- -A Jesús Ramón Jiménez Mendoza, mi
padre, dedico hoy en el décimo
aniversario de su fallecimiento.
Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
En Fratelli tutti el Papa Francisco aborda un tema que no
por antiguo deja de ser controversial y complicado, cuyo contenido se explica
bajo el subtítulo “Reproponer la función
social de la propiedad”. La dificultad del concepto nace por tratarse de un
hecho profundamente humano y con proyección
casuística en la sociedad, lo que dificulta su regulación a través de las
normas del Derecho positivo.
Para el comunismo,
la propiedad es una cuestión muy fácil de resolver. Ellos parten de dos líneas
teóricas: 1) el concepto forma parte
de uno más amplio que es el capital, por ende
no puede considerarse como fuerza personal sino general, y, 2)
su existencia implica explotación y degradación de la dignidad humana, por
lo que basta transformarla en propiedad
común, atribuyéndola por igual a todos los miembros de la sociedad. Observemos
entonces, dos directrices centrales, básicas e inmutables en tan arcaica
doctrina: A) la propiedad es un
concepto absoluto, en cuanto a la titularidad. B) en contracorriente a su postulado expreso, trasgrede y degrada
la dignidad humana, ya que por una parte no la reconoce de manera individual,
sino social, por lo que su titular lo es sobre cuotas de participación en el ente común y no sobre el bien o la
empresa; además no reconoce las diferencias a raíz de esfuerzos, educación y
oportunidades de cada uno de los integrantes del colectivo.
Carlos Marx y Federico Engels en su famoso Manifiesto Comunista (1847), que es un documento de carácter
programático, por ende genérico, sin descender a los problemas que se presentan
en la vida diaria a las personas sobre la propiedad, para crear su teoría describieron
un “proletariado
andrajoso y carente de bienes, esa putrefacción pasiva de las capas más bajas
de la vieja sociedad que se verá
arrastrado en parte al movimiento por una revolución proletaria”.
Seguidamente toman como “elementos de las
clases medias, al pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el
labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su
existencia como tales clases”.
Hoy los seres humanos de diferentes razas, género, nivel
social y demás estamentos que nos diferencian, no son equivalentes a los de mediados del siglo XIX, por
lo que no puede aplicarse la misma doctrina del proletariado, propuesto por
Marx y Engels, si es que en su tiempo tuvieron razón. Fidel Castro y Hugo
Chávez son ejemplos claros de la inaplicabilidad actualmente de la teoría
comunista, cuando diezmaron a sus respectivos países, tanto en producción
primaria como industrial y degradaron el bienestar integral de sus pueblos.
Fuera de ellos, Alemania Occidental después de la reunificación, debió cubrir
las deudas, prestaciones sociales y asumir la actualización tecnológica de
Alemania Oriental, lo que hace deducir que la diferencia es abismal entre el
comunismo y la economía de mercado, a favor del último, aunque éste tampoco
puede considerarse sin ajustes y regulaciones apropiadas, las cuales analiza SS
Francisco en Laudato sí (129) y Fratelli tutti (168).
En Todos hermanos el Santo Padre reproduce de la encíclica
Centésimus annus (31) de san Juan Pablo II, el principio bíblico según el cual “Dios ha dado la tierra a todo el género
humano para que de ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni
privilegiar a ninguno”, retomando de su propia obra escrita (Laudato sí 93),
recuerda que es derecho natural, originario y prioritario el principio ético - social del uso común de los bienes y que la iglesia
no reconoce como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada, “pero
si como un derecho secundario o derivado del principio universal de los bienes creados, con consecuencias
concretas que deben relajarse en el funcionamiento de la sociedad”. Es
decir, la doctrina cristiana no niega el derecho de propiedad privada sobre los
bienes, tampoco lo adjudica (como el comunismo) a un sector determinado de la
sociedad, pero indudablemente impone regulaciones para que, como derecho
secundario, “no sobrepase los derechos
prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia práctica” (Fratelli
tutti 120).
De este postulado general, extrae SS Francisco en lo que
denomina Derechos sin fronteras, dos
principios muy claros e indudablemente justos: uno, que nadie puede ser
excluido del derecho de propiedad por ser extranjero, sin que las fronteras y
leyes de los diferentes Estados, pueda desconocerlo y; dos, reconoce la
actividad de los empresarios, su vocación en producir riquezas mejorando al mundo para todos y, el derecho a la propiedad privada sobre
la empresa, condicionándolo al mismo
principio de subordinación, como toda propiedad, es decir, “al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el
derecho de todos a su uso” (Fratteli tutti 123).
Íntimamente vinculado al tema de la propiedad está el factor trabajo. El Manifiesto Comunista
lo califica como simple mercancía, cuya
única razón es incrementar el capital. Marx y Engels, erróneamente, combaten la
extensión de la maquinaria y la división
del trabajo, cuando en verdad ambas técnicas han traído el aumento de la
producción y la especialización del trabajador, para calificarlo y mejorar su
condición.
SS Francisco (Fratelli tutti 162) analiza el hecho
trabajo como manera de dignificar al hombre, una forma de desarrollar sus
capacidades, iniciativas y fuerzas. La ayuda pecuniaria al pobre sin contraprestación “debe ser solución provisoria para resolver urgencias”. La voz de la
iglesia católica, expresada en la encíclica bajo comentario, cree en el
desarrollo de los mecanismos de producción, sin renunciar al objetivo de lograr
que cada persona pueda aportar sus capacidades y esfuerzos.
Los capítulos quinto (la mejor política), sexto (diálogo
y amistad social) y séptimo (caminos de reencuentro) de la Fratelli tutti, si
bien no podemos afirmar están específicamente dirigidos a Venezuela, sí entendemos
que podemos aprender mucho de ellos, como veremos después. Dios bendiga a
Venezuela!
13/10/2020
Buen resumen de la posicion de la iglesia respecto a la propiedad, a la luz de las 2 enciclicas de SS Francisco y de Juan Pablo II.
ResponderEliminarSaludos tocayo