Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
La frase del título no es mía, de allí las
comillas. La escuché por primera vez del Dr. Daniel Scott Cuervo, quien
designado como Ministro de Agricultura en 1971, dijo a los agricultores y
ganaderos que hablaba su mismo idioma y sentía que eran arrieros del mismo camino,
para darles a entender que estaba al tanto de sus problemas contra los cuales
había que bregar juntos, que conocía el oficio del agro productor y formaba parte
de la familia.
La expresión viene a mi memoria porque el coronavirus
SARS-COV2, productora del Covid-19, ha ocasionado una pandemia declarada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) que por sus efectos específicos en
Venezuela, ya ha debido producir una relación especial entre el gobierno
nacional y la oposición y de los diversos factores que conforman esta última
entre sí, que sirva de paradigma a todos. El enemigo es uno solo, de manera que
las estrategias deberían ser acordadas conformando un solo frente. Sin embargo,
parece que privan intereses subalternos que nos llevan por caminos diferentes,
sin importar las gravísimas consecuencias.
Calzado con la firma de Enrique Fermín y
Miguel Parra Giménez, de la Dirección Nacional de Unión y Progreso, corrió por
las redes sociales un comunicado que pensé iba a ser reproducido y acogido, al
menos sometido a discusión por todas las agrupaciones civiles, de orden
político u otros legítimos, porque además del análisis histórico y diagnóstico
integral del problema concluye con una serie de recomendaciones válidas.
Me atrevería a agregar solamente, la
posibilidad que se solicite conferir autorización a empresas con suficiente y
comprobada experticia en el ramo de laboratorios, nacionales y extranjeros, para
importar las diferentes vacunas de las cuales consigan disponibilidad,
aprobadas por las autoridades de la OMS y destinadas a cumplir con el servicio
de vacunación en forma onerosa, sin que ello obstaculice en forma alguna la
colectiva gratuita. La propuesta de Unión y Progreso, en este sentido, se refiere a permitir a las empresas
particulares importar insumos para la vacunación de su personal y familiares de
las mismas, pero es un hecho que existe una inmensa franja de trabajadores
independientes en el país, que pueden soportar los costos y de paso aminorar la
inversión pública, en beneficio indirecto de los más necesitados.
El derecho a la salud tenemos que verlo en
panorama ampliado porque forma parte de una garantía prioritaria que es el de
la vida (artículo 83 CN1999). En contra cara impone el deber ciudadano, no sólo
del Estado, de participar activamente en su promoción y defensa, aunque siempre
bajo la rectoría de las instituciones públicas. El artículo 84 constitucional atribuye
a la comunidad organizada la obligación de participar en la toma de decisiones
en relación a la salud.
Creo que alguien debería liderar la
conformación de un frente, integrado por diferentes instituciones privadas, que
llamen públicamente al gobierno para que junto se determinen las medidas a
tomar en forma urgente, porque el enemigo común está jugando muy fuerte y ataca
sin importarle en lo más mínimo el color de la bandera de la víctima, para
multiplicar sus cepas.
Fedecámaras planteó un esquema de vacunación,
pero al hacerlo separadamente de la sociedad civil, le restó fuerza ante un
gobierno que no cede espacios para el ejercicio del poder. Creo que tendría que
conformarse una organización más grande, más heterogénea soportada sobre las bases que confiere la
Constitución Nacional, como antes referí.
Así como a estas alturas no tiene importancia
recordar el origen chino del virus, tampoco tiene sentido culpar a Brasil y
Colombia por su multiplicación. Esta última por cierto, debido a los puntos
fronterizos vivos con nuestro país y la gran cantidad de familias mixtas,
colombo – venezolanas, tendríamos que considerar que también es arriero de
nuestro mismo camino, lo que no es posible en la práctica puesto ambos
Presidentes permanecen a diario buscando epítetos para ver quien ofende más,
mientras sus administrados sufrimos las consecuencias.
Entiendo que el confinamiento es una medida
necesaria pero no posible cuando se ordena en forma tan genérica. Las
consecuencias de este tipo de políticas se aprecian con el peligroso desacato a la orden
gubernamental, impulsado en el hecho que las despensas y las arcas de la
inmensa mayoría de los hogares venezolanos, están vacías y sus integrantes deben
salir a procurarse la subsistencia diaria. Contribuye al desaliento que se haya
hablado en distintas oportunidades y desde los más altos niveles del gobierno
nacional, de diferentes planes incumplidos de vacunación masiva lo que sólo ha
servido para demostrar la descoordinación.
Las medidas económicas para paliar las
consecuencias producidas por la pandemia que acaban de ser dictadas, no tienen
ninguna trascendencia porque nada resuelven y tampoco goza el gobierno del respaldo suficiente, en las bases populares, como para
que las mismas se acaten con esperanzas de solución a un problema que
claramente lo rebasa.
Ha de ser reformulada la integración de la
Comisión Presidencial y presidida por un
experto en la materia. Es cierto que el actual órgano colegiado está integrado
por diferentes conocedores del tema salud, pero como es lógico cuando existen
múltiples y diferentes criterios técnicos, políticos y logísticos, quien tome
la decisión final debe tener experiencia y vastos conocimientos propios que le permitan
la mejor decisión.
Por supuesto, no espero que sectores tan
poderosos, que se pretenden infalibles y ungidos por Dios, puedan oír algún
tipo de advertencia de un ser común y corriente, lo lamento mucho pero muy a mi
pesar transitamos el mismo camino lo que me confiere el derecho y la obligación
de opinar. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
08/04/2021.
Como es costumbre, te leo con interes. De tu analisis se desprende la responsabilidad nitida de los usurpadores con Maduro a la cabeza. Ellos sesgadamente manipulan cualquier solucion. La sociedad organizada para ellos no cuenta.¨´Estoy vacunado¨, vociferaba cinico, y sus complices armados voltean hacia otro lado. La tirania, afortunadamente, nunca ha sido eterna. Y los danos directos y colaterales, no prescriben. Los organismos internacionales abultan el ignominioso expediente y por alli se acivara la solucion. Nosotros, naturalmente, incluido tu, seguimos en la lucha! Un abrazo !
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