Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
En los
días previos a las recientes elecciones en Brasil, las encuestas se inclinaban
a favor de Lula. Finalmente, los dos principales candidatos quedaron dentro del
margen técnico de error en primera vuelta, cualquiera podía haber ganado e
incluso superado el 50% evitando el ballotage.
Según
algunos analistas imparciales, a pesar que Brasil está entre las diez economías
más importantes del mundo, al menos 20.000.000 de personas viven por debajo de los
niveles críticos de pobreza y existe una enorme desigualdad en la distribución
del ingreso, lo que no ha podido ser superado a pesar de ingentes planes
sociales y ayudas directas a la infancia y los ancianos. Se cuestionó mucho durante el debate electoral
la mala calidad de los servicios públicos y la corrupción administrativa, tema
imputado por igual contra ambos candidatos.
A pesar
de los innumerables problemas, se generalizó la tendencia como tema de campaña,
de clasificar a Jair Bolsonaro (Partido Liberal) como ultraderechista y a Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los
Trabajadores) como socialista o de izquierda, hecho que electoralmente no
pareciera ser muy trascendente. Pero lo es. Cuando no se discuten las ideas económicas,
políticas o filosóficas que permitan ubicar la línea de acción de quien
pretenda dirigir el Estado, se abre paso al populismo. Como quiera que cada una
de las tesis para sustentar una política pública coherente tienen sus debilidades, los candidatos
prefieren omitir sacrificios, callar los ajustes necesarios para buscar mejores
y definitivos resultados a largo plazo, ofreciendo un Jardín del Edén lo que de
antemano saben que no es posible. Lo peor es que lo sabe el dirigente y lo
intuye el elector.
Sobre
este tema recuerdo que el actual Presidente de Colombia, para entonces el
senador Gustavo Petro publicó un twist, que le reprodujo el diario El Tiempo,
según el cual en su futuro gobierno la reforma tributaria se reduciría a subir la carga impositiva a “solo 4000 personas” , promesa que hoy
es imposible de cumplir y ya le está alterando el panorama.
Hace
algunos días, uno del medio centenar de pre candidatos opositores en Venezuela,
ofreció convertirse “en el eje
transversal para eliminar la reelección presidencial, reducir el período a
cinco años, volver al congreso bicameral y reducir las potestades del
Presidente de la República, quien hoy es como un monarca”. El planteamiento
es populismo porque bien sabe que aunque la oferta gusta a la gente en general,
requiere de una reforma constitucional y
no es tiempo apropiado para entrar en esa aventura. El próximo Presidente tiene
que gobernar durante mucho tiempo con la CN1999. Lo que debe ofrecer,
resultando una perogrullada, es precisamente gobernar como ella ordena.
Es
necesario que el común de la gente entienda que existen dos sistemas políticos:
el liberalismo y el socialismo, que según recordada sentencia de Fidel Castro
es el mismo comunismo. Existen, además, dos doctrinas que por su importancia también se
consideran sistemas sociales: el socialcristianismo y la tercera vía. Sus
lineamientos generales deben marcar la línea de acción de los postulados.
En el
liberalismo el hombre es el receptáculo principal de las libertades
individuales, precisamente porque el
planteamiento nació como contrapartida
de la monarquía, donde el poder se concentraba en el rey. El Estado deja hacer, dejar pasar, y sirve como
regulador de la libertad individual para evitar excesos. El capitalismo, tentáculo económico del liberalismo tiene que
ser regulado, para que no se convierta en “salvaje”
depredando el ambiente y de alguna manera debe restringirse la libertad
absoluta del mercado, para impedir la explotación del hombre más débil como bien predicaba el más grande líder
del siglo XX, Juan Pablo II, temas igualmente analizados por SS Francisco, en
sus famosas encíclicas Laudato Si y Fratelli Tutti.
El
comunismo se funda en la economía y factores de producción planificados y
enteramente controlados por el Estado. Es un modelo contrario a la libertad
individual del hombre; que elimina la propiedad privada y donde prevalece la social
y comunitaria. No debemos olvidar que en la frustrada reforma constitucional
del 2007, como propuesta del presidente Chávez se planteó el concepto de
propiedad privada únicamente sobre bienes de uso, consumo (lo que restringe el derecho) y “medios de
producción legítimamente adquiridos”, con lo cual pretendía valerse en provecho
del Estado, de las deficiencias
registrales.
No es
verdad que el comunismo haya sido abolido con la disolución de la URSS y la
caída del Muro de Berlín. Ya vemos como Wladimir Putín quiere restaurar esa
sociedad de naciones comunistas, a la fuerza como en Ucrania o mediante intervención política y económica,
siendo ejemplo de ello algunos países latinoamericanos.
La
Tercera Vía surge precisamente para morigerar las debilidades de los dos
sistemas políticos bajo comentario. El Estado y su poder deben ser reducidos
sin considerarlo como enemigo ni como solución a la problemática del ser
humano; el hombre debe asimilar los
cambios y la evolución de la humanidad. Así lo refirió uno de los ideólogos fundamentales de esta doctrina, el
sociólogo inglés Anthony Giddens y aplicó
un político que le dio mucho renombre, también británico, el primer ministro Tony Blair (1997 al 2007),
quien la definió como forma híbrida de gobierno
económico, que combina algunos elementos de
libre mercado con otros de una economía controlada. La Tercera Vía es
esencialmente una filosofía centrista, que encuentra un punto medio entre el
capitalismo y el socialismo.
El
socialcristianismo, se funda en la doctrina de la Iglesia Católica, el bien común, la
justicia social, en los derechos naturales del hombre, surgidos con la
Creación. Deben destacarse como fuentes de esta doctrina la encíclica Rerum
Novarum del Papa León XIII, de 1891 y la Centésimus anni de SS Juan Pablo II,
dictada precisamente para la conmemoración del centenario de la primera.
Es
fundamental que exijamos definición, en sus potenciales gobiernos a quienes
pretendan dirigir al país. Ya basta de improvisaciones. Requerimos de líderes
formados y con experiencia. Dios bendiga a Venezuela!
05/10/2022.
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