Jesús A. Jiménez
Peraza.
@jesusajimenezp
En
los dos últimos artículos hemos analizado los Poderes Ejecutivo y Judicial, hoy
lo haremos con el Legislativo. El sistema democrático es uno, por tanto no
podemos afirmar que alguno de los elementos que lo integran es más importante
que otros. Sin las leyes que hace el Parlamento, el Judicial no tendría insumos
para aplicar en el ejercicio de sus funciones, ni el gobierno pautas que lo
rijan. Sólo las dictaduras, las autocracias pudieran cerrar, sin
consecuencias, las puertas de la casa
que hace las leyes.
El
Congreso Nacional, como se llamó el más alto organismo legislativo durante el
lapso transcurrido entre la dictadura formal y el socialismo, estaba integrado
por dos Cámaras: Senadores y Diputados, casi todas las funciones le
correspondían en forma conjunta, aunque no necesariamente contemporáneas. La
sanción de proyectos de leyes, por ejemplo, se podía iniciar en cualquiera de
ellas pero requería de por lo menos dos discusiones en cada una de las Cámaras,
en días diferentes. El nombramiento del Contralor y el Fiscal General de la
República correspondía hacerlo en sesión conjunta.
Pero
también tenían funciones privativas. Las leyes aprobatorias de tratados
internacionales debían iniciarse en el Senado. También éste aprobaba ascensos
militares a partir del grado de coronel o su equivalente en la armada;
autorizaba la enajenación de bienes inmuebles del dominio privado de la Nación;
el nombramiento del Procurador General de la República y otros. Diputados
iniciaba la discusión de las leyes de Presupuesto y tributarias, al igual que ejercía
la atribución de censurar a los ministros.
Todos
los legisladores se elegían el mismo día y forma. La Cámara del Senado se
componía con dos Senadores por Estado, más los correspondientes a la
representación proporcional de minorías y por los ex presidentes de la
República. El número de Diputados dependía de la base poblacional e igualmente
con la minoría proporcional conforme a la ley.
La
discusión sobre la conformación unicameral o de los dos cuerpos para integrar
el Congreso Nacional, estuvo presente en la discusión tanto por la Comisión de
Reforma Constitucional de 1961, como en la Plenaria. Según los Comentarios del
Dr. Mariano Arcaya, el tema principal era la necesidad de dar celeridad o no en
la formación de las leyes, asunto que se solucionó con la posibilidad de
decretar la urgencia para su aprobación. En menor grado algunos congresistas
planteaban que la Cámara de Senadores
podía representar “sectores oligárquicos”.
Quizás el elemento prioritario a considerar, fue el de la igualdad que
representaba para las regiones, lo que
de fondo constituye un
resabio de nuestro sistema federal, que
había sido una constante en todas las Constituciones desde 1811.
La
CN1999 impone la conformación unicameral y cambia el nombre del órgano, en lo
sucesivo Asamblea Nacional, compuesta por diputados electos en cada entidad
federal con votación directa, secreta, personalizada y con representación
proporcional del uno coma uno por ciento
de la población total del país. Cada entidad federal debe elegir además, tres
diputados.
Sentencia
de Sala Constitucional del 05 de junio del 2020 (Exp 20-215) desaplicó algunos
artículos de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, confiriendo competencia
al Consejo Nacional Electoral, para tomar decisiones, entre ellas sobre
el cociente nacional electoral y la conformación de la circunscripción
indígena, hecho que junto a la desconfianza popular generada por los proponentes de la
acción que activó el procedimiento para la obtención de la sentencia, produjo
gran escepticismo que se tradujo en marcado ausentismo electoral el pasado 6 de
diciembre. En nuestro criterio todas estas acciones y procedimientos, deberían
por el contrario, estimular la participación ciudadana como única forma de
control.
Lo
cierto es que la Asamblea Nacional no ha cumplido, por hechos propios o
impuestos, con sus funciones constitucionales. No tiene ninguna excusa que el
cuerpo 2006 – 2011, a pesar de estar constituido por una mayoría calificada
oficialista, producto de la abstención generalizada de la oposición, haya
habilitado al Presidente de la República para legislar. Entre otras razones no
existía ninguna urgencia, tanto es así que hasta finales del período el jefe
del Estado no promulgó la batería de leyes socialistas, para lo cual gozaba el
cuerpo de la mayoría necesaria.
Durante
el período 2011 – 2016, no tuvo la Asamblea ninguna actuación realmente
importante en cuanto a la aprobación de leyes ni control sobre los Poderes
Públicos. Es de resaltar que destituyó, en forma absolutamente ilegal a una
diputada y cerró con un procedimiento irrito, sin cumplir lapsos y condiciones
para designar a algunos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y sus
respectivos suplentes. Posteriormente salió a la luz que el Poder Ciudadano,
cuya opinión es fundamental en esta decisión, aun cuando habían realizado
algunas reuniones al respecto, no firmaron el acta, lo que en Derecho
Público equivale a su inexistencia.
La
legislatura del 2016 – 2021, igualmente tiene varias máculas en sus actuaciones.
Aunque ciertamente su trabajo fue totalmente neutralizado por la fuerza de los
Poderes Ejecutivo y Judicial, este último, con decisiones constantes de las
Salas Electoral y la Constitucional, que innovaron el procedimiento para
regular el principio de la inmunidad parlamentaria y para el ejercicio de la
potestad de control, debieron fundarse en la fuerza que les daba haber sido
electos por mayoría abrumadora en el 2015.
Pero
los mismos diputados antes de la instalación el 05 de enero del 2016 se encargaron
de atomizar esa fuerza. Abandonaron la organización única que sirvió de
vehículo para su elección y se distribuyeron los cargos directivos hasta
con cinco años de anticipación, agrupándose en partidos que no habían
participado en el proceso electoral. Esa conducta no fue entendida y lo que no
se entiende no se respalda, sólo los fanáticos lo hacen.
La actual directiva 2021- 2026, está iniciando sus funciones pero ya se nota el rumbo, como satélite del Poder Ejecutivo. El Segundo Vicepresidente tuvo la osadía de manifestar en programa de televisión que su cargo lo debe al visto bueno del jefe de Estado y Gobierno. Dios bendiga a Venezuela!
07/03/2021.
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