Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Toda la tierra tenía un solo lenguaje y unas mismas
palabras, sin embargo, los hombres quisieron hacer una ciudad en las llanuras
de Sinar y en ella construir una torre que llegaría hasta el cielo. Dice el
Génesis, que Dios para impedirles
cumplir con lo propuesto confundió su lengua, de manera que no se comprendieran porque después de
logrado el objetivo, sería imposible detenerlos en cuanto quisieran hacer. Fue
así como el hombre se separó y dispersó por toda la superficie del planeta, lo
que trajo como consecuencia lenguas, criterios, ideas, conductas, costumbres e intereses
absolutamente encontrados.
La lectura de este pasaje bíblico me lleva al tablero que
presenta la oposición venezolana. Tenemos frente a nosotros un gobierno
errático en extremo, tanto que ya no creo en la ignorancia como factor principal
de su accionar, sino en la mala fe al
ejecutar políticas públicas y tomar decisiones. Luce cansado de todo, improvisa
y miente descaradamente. Es el diagnóstico necesario cuando oímos en cadena
nacional que el IVIC, otrora centro científico de referencia internacional, hoy
desmejorado técnica y funcionalmente porque ninguna institución pública o privada
puede actuar dentro de un sistema distorsionado, consiguió en seis meses la molécula RC-10, “que aniquila” el corona virus y algunos casos de cáncer.
Ante este cuadro dantesco, los líderes principales y
organizaciones sociales, profesionales, gremiales y políticas no son capaces de
oír razonamientos mutuos, para llegar a acuerdos básicos que permitan una
actuación uniforme y por tanto, eficaz. No es diálogo solamente, sino escuchar
para después razonar y posteriormente actuar en conjunto.
Algún sector mayoritario al parecer, simplemente se abstendrá de concurrir a las
elecciones del 6D, lo que pudiera ser razonable si se explicaran razones e
hicieran conocer las propuestas de alternativa, porque la omisión únicamente
nada produce en beneficio, como quedó demostrado con las parlamentarias del
2005, que permitió a Chávez consolidar su poder, dictar cuantas leyes
socialistas quiso, porque fue habilitado para ello, lo que resultaba también incongruente,
puesto tenía mayoría parlamentaria calificada y sin embargo, prefirió legislar
directamente. Esta circunstancia pudiera entenderse en una emergencia, porque
el iter legislativo es muy largo, pero si recordamos o recurrimos a una
hemeroteca podemos constatar que dictó las leyes dos años después de la habilitación,
cuando el lapso ya expiraba.
Otro sector prefiere una confrontación bélica con fuerzas
extranjeras, sin reparar en los costos humanos para un país que desde hace más
de un siglo no conoce de guerras, además que social y económicamente estamos ya
desbastados por lo que conveniente es,
en todo caso, pensar en enderezar entuertos, revitalizar la producción agro
pecuaria y las empresas industriales públicas y privadas, para lo cual el
elemento más importante es la paz.
También está el grupo de venezolanos que pensamos lo
prudente es concurrir al acto electoral, porque se corresponde
constitucionalmente y para exigir al gobierno el cumplimiento de las normas,
debemos cumplirlas. Ciertamente vamos a votar sin mucha confianza que se
respeten los resultados e incluso, vemos de reojo a algunos candidatos y
partidos porque sabemos que son fichas oficialistas con disfraz. Ya deberán
responder de sus traiciones, sobre todo ante su propia conciencia, ante sus
amigos y parientes, ese es su castigo. Pero también hay candidatos que van a la
contienda confiando en poder hacer política honesta, en ellos creo y ofrezco mi
voto.
El síndrome de babel impide que los dirigentes oigan,
entiendan y decidan sobre las necesidades prioritarias de la Venezuela de hoy.
Los conocedores de la materia lo explican en detalle: Por primera vez en la
historia tenemos el salario real (los bienes y servicios que se pueden adquirir
con el salario nominal) y salario promedio más bajo de latino américa; el salario
mínimo por hora es de un centavo de dólar americano (0,01 $/hora); conforme los
estándares internacionales reconocido por el Banco Mundial, para salir de la
pobreza se requiere salario mínimo de 1,90 $/hora y en el país tenemos uno de 2
$/mes; una hiperinflación multicausal, donde destaca la inmensa brecha entre
ingresos fiscales y gasto público, destacando la caída de la productividad
durante seis años consecutivos, lo que supone imposibilidad de mantener el
poder adquisitivo del salario ([i]).
Escribe el economista Asdrúbal Oliveros ([ii])
que “el nivel de contracción no tiene
paralelismos. Venezuela se ha contraído y vamos a aparecer como referencia de
algo inédito. Nosotros nos hemos contraído 80%”. El récord de contracción
económica en la región lo tenían Nicaragua (a finales de la década de 1980) y
Cuba, durante el llamado Período especial, cuando en 1993 dejó de recibir el
subsidio ruso. Ambos países estuvieron alrededor del 30%.
Agregó el Dr. Oliveros que ni el gobierno ni la oposición
traen a debate el tema de la deuda pública, lo que torpedeará cualquier
programa de reconstrucción. La deuda por el Producto Interno Bruto (valor de bienes
y servicios producidos en período determinado) es bárbara y gigantesca, incluso por encima de Japón, tradicionalmente
el país más endeudado del mundo. Claro, deduzco, Japón debe importar
energía y la materia prima, para su transformación industrial.
Otro tema sobre el cual recurrimos a la táctica de
avestruz, escondiendo la cabeza, es el de política monetaria, el cual plantea
el Dr. José Guerra, bajo la terrible acotación que “el bolívar murió y se debe adoptar una nueva moneda nacional. Ante un BCV sin reservas, literalmente
quebrado y sin otros ingresos de divisas y un público que repudia el bolívar,
por lo que el resultado es el alza
imparable del dólar….El precio exacto del dólar paralelo que se publicó la
mañana de este miércoles (28/19/2020)
es de Bs 500.239,85. Sin embargo el publicado en la página oficial del Banco
Central de Venezuela es de 471.188,80 para este mismo día” ([iii]).
El valor de la divisa norteamericana cuando asumió Hugo Chávez, por primera
vez en febrero de 1999, era de 573,50 Bs/$USA. Hoy está en 500.000 Bs/$USA, sin
considerar la eliminación de ocho ceros, producto de dos reconversiones, una
por cada Presidente, durante 20 años de gobiernos socialistas.
El llamado que hago después de referir el pronunciamiento de tres eminentes economistas nacionales, es que se aproveche la campaña electoral que se inicia en los próximos días y durante un mes, para discutir estos temas en un mismo idioma, al fin y al cabo, votemos o no mayoritariamente, el 05 de enero del 2021 se instalará una nueva Cámara de Diputados, quienes deberán legislar sobre estos temas y otros paralelos, porque al lado de una economía desbastada, corre una situación social que es imposible de ocultar. Dios bendiga a Venezuela!.
30/10/2020.
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