prefiero conversarlas en privado contigo. Saludos.

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