Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
En
el Mensaje Anual ante el Parlamento, el jefe de Estado puso mucho énfasis en su
ilimitado poderío; repitió las tradicionales ofertas sobre la recuperación
económica y dibujó un país que todos sabemos no existe. Si el hombre ejerce el
poder sin limitarlo por sí mismo con
humildad, y toma en forma literal el principio bíblico según el cual estamos hechos a imagen y semejanza de Dios,
concluye inexorable y equívocamente en la pretensión de investirse de omnipotencia que es atributo exclusivo del
Supremo Creador.
Los
demás Poderes del Estado respaldan sin contrapeso al Ejecutivo Nacional. Hace
algunos días el Presidente del Tribunal
Supremo de Justicia, en el discurso de apertura del Año Judicial, ofreció ante
la presencia de los más altos
funcionarios del Estado, la condenatoria a los diputados salientes por las
gestiones cumplidas desde el año 2016. Dijo además, que toda la magistratura
estaría dispuesta a dictar la sentencia, sin advertir que no existe una cadena de mando judicial, porque cada
juez es independiente y soberano en el ejercicio de sus funciones.
Por
su parte, en programa de televisión el Segundo Vicepresidente de la Asamblea
Nacional, agradeció al jefe del Estado la designación en el cargo que recién
estrena, sin recordar a los televidentes que esa elección depende del pleno
parlamentario y, políticamente, lo que es moralmente permitido, de la fracción
mayoritaria. La colaboración necesaria entre los diferentes órganos, está
prevista para la realización de los supremos fines del Estado, no para
intervenir en la designación de los representantes de cada uno de los Poderes
Públicos.
Ninguno
de ellos declara por ignorancia, sino para transmitir un mensaje destinado a
demostrar la conformación del bloque Estado - gobierno - partido y la necesaria
obediencia a un solo jefe, que es un principio del más rancio socialismo, ya que nadie en el país intervendrá
para equilibrar fuerzas y garantizar derechos.
Esta
alianza en quienes constituyen el oficialismo requiere, para enfrentarla, de
organización y unidad de propósitos en todos los sectores opositores, que son
múltiples porque todas las áreas, económicas, sociales, gremiales, están
afectadas por el desgobierno chavista – madurista.
Pero
precisamente esta multiplicidad de afectados es lo que ha impedido que se logre
la unidad, ya que cada fracción propone vías de acción que se contrarían.
Algunos refugiados en la abstención, no ven
salida interna, pacífica y electoral, sino mediante la intervención de
organismos multilaterales mediante la aplicación de las Cartas Democrática
Interamericana, la de Organización de
Estados Americanos o la de Naciones Unidas y, otros, mediante los caminos trazados por el
ordenamiento constitucional y legal internos porque, en principio, son necesarios
cumplir antes de recurrir a los dispositivos del Derecho Internacional. Algunas
tesis permiten la recurrencia directa, fundadas en el hecho de la deficiencia
en los servicios internos de justicia, pero la misma no es unánimemente
aceptada.
Queda
claro entonces que ante esa dicotomía no es posible agruparse en una
organización única, pero ello no impide que se reconozcan recíprocamente,
porque existe clara y justificada unidad de propósitos. Fortalecidos por la
búsqueda común deben excluir de sus
filas a esa masa conformada en la zona gris por los llamados alacranes, considerándose a todo evento como
oficialistas, porque están colaborando abiertamente con éste.
El
apoyo entre los dos grupos opositores se daría en base a la unidad de propósitos,
de manera en los comicios electorales internos concurramos todos, en todas las
etapas, desde el llamado a votar hasta cuidar los sufragios en las Mesas
Electorales, porque ese hecho mismo en caso que el resultado fuere ilegalmente
desconocido por el gobierno, les sirve a los hoy abstencionistas como
demostración de la necesidad de la aplicación de medidas cautelares
internacionales, petición que en contraprestación debe ser refrendada por la
oposición entera, lo que con seguridad llamaría favorablemente la atención de
los dirigentes de la ONU, OEA, Unión Europea y Grupo de Lima.
Podemos
recordar que para los comicios de 1963 y 1968 los grupos de izquierda
pregonaban el abstencionismo, sólo que electoralmente representaban un sector
muy pequeño que no influía en los resultados finales. Pero hoy es el minúsculo
grupo socialista quien gobierna, beneficiado por el alejamiento de las Mesas del sector electoralmente más
robusto. Así es como el PSUV, incluso ya sin aliados, con votación mínima cautiva y, sus conocidas artimañas facilitadas por la falta de representación
opositora en los órganos electorales, puede mantenerse legalmente en el
ejercicio del poder.
Cada
sector opositor debe entender que el otro hace su planteamiento de buena
voluntad. El abstencionismo no es una filosofía teleológica para un sector de
venezolanos, sino que sienten frustración por realizar infinidad de marchas y haber
recurrido a muchos actos electorales, sin ver un resultado práctico a pesar del
deterioro humano y urbanístico que día a día nos agobia.
Pero
tampoco podemos culpar al voto infructuoso de todos los males. El sufragio por
Chávez en 1998 y el aprobatorio de la Constituyente en 1999, fue legítimo.
Muchos vieron una forma de armonizar al país y controlar a una sociedad que se
desbocaba. Podemos recordar como testimonial, la intervención del ex presidente
Rafael Caldera en el Congreso Nacional, cuando recalcó que no podía exigirse el
desgarramiento de vestiduras a un pueblo hambriento, atrapado por el morbo de
la corrupción. Esos males sólo podía atribuirse, en ese momento, a los
gobiernos de la República Civil.
En
el año 2000 estaba cantado antes del acto electoral que Hugo Chávez tenía la
mayoría, además se recurrió a un hombre como Arias Cárdenas que era de su mismo
grupo de golpistas por lo que no fue atracción para la oposición. En el
movimiento del 2002, el Presidente seguía teniendo preferencia popular, sólo
que muchos se encandilaron con la manifestación desbordante que lo repudió en
abril, pero eran muchos más los venezolanos silentes que lo respaldaban. Igual
que en el 2006, a pesar del esfuerzo del candidato esta vez sí opositor, Manuel
Rosales, quien sufrió entre otros fenómenos, secuelas de la abstención en las
parlamentarias del 2005.
Cómo
podían imaginar nuestros dirigentes opositores que después de pregonar la
abstención un año, al siguiente podían pedir que fuéramos a votar aun cuando
fueran Poderes distintos. Ya estaba en el ambiente político que estábamos
frente al sistema socialista de un solo gobierno.
Ciertamente
han existido procesos controlados irregularmente por el Poder Electoral y los
órganos jurisdiccionales competentes, pero el tema no lo resolvemos como el
avestruz escondiendo la cabeza, sino presentándonos en la lucha legal para
poder documentar y demostrar, las
triquiñuelas que permite el poder absoluto que no podemos olvidar, no es
omnímodo. Dios proteja a Venezuela!
02/02/2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario